Cositas sencillas de la vida que son un poema
•Cada amanecer es un nuevo comienzo y en que se inicia de cero
•Pero, como afirmaba Jorge Luis Borges, lo importante “es disfrutar cada momento” con el acelerador a mil por hora, pues el día siguiente siempre constituye una encrucijada
Hay cositas en la vida que en sí mismas son un poema. Incluso, un poema bellísimo en el que las palabras sobran.
Por ejemplo, Marilyn Monroe nadando desnuda, con una botella de champagne enfriando a un lado, en la alberca de la Casa Blanca, esperando a que el presidente John F. Kennedy se desocupara de los problemas del mundo.
Jorge Luis Borges, riendo a carcajadas con un amigo vidente, Gonzalo Torrente, que le cantaba tangos.
El cronopio Julio Cortázar, altísimo de estatura, encuclillado en su depa en París, espiando a su gato que a su vez estaba entretenido con una avispa zumbando.
Una madre dando de mamar a su hijo recién nacido, arrullado en sus brazos y en un sillón tlacoltapeño.
Una pareja de ancianos bailando danzón en el zócalo jarocho el sábado en la noche, mientras uno al otro se miran en silencio con el deseo por delante.
Unos clarines en su jaula casera brincando de un columpio a otro, mientras recién bañados en su tinita se coquetean.
La primera vez que un niño dice “mamá” y da sus primeros pasitos.
La mirada tierna de Gabriel García Márquez cuando ya andaba con el Alzheimer.
Ernest Hemingway navegando en el Golfo de México, frente a Cuba, con uno de los 50 gatos que tenía en la finca “El vigía”, durmiendo sobre su pecho, sin ronronear.
Eva convenciendo al padre Adán de comer la manzana del paraíso para ser como Dios.
Una pareja de jóvenes de secundaria dudando en abrir el sobre con el análisis médico del embarazo.
Mónica Lewinsky guardando aquel vestido rojo que le salpicó Bill Clinton en la Casa Blanca.
Una mujer haciendo el amor con otra mujer en una madrugada lloviendo con relámpagos.
El primer día de clases del niño entrando al kínder.
Silvia Pinal, la musa de Luis Buñuel cuando estaba casada con Gustavo Alatriste, posando para Diego Rivera.
Frida Kahlo besándose con Lupe Marín, la ex mujer de Diego Rivera.
Javier Duarte diciendo que es un gobernador transparente y “me siento a todo dar”.
DISFRUTAR CADA MOMENTO
El primer beso.
Una gaviota aleteando solitaria en el cielo azul sobre la bahía, sin nubes, el mar apacible, sin penas ni preocupaciones.
Un topo arando en el subsuelo y sacando la cabeza al ras del piso de vez en vez para mirar cómo anda el mundo.
Una madre bendiciendo al hijo que se va de migrante.
Una pareja de ancianos besándose a los 80, 90 años.
Una serenata a la luz de la luna pidiendo perdón y de pronto, zas, sentir un cubetazo con agua fría.
La novia amada besándose con el amigo sólo porque son compañeros en el salón de clases.
El patrón diciendo “estás despedido”.
Kim Bassinger bailando streap-tease en “9 semanas y media”.
Salma Hayek haciendo un streap-tease con una víbora rodeando su cuello.
Ana de la Reguera desnuda en Capadocia.
Silvia Krystel en “Emmanuelle” haciendo el sexo con un desconocido.
María Félix caminando en París, deteniendo el tráfico por su belleza y altivez.
“El chavo del Ocho” con su cara de inocente.
La noche carcomiendo la luz del día.
El sapo lleno de envidia por la luciérnaga que vuela.
Una chica de 20 años tocando el piano.
Un plantón de viejitos reclamando el pago puntual de su pensión.
La madre indígena cargando el hijo en la espalda metido en un rebozo extendiendo la mano para una limosna en el crucero.
Un migrante ofreciendo una cruz de palma a cambio de unos centavitos.
El Papa Francisco tomando cafecito con las monjas trabajadoras domésticas en la cocina del Vaticano.
El sacerdote José Alejandro Solalinde diciendo a un Zeta, frente a frente: “¡Aquí estoy, mátame!”.
El arzobispo Hipólito Reyes Larios beatificando a Javier Duarte.
PAQUITA LA DEL BARRIO LLORANDO POR ALTO LUCERO
La página en blanco de un escritor.
Un niño leyendo “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway.
Richard Gere en “Mujer bonita” con Julia Roberts y Robert Redford en “Propuesta indecorosa” con Demi Moore.
La crónica “La carrera de Buenaventura” de Francisco Ortiz Pinchetti.
Las sinfonías de Juan Sebastián Bach.
Agustín Lara escribiendo “María Bonita” mecida por las olas en la hamaca amarrada de dos palmeras en Acapulco.
Paquita la del barrio llorando por la masacre en Alto Lucero.
Un presbítero oficiando misa por el descanso de los desaparecidos en Veracruz.
Flavino Ríos Alvarado diciendo que “yo ordené golpear a los viejitos pensionados”.
En resumidas cuentas, despertar cada día con vida es un poema bello, bellísimo, y como decía Jorge Luis Borges, lo único importante “es disfrutar este momento”, pues mañana, nadie sabe si habrá un nuevo despertar.
Claro, como decía Gatsby, el personaje de William Faulkner, lo importante es despertar al lado de la persona amada.
Y amarse con frenesí como si fueran las tres y cuarto de la mañana, la hora perfecta, idónea, para el estremecimiento de los cuerpos desnudos, mientras la lluvia cae y en el tejado los gatos gimen y se lamen.
Finalmente, sólo queda repetir a Violeta Parra con aquello de “¡gracias a la vida… que me ha dado tanto!”… por la gran oportunidad de amanecer cada día. (lvr)