Agua Dulce, Ver.- El 6 de agosto de 2014 una llamada anónima reveló a la Policí­a Municipal de un nuevo hallazgo dentro del territorio de Agua Dulce. El caso, archivado en la investigación ministerial AGUA/250/2014, representó el número cinco (hasta esa fecha) en relación a exhumaciones clandestinas y hallazgo de cadáveres, en el año más convulsivo en la historia de ese municipio.

De acuerdo con las noticias generadas por el suceso, en un predio ubicado a la altura del kilómetro 6 de la carretera Agua Dulce”“Tonalá se encontraron restos óseos en una fosa clandestina.

El descubrimiento se hizo alrededor de las 14:00 horas y al lugar arribaron unidades de la Policí­a Municipal, Policí­a Estatal, Policí­a Ministerial y peritos de la Fiscalí­a General del Estado (FGE). En ese entonces todaví­a existí­a un Ministerio Público en Agua Dulce y el titular era Alejandrino Arroyo Martí­nez.

A 400 metros del camino, dentro de una fosa de casi 50 centí­metros de profundidad, se exhumaron restos humanos de un cadáver en avanzado estado de descomposición, del cual apenas quedaban algunas áreas con piel, como las manos, mientras que el resto ya se habí­a desintegrado, dejando sólo huesos, un cráneo y ropa; de acuerdo a esas caracterí­stica, se estimó que era de un hombre de edad mediana.

Las prendas que se ubicaron en el lugar fueron una camiseta blanca con franjas negras a la altura del hombro y con posibles rastros de sangre a la altura del pecho; un bóxer color negro o gris oscuro con franjas azules y rojas y que decí­a “Lacoste”; y una calceta blanca con franjas azules y rojas que tení­an un dibujo de un balón de fútbol.

El levantamiento de los restos se hizo en total hermetismo y estos fueron trasladados al Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Coatzacoalcos, pero más tarde fueron regresados a Agua Dulce, en donde permanecieron por dos años.

Inhumación

El sábado 14 de agosto de 2016, cerca de las 14:00 horas, personal de la Fiscalí­a General del Estado llegó en secrecí­a al panteón del ejido Gavilán Norte “El Muelle”, al noroeste del municipio, resguardados por una patrulla de la Policí­a Municipal.

En el oficio 76/2016, sellado como “agencia del ministerio público investigador” de Agua Dulce ””a pesar de que desde noviembre de 2015 ya no existe tal figura en el municipio”” se le solicitó al Registro Civil de la ciudad extender un acta de defunción del “cadáver no identificado” con el registro 001.

A pesar de que los restos estuvieron por dos años bajo resguardo de la FGE y de que al instante de su hallazgo fue enviado para que se le realizaran pruebas forenses, la Fiscalí­a no pudo determinar la fecha aproximada de la muerte, que de acuerdo al estado encontrado se estimó entre dos y tres meses antes del descubrimiento; la causa del deceso fue un traumatismo craneoencefálico.

Aunque Dorca Delfí­n Solí­s, fiscal del ministerio público investigador encargada del rezago de Las Choapas y Agua Dulce, fue quien solicitó la inhumación, el caso corresponde al perí­odo de titularidad de Alejandrino Arroyo Martí­nez, quien estuvo en el cargo desde el 14 de julio de 2014 hasta el 27 de enero de 2015, es decir, que en 6 meses el fiscal nunca ordenó que se enviara a la fosa común y el caso quedó en el olvido.

Puesto que el sábado no habí­a trabajadores municipales ni del ejido en el panteón de Gavilán Norte, el personal de la Fiscalí­a trabajó casi sin ser descubiertos, pues además del camposanto se encuentra en la esquina más recóndita de la zona, con apenas cuatro casas ubicadas a más de 200 metros.

Sin embargo, apenas tres dí­as más tarde, Gonzalo Santos, voluntario trabajador del panteón, encontró el área que, de acuerdo a su experiencia, recientemente fue removida y en la que se habrí­an sepultado la osamenta sin identificar, sin una cruz o alguna placa que indicara que en el lugar descansaban los restos de un hombre.

“El viernes no estaba así­” corroboró el entrevistado. Gonzalo Santos también explicó que no existe un área oficial para fosas comunes en dicho panteón, por lo que prácticamente se utiliza una zona junto a un pantano para dejar los cuerpos de las personas a quienes no se les pudo encontrar un nombre, una identidad, una vida.

El año más negro

El 2014 ha sido registrado el año más violento de Agua Dulce, en su historia moderna. En total se denunciaron 8 desapariciones forzadas, 7 fosas clandestinas o hallazgos con un total de 10 ví­ctimas, además de 2 homicidios dolosos.

De ese perí­odo, el mes más ”˜negro”™ fue agosto. El 6 de agosto ocurrió el descubrimiento de los restos que, según la Fiscalí­a, nunca fueron investigados y se enviaron a la fosa común dos años más tarde.

Sin embargo, los casos que atrajeron los reflectores nacionales hacia el pequeño municipio sureño de Veracruz sucedieron el 25 y 26 de agosto, de acuerdo con las investigaciones ministeriales con folios 276/2014 y 278/2014.

El dí­a 25, una llamada anónima alertó a la Policí­a Estatal de una serie de fosas clandestinas en un paraje ubicado en un camino vecinal angosto y de terracerí­a, a 1 kilómetro de la carretera Agua Dulce”“Tonalá, sobre el kilómetro 6, muy cerca de donde se encontró previamente la osamenta.

En esta ocasión, el cuerpo exhumado sí­ fue identificado y resultó ser Santiago Gómez Ortiz, alias “el borrega”, taxista de Las Choapas, que habí­a desaparecido el 15 de agosto en el vecino municipio.

El 26 de agosto se encontraron, en el mismo lugar del dí­a anterior, los cuerpos de Amando ílvarez Clemente, alias “el dulcero”, 46 años, y William Córdova Iglesias, de 24 años, este último, desaparecido desde el 14 abril cuando conducí­a el taxi 437; ambos eran de Las Choapas.

Pocas horas más tarde de estos hechos, el entonces procurador de justicia de Veracruz (actual fiscal general), Luis íngel Bravo Contreras, negó el descubrimiento de las fosas clandestinas y calificó las noticias como “rumores”, a pesar de que dos familias de Las Choapas identificaron los cuerpos.

De acuerdo con una cita retomada de La Jornada, del 28 de agosto del 2014, Bravo Contreras señaló: “No tengo absolutamente ningún dato, muchas veces la rumorologí­a genera cuasi verdades, lo cierto es que no, inmediatamente mandé a indagar pero no tengo ningún referente”.

Dí­as más tarde todos los elementos de la delegación XII de la Policí­a Estatal fueron cambiados, desde los policí­as hasta las cocineras, mientras que desde entonces el personal de la Policí­a Ministerial tuvo la orden de actuar con hermetismo y negar cualquier hallazgo o fosa que se presentara en Agua Dulce, así­ como de no proporcionar datos a la prensa.

Casos abiertos

La tardí­a inhumación de restos que permanecieron dos años, primero en una bolsa negra de plástico y luego en una caja, reveló los vicios en los que incurrió el Ministerio Público de Agua Dulce durante el año más brutal en la ciudad.

El caso permaneció ”˜congelado”™ a pesar de que, antes del hallazgo, se habí­an reportado cinco casos de desapariciones forzadas tan sólo de enero a julio del 2014. A la fecha, ninguno ha sido encontrado.

Familiares y madres de las ví­ctimas han revelado que aún tienen la esperanza de saber de sus hijos, “aunque sea muertos”, para poder darles un entierro digno y tener “una tumba a la cual llorar”. Sin embargo, a más de dos años de sus desapariciones, ya no les hablan para identificar restos que podrí­an ser los de sus seres queridos, simplemente quedaron en el olvido y sus declaraciones, sus fotos y sus nombres, archivados en una oficina de rezago en Las Choapas.

De esa forma, todo lo que pasó en el 2014 y 2015 se volvió, por ”˜arte de magia”™, una pila de archivos, un “borrón y cuenta nueva”, como si la desaparición de la agencia del Ministerio Público en Agua Dulce también se llevara consigo todo lo sucedido en el último rincón de Veracruz.