Deslinde priista de Javier Duarte
•Reniegan de su estilo de gobernar
•Piden perdón igual que Peña Nieto
PASAMANOS: Lo escribió la reportera y escritora, Marcela Turati: De paraíso terrenal que era Veracruz, con Javier Duarte, JD, ha mudado, como el Gregorio Samsa de Kakfa, en una sucursal del infierno.
Lo dijo a su esposa Alicia el reportero Pedro Tamayo Rivas, unos minutos antes de morir, tirado en el suelo, en Tierra Blanca:
“No llores por mí, Licha, que ya habrá tiempo”.
Luis Velázquez
Es decir, no llores por Veracruz, cuando yo, Pedro Tamayo, me he convertido en el diarista número 19 ejecutado en el duartismo.
Luego de entregar a Jesús, Judas tiró las 20 monedas y arrepentido, lleno de remordimientos, se ahorcó.
Hacia el final de su vida, José Vasconcelos, el maestro de América, secretario de Educación de ílvaro Obregón, escribió su último libro, “La lámpara votiva” donde se arrepentía de su laicismo y volvía a la religión católica que su madre le enseñara.
En el camino a Damasco, San Pablo fue sorprendido por un resplandor divino y en vez de seguir cazando judíos salvó a su pueblo y hasta el mar Rojo se abrió a su paso en el éxodo bíblico.
Por eso, la diputada local priista, Gladys Merlín Castro, hija del cacique legendario del sur de Veracruz, Heliodoro Merlín Alor, ha pronunciado la siguiente frase apocalíptica, de cara, y sin rodeos, a Javier Duarte, JD:
“Es la hora de la humildad, de la fortaleza y la entereza. Es la hora de pedir perdón a Veracruz”.
Yo, dijo, igual que JD cuando se lavara las manos ante la corrupción, “tengo la frente en alto y enfrento con dignidad mi decisión”.
Entonces, sólo entonces, fue contundente:
“No soy desleal a nadie, ni tampoco a mi partido”.
“Tampoco hay encono ni rompimiento”.
Purificada ante el peor sexenio en la historia jarocha, la diputada priista repitió su código de ética:
“No renuncio a mi partido. Nací y moriré priista. Pero… ya no más filas de espera en la SEFIPLAN. Ya no más empresarios esperando su pago. No más despido de trabajadores y pérdidas de salarios y seguridad social. No más cierre de empresas y empresarios vendiendo sus pertenencias por falta de pago”.
El deslinde, pues, ante Javier Duarte, él mismito que nombrara por dedazo, fast track, a Karla Enríquez Merlín, la hijita de la legisladora, subsecretaria de Fomento Ambiental.
El mismito que lanzara a Karla Enríquez de su candidata a diputada local por el distrito de Cosoleacaque, y ni modo, ante la fuerza de MORENA… fue derrota.
Es la hora, dijo Gladys, “de pedir perdón… con humildad”
Total, ya antes, Enrique Peña Nieto solicitó perdón a la población azteca por la Casita Blanca de “La gaviota”.
BALAUSTRADAS: Muchos priistas, igual que Gladys Merlín Castro, tienen “la frente en alto” y son impolutos.
Por ejemplo, Javier Duarte: “Tengo las manos limpias”.
Gabriel Deantes Ramos: “Mi padre me heredó 39 millones de pesos para comprar mis dos residencias en Las Animas”.
Édgar Spinoso Carrera: “Soy rico… de nacimiento”.
Antonio Tarek Abdalá: “Yo me tomo fotos con mucha gente, entre ellos, Francisco Navarrete”, detenido por la SIEDO acusado de jefe de plaza de los Zetas en Tierra Blanca.
Jorge Carvallo Delfín: “Soy el hijo más honesto de mi padre”.
Arturo Bermúdez Zurita. “Toda mi vida he vivido apegado a la legalidad”.
Luis íngel Bravo Contreras: “Apenas tomé posesión, llenos de miedo los malosos huyeron de Veracruz”.
Salvador Manzur Díaz: “Soy el duartista impoluto”.
Gladys Merlín Castro: “Es la hora de pedir perdón”.
La hora de pedir perdón, no obstante, cuando el PRI perdió la gubernatura, perdió el Congreso y Karla Enríquez perdió la curul.
ESCALERAS: Ahora cuando el barco duartista está a pique, muchos solicitan perdón y otros se declaran ángeles de la pureza.
Y de paso, hasta Fidel Herrera Beltrán se deslinda de JD. “Hizo cosas que no tenía que hacer”.
En aquel tiempo cuando, por ejemplo, aparecieron los primeros síntomas del cáncer en el cuerpo político (los primeros secuestrados y desaparecidos y asesinados), los diputados priistas de entonces, como los de ahora, callaron.
También se silenciaron el Orfis, Organo de Fiscalización Superior, y la Comisión de Vigilancia del Congreso.
Y el Contralor y los titulares de Sefiplan y los titulares de la Segob jarocha y los auditores internos y externos.
Y la mayoría de la prensa se arrodilló.
Un día, el senador Pepe Yunes Zorrilla lanzó su espada en prenda y advirtió el “desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción política”.
Y los apologistas se le fueron encima.
Y la elite duartista, con su mundo color de rosa, se creyó impecable, impoluta, paridos por los dioses, intocables.
Y cuando el 5 de junio del año que corre llegó con vientos huracanados a las urnas, entonces, todos despertaron de la pesadilla.
Y todos, por añadidura, quieren salvarse.
Por ejemplo, muchos años después de haber sido presidenta municipal de Cosoleacaque, y diputada local, y sus hermanos con cargos públicos, incluso, dueños del pueblo como todos ellos se creyeron, caray, de pronto, igual que san Pablo camino a Damasco, Gladys Merlín Castro descubre que ha llegado “la hora de pedir perdón”.
Que lo pidan, entonces.
Pero allá Miguel ángel Yunes Linares, si los perdona y hasta incorpora en su gabinete legal o ampliado, y/o les da juego político en sus municipios, partiendo de una realidad inevitable: hacia el final del día y de la noche se trata de antiguos compañeros priistas.
Y aun cuando la población electoral se tardó 86 años para votar en contra del PRI en las urnas, en el caso, menos de dos años serán suficientes para darse cuenta de la posible nueva estafa..., ahora cuando muchos priistas se están “tirando al piso” del góber electo.