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A Mil por Hora
Viernes 26 agosto, 2016

“Mi hijo fue masajeado y tiroteado”

•Daniel Viveros Mota tení­a 22 años y cinco dí­as de trabajar en una queserí­a en Alto Lucero. Y los malandros le dieron el tiro de gracia
•En plenos rosarios, velando los ocho cadáveres de la masacre habí­a versiones de que los malosos regresarí­an para ajustar cuentas
•El 90 por ciento del pueblo vive de hacer quesos y varios de los muertos trabajaban en las queserí­as
•Una viuda quiere huir con su hija de 3 años, pero no hay dinero para migrar

ALTO LUCERO, VERACRUZ.- “Daniel llevaba cinco dí­as de haber entrado a la queserí­a de El Embarcadero, dizque para ganar un poquito mejor.

Miguel íngel León Carmona

  • Daniel Viveros Mota, una de las ocho víctimas de Alto Lucero

  • Daniel. Tiro de gracia

A las 11 de la noche nos dijeron que fuéramos a desengañarnos, porque habí­an aparecido ocho cuerpos en el rancho Brazo Fuerte. Y pues sí­ era él, tení­a un tiro en la frente y su cuerpo estaba masajeado”.

Se trata de Daniel Viveros Mota, una de las ocho ví­ctimas de la barredora en Alto Lucero, Veracruz, del pasado 19 de agosto de 2016. Un joven de 22 años, que en su necesidad por llevar más pesos a la casa, aceptó ingresar a la industria quesera. Cinco dí­as duró su contrato; la paga de la primera semana y su vida, se largaron con un tiro de gracia.

El cuerpo del muchacho, oriundo de la comunidad El viejón viejo, Alto lucero, Veracruz, hoy descansa en el panteón de La Luz. Allí­, pareciera terminó el compromiso de Javier Duarte con las ví­ctimas de la costa veracruzana.

Mientras tanto, el sustento para la viuda de Daniel Viveros y una pequeña de tres años se vislumbra incierto, desolado. “Ya no saben si quedarse es seguro; en pleno rosario llegaban los rumores de que los malos iban a regresar y todos corrí­amos a escondernos. Hay temor pero nomás no hay dinero para salir del pueblo”.

Palabras de un hombre entrado en la vejez, quien advierte no pertenecer a la familia, pero que crió a Daniel “El Boli”, desde pequeño, cuando su madre decidió encargarlos con los abuelos. “Ni hablar, es uno menos que ya no viene a vernos. Se siente feo, pero uno como mayor trata de estar tranquilo”.

De acuerdo con la recreación de los hechos por lugareños, a falta de informes de la Fiscalí­a General del Estado, tras 166 horas de los hechos trágicos, Daniel Viveros perdió la vida junto a su compañero de oficio, José Edi, de 48 años. Su error, quizá, intentar proteger a Claudia Montero Zavaleta de un inminente plagio.

El entrevistado, luego de practicar una reverencia frente a la foto del joven finado, comienza a compartir sus recuerdos. Sin embargo, advierte que no hay mucho, “era un chamaco sin vicios que se querí­a comer la vida como todos. Su prioridad siempre fue su familia, eso es lo que nos preocupa”.

EL QUESERO QUE TRABAJÓ GRATIS PARA SU MUERTE

Daniel Viveros Mota, alias “El Boli”, sobrenombre que heredó de su señor padre. Casado y con una responsabilidad saltarina de tres años. Fue contratado, de palabra, como chofer de la queserí­a Mis Viveros el pasado domingo 14 de agosto. Encargado de transportar el producto lácteo desde la comunidad de Palma de abajo hasta El Embarcadero. Siete dí­as de labor, con jornadas de 12 horas a cambio de mil 200 pesos; pago que jamás llegó.

Un muchacho que “trabajaba de lo que le cayera, porque no tení­a chamba segura. A veces de ayudante de albañil”. Tres semanas probó suerte en el puerto de Veracruz pegando rótulos para la empresa panadera BIMBO, sin embargo, no pudo acostumbrarse a la soledad; lejos de sus dos amores.

Fue que una oferta de trabajo en El Embarcadero llegó como caí­da del cielo; más tentadora porque estarí­a de nuevo cerca de su esposa y de su hija que por la paga semanal. Fue como Daniel volvió a su Alto lucero, Veracruz, a desenvolverse como el 90 % de los habitantes, en la queserí­a.

Un muchacho pací­fico, que a tirabuzones terminó la secundaria, pero que en sus planes estaba concluir los estudios medios superiores, de una u otra forma habrí­a de darles a los suyos una vida mejor, comparte el entrevistado, esposo de su abuela materna.

Daniel probó suerte en su nuevo empleo y salió en punto de las siete horas del viernes 19 de agosto. Sin embargo, la adicción por asesinar de 30 hombres, presuntamente ligados al cartel de los Zetas, terminó con el sueño del Boli. “Su cuerpo lo miró su padre masajeado, (molido a golpes). Eran muchos hombres, nada se podí­a hacer”.

Así­ la historia de Daniel Viveros Mota, a quien usuarios de Facebook, lo despiden adjetivándolo como una persona de bien. “Q se quede la imagen de su sonrisa, de sus buenos momentos. Ahora están en presencia del señor y desde allá su Luz brillará, bastará con q cierren sus ojos para sentir su presencia”, se lee desde las redes sociales.

Su flota (grupo de amigos), despide al joven que gustaba compartir las cervezas los fines de semana y que de vez en cuando se “empedaba”, comparte el hombre que resguarda su fotografí­a junto a la imagen de la Virgen de Guadalupe. No obstante que en su perfil de Facebook, queda el registro de su devoción a San Judas Tadeo.

Así­ llega el final de la entrevista, con la mayor desilusión para el hombre de detrás del micrófono. “A cualquiera ya le puede pasar. Nomás de golpe llega esa gente y te matan. Apenas llegaba cinco dí­as de trabajo, ya ni siquiera pudo completar su semana, ya ni le pagaron”.


1 comentario(s)

Si papa que nunca les dio nada y nunca estubo con eyos yo les di y si los deje pero estube con eyos 26 Nov, 2018 - 15:01

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