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Crónicas
07 agosto, 2016

Exterminio en Veracruz: la noche sórdida de Javier Duarte

Las "limpias" de Arturo Bermúdez y Marcos Conde, exdelegado de Seguridad Pública
•Imputados del Cártel Jalisco Nueva Generación revelan alianza Policí­a Estatal-Crimen Organizado
•“Los Estuches”, policí­as estatales, nos llevaban a personas que ellos mismos levantaban y ya después eran ejecutados".
•“Becerros” o “paquetes”, así­ se referí­an al centenar de victimas que fueron ejecutadas en el narcorancho "El Limón".
•José Nabor Nava Holguí­n fue el jefe inmediato de Marcos Conde
“Los mismos policí­as temí­an a Marcos Conde”: anónimo
•Tení­a el poder de llamar helicópteros con armamento y simular escenas del crimen


“Al rancho El Limón llegaba a quien le apodaban Conde, acompañado de cinco o seis policí­as estatales que se trasladaban en patrullas de la SSP. Habí­a ocasiones que llegaban en...

Miguel íngel León Carmona

  • Arturo Bermúdez a quien Javier Duarte le permitió todo/Yerania Rolón

vehí­culos particulares. Nos llevaban a personas que ellos mismos levantaban, nos decí­an que eran “efectivos” y ya después eran ejecutados por “El Flaco”.

Lo anterior es un extracto de declaraciones de la Carpeta de Investigación 27/2016. Tres civiles detenidos por la Policí­a Federal, que a la hora de rendir su declaración ante la Fiscalí­a General de Estado se presentaron como integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Los señalamientos, apuntan hacia el exdelegado de la Policí­a Estatal Región VIII en Tierra Blanca, Veracruz; hoy recluido en el penal de Cosamaloapan por la desaparición forzada de los cinco jóvenes de Playa Vicente: José Bení­tez de la O, Bernardo Bení­tez Arróniz, Alfredo González Dí­az, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo.

Conde Hernández, predilecto de Arturo Bermúdez de entre los 22 delegados de la Secretarí­a de Seguridad Pública del Estado. En base en la versión de los imputados, no sólo tení­a pacto con el crimen organizado; en contubernio asesinaban extrajudicialmente y de manera sistematizado, con el escudo de la impunidad.

Bermúdez Zurita, en medio del escándalo a nivel internacional por las evidencias gráficas de cómo elementos de su corporativo privaron la libertad de los cinco jóvenes, aseguró no haber tenido la oportunidad de conocer de cerca a Marcos Conde, escudado en que habí­a dos cargos antes que él que serví­an de interlocutores.

El superior directo de Conde Hernández era en ese entonces José Nabor Nava Holguí­n, encargado de la Subsecretaria de Operaciones, brazo derecho de Bermúdez Zurita; hoy encargado de la seguridad en Veracruz, hasta el término del gobierno del priista, Javier Duarte de Ochoa, tras la renuncia de Arturo Bermúdez en dí­as pasados.

LOS ESTUCHES: VERDUGOS DEL CAPITíN TORMENTA

A siete meses de la desaparición forzada de los muchachos de Tierra Blanca, con 21 detenidos (ocho policí­as y trece civiles ligados al CJNG) se expone la versión de tres declarantes, de entre 19 y 25 años, quienes confirman la alianza con los “Estuches”, manera en que se referí­an a los estatales a la hora de ejecutar las llamadas limpias.

“El Kuini” (hoy preso) era el encargado del grupo. Él nos avisaba cuando í­bamos a tener visita de “Los estuches”, quienes llevaban a “Los becerros”, (manera cómo se refieren a las ví­ctimas). La estatal la lleva con el Cartel Jalisco Nuevo Generación, al que yo pertenezco”, asentado en la ampliación de denuncia de la Carpeta de Investigación 27/2016.

De acuerdo con el declarante número 2, “Los “becerros”, o también llamados “paquetes”, eran presuntos vendedores de droga, secuestradores, violadores, elementos contrarios; cientos cayeron, uno a uno, en el rancho El Limón, vinculado a Francisco Navarrete Serna, preso e investigado por ví­nculos con el crimen organizado.

Versión estremecedora para el imaginario y coincidente con los hallazgos de la Policí­a Federal y la Fiscalí­a General del Estado en el rancho El Limón, quienes sometieron a pruebas clí­nicas por lo menos 3,000 fragmentos óseos.

Se ignora, hasta la fecha, si alguno de los perfiles genéticos haya coincidido con las decenas de desaparecidos en la Cuenca del Papaloapan y la carretera federal Ciudad Alemán-Sayula, conocida como La Ruta de la Muerte, debido a la reincidencia delincuencial.

En tanto, el tercer detenido especifica en su declaración, “yo nunca conocí­ a quienes le hací­an de halcones, lo que sé es que con la Policí­a Estatal de Tierra Blanca no habí­a problema alguno, los llamábamos “Los Estuches”, para distinguir que se trataba de la Estatal, pues con los demás policí­as si habí­a que estar al pendiente”.

“EL PODER DEL COMANDANTE CONDE”

Aunado a la declaración de los tres civiles, se suma la historia de un testimonio anónimo, quien, asegura, la presencia de Marcos Conde poní­a a temblar a los mismos policí­as, debido a sus relaciones en la Secretarí­a de Seguridad Pública.

“Una vez, en el municipio de Isla, capturamos a una bandita de narcomenudistas, los chavos estaban desarmados y aun así­ se les dio fin a todos. Cuando llegó el Marcos Conde uno de los chamacos se comenzó a mover y a quejar. El comandante aterrorizó a todos: sacó su escuadra y le pegó el tiro de gracia. Nadie dijo nada”,

Lo peor vino después, cuenta el entrevistado: “Sacó su radio y dictó la orden; “¡Traigan un helicóptero y armas!”. El helicóptero llegó en un rato y sembramos el armamento a los muertitos.

“Cuando llegaron los de Servicios Periciales, policí­as ministeriales y personal del ministerio público, el comandante dijo que ya podí­an levantar todo. En los medios se publicó un fuego cruzado con victoria para la SSP”, sentencia la voz frotándose las manos.

Acciones, como la anterior, llevó a los presidentes de los municipios de Playa Vicente y Rodrí­guez, Abdón Márquez Márquez y Amanda Gasperí­n Bulbarela, respectivamente, a solicitar a Arturo Bermúdez Zurita el cambio del comandante Marcos Conde Hernández.

El mismo Rubén Pérez Hernández, uno de los ocho policí­as aprisionados, declara que el comandante Conde discutió con Abdón Márquez: “Le dijo al comandante que para poder entrar a Playa Vicente debí­a de pedir permiso. El delegado nos dijo que él iba a entrar al pueblo las veces que fueran necesarias. Que no tení­a por qué pedir permiso a nadie”.

Por su parte, el presidente de Playa Vicente acepta que nunca aprobó la manera de trabajar del entonces delegado del distrito de Rodrí­guez Clara. “Una vez golpeó a seis jóvenes; los desnudó, los rapó, les quitó las cejas y los vino a votar frente al palacio municipal”.

“Este señor colocaba retenes en el pueblo y detení­a a muchas personas de manera irregular. Yo mismo le dije a Bermúdez Zurita que lo removiera, pues trataba como delincuente a todo mundo”.

LA SIMILITUD ENTRE DECLARACIONES DE POLICíAS Y MALANDROS

Finalmente se expone parte de la declaración del octavo policí­a detenido, Rubén Pérez Hernández, donde un presunto exterminio en contubernio se narra y además coincide con las versiones de policí­as y miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación.

Ante las preguntas especiales que realizó el ministerio público, en la Ciudad de Xalapa, Rubén Pérez Hernández contestó ante la Fiscal novena, Verónica Zavaleta Garcí­a:

Que diga el declarante si sabe quién o quiénes participaron en la privación de las personas, José Bení­tez de la O, Bernardo Bení­tez Arróniz, Alfredo González Dí­az, Mario Arturo Orozco Sánchez y Susana Tapia Garibo?

Respuesta: Sí­. Todos; los siete escoltas de Marcos Conde.

Que diga el declarante si en algún momento Marcos Conde Hernández le pidió que participara en alguna desapreció forzada? Respuesta: Sí­. Sólo esta vez.

Fue en el dí­a 62 de la investigación, cuando Pérez Hernández declaró el presunto fin de los cinco jóvenes plagiados por policí­as subordinados de Arturo Bermúdez Zurita. La relatorí­a de un exterminio sistemático; ejecuciones extrajudiciales, practicadas en campos donde los derechos humanos no existieron.

ALIANZA ESTUCHES Y CJNG

Reyes Hermida fue claro y dictó la orden a Ruiz Tecalco: “Muévanse de ahí­ y pásense más adelante porque en la gasolinera hay cámaras de vigilancia”. Entonces avanzaron unos metros en caravana: adelante, el jetta color gris con los muchachos de Playa Vicente, seguidos de la unidad de policí­a y hasta atrás una camioneta color blanca de doble cabina.

Los dos primeros vehí­culos intercambiaron copilotos. Al joven José Bení­tez lo movieron a la patrulla y un elemento se cambió al Jetta color gris y dictó indicaciones a Mario Arturo Orozco Sánchez.

Avanzaron hasta una vulcanizadora a orilla de la carreta Tinaja - Ciudad Alemán. El convoy dobló a la derecha en una calle de terracerí­a. En un lugar solitario se detuvieron y trasladaron a la parte trasera de la unidad policial a los cinco jóvenes intervenidos.

“Recuerdo que uno de ellos llevaba barba de candado, todos tení­an el cabello corto y la muchacha era delgada, de cabello como gí¼ero. Dijeron que vení­an de una fiesta en Veracruz y que iban para su casa a Playa Vicente. A dos de ellos les colocaron esposas”, dicta el detenido.

Entonces, Reyes Hermida indicó a Otoniel Cruz y a Rubén Pérez que manejaran el vehí­culo de los jóvenes. Salieron nuevamente en caravana, pero ahora con rumbo a la comunidad de El Amate, al rancho de Mata Trapiche o El Limón, propiedad del presunto capo de Tierra Blanca Francisco Navarrete Serna.

“íbamos nuevamente por el Chedraui, donde detuvieron a los muchachos por primera vez, ahí­ me llamó Reyes Hermida a mi número celular 2292212523, y me dijo que lo esperáramos en el rancho Las Torres”.

“Avanzamos con rumbo a La Tinaja, entramos a una terracerí­a del lado derecho, pasando por una gasolinera. Llegamos hasta una curva y dimos vuelta en U, ahí­ nos paramos. En el Rancho Las Torres, donde nos habí­a indicado Reyes Hermida, la mano derecha de Marcos Conde.

Otoniel Cruz y Rubén Pérez esculcaron la cajuela del vehí­culo Jetta color gris, propiedad de Mario Arturo Orozco Sánchez. “Encontramos unas mochilas que tení­an ropa, perfumes y un reloj. También estaban unas rosas. Pero no encontramos nada malo”.

“Al poco rato llegó Reyes Hermida, pero él a bordo de una camioneta Mazda color gris CX7. Me dijo que me fuera con él y a Otoniel le dijo que se fuera a Paso del Toro por la libre, que allá lo encontrábamos”.

El vehí­culo Mazda avanzó hacia la entrada conocida como La Campesina, entrando por un camino de terracerí­a hasta unos cañales, donde un elemento policial, sin especificar el declarante, les indicaba el lugar exacto donde se encontraba la patrulla con los jóvenes detenidos.

“La unidad estaba metida entre cañales. Tení­an acostados en el monte, boca arriba a los muchachos. Tení­an las manos atadas a la espalda. A la muchacha la tení­an en la cabina de la camioneta, a ella no la habí­an golpeado”.

Los policí­as bajaron el respaldo del asiento trasero. Subieron a los jóvenes por la parte trasera del vehí­culo, uno por uno. Los sentaron con las piernas encogidas a nivel del pecho, con las manos atadas a la espalda. Dos en cada lado del compartimento trasero. Reyes Hermida ordenó a Rubén Pérez que condujera el vehí­culo, mientras él compartí­a asiento con Susana Tapia Garibo, la menor de edad, en el lado del copiloto.

Avanzaron por la carretera federal con rumbo a la Tinaja. Hasta la desviación de Joachí­n, comunidad terrablanquense. “Doblé hacia la derecha y me indicó que avanzara despacio para que no nos fuéramos a perder. Reyes Hermida me iba dando las indicaciones”.

“Pasamos dos puentes hasta llegar al rancho de Mata Trapiche, El Rancho El Limón. Yo ya conocí­a ese lugar porque ya habí­a ido en dos ocasiones con el comandante Marcos Conde”.

Rubén Pérez estacionó la camioneta Mazda color gris hasta una galera de lámina, según indica el declarante, ahí­ ya esperaban seis personas del sexo masculino, que no rebasaban los 25 años. Seis verdugos que Rubén Pérez no se atreve a delatar. Quienes abrieron la portezuela de la camioneta, bajaron a los jóvenes atados de manos y luego los metieron a un cuarto de torturas.

“YO VI CUANDO MATARON A LOS CHAVOS”

“A todos los metieron a un cuartito, los iban sacando uno por uno y les comenzaban a golpear con cinturones en el pecho y en la espalda, preguntándoles para quien trabajaban”

De acuerdo con la declaración de Rubén Pérez Hernández, a los chicos los sacaron de la galera de lámina. Los hicieron caminar en dirección recta, hasta llegar a la parte baja del terreno, junto a un arroyo que desemboca en el rí­o Blanco.

“Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podí­a ver todo lo que les hací­an, vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha…Todos murieron desnucados”.

“Cerca de donde estaban, allá abajo, habí­an dos tambos metálicos, con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron “Traigan el diesel”, y pues pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que nos fuéramos”.

Según declara Rubén Pérez Hernández, regresaron por el kilómetro 16 por la carretera La Tinaja - Tierra Blanca. En un lugar llamado La Capilla, donde recogió a Otoniel Cruz, quien habí­a abandonado el Jetta color gris, donde viajaban los jóvenes.

Los exelementos policiales regresaron a Tierra Blanca alrededor de las 22:00 horas. Después de haber presenciado una presunta masacre, saciaron su apetito: “Pasamos por la cena y terminamos en la delegación de Tierra Blanca. Ya después nos pusimos a platicar”.


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