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8 Columnas
24 julio, 2016

Acoso policiaco a esposa de desaparecido


•Comandante le clavó mirada lujurienta

  • Chrystian Pérez Hernández. Desaparecido desde junio de 2014

  • Chrystian Pérez Hernández. Desaparecido desde junio de 2014

  • Chrystian Pérez Hernández. Desaparecido desde junio de 2014

ORIZABA “Todo se puede hacer en esta vida, señora. Usted quiere encontrar a su esposo, pero dí­game qué puede darme a cambio y yo pongo a trabajar a mis hombres” preguntó el comandante Suazo, con la mirada clavada en la entrepierna de la mujer afligida, a una semana de haber declarado la desaparición de Chrystian Pérez Hernández.

“Nosotros habí­amos callado por mucho tiempo la negligencia de las autoridades de Ixtaczoquitlán, Veracruz; pero van dos años sin saber de mi hermano. Es indignante que el oficial secretario, Jesús Huerta Pellico, nos pida 200 pesos, dizque para la gasolina, si queremos que el caso llegue hasta la ciudad de Xalapa. No sé si sepa Luis íngel Bravo la clase de gente que trabaja con él”.

Habla Betzabé Pérez, hermana de Chrystian Pérez Hernández, otro desaparecido en la ciudad de Orizaba, Veracruz. La última vez que se le vio con vida fue el 20 de junio de 2014, investigación ministerial 184/2014. Desde entonces, acusa la afectada, no han llamado a declarar, no siquiera a los testigos.

La mujer, perteneciente al colectivo Familias de Desaparecidos Orizaba - Córdoba, se arriesga a las represalias, asegura, con tal de hacer público el escaso interés de la Fiscalí­a General del Estado hacia su problema.

Fue el mismo Jesús Huerta Pellico, quien tres meses posteriores a la desaparición instaló en una depresión a la madre de la ví­ctima al decirle que “ya habí­a pasado mucho tiempo, que lo más seguro es que ya estaba muerto”.

Lo anterior no obstante que las autoridades fueron enteradas que el celular de Pérez Hernández, hasta la fecha sigue activo. “La cuenta de Whats App de mi hermano todaví­a está en uso. En la foto del usuario sale un hombre que nunca da el rostro. Le hemos escrito, pero al menos el caso no le compadece, pues nunca contesta.

Desesperada, con un menear de cabeza en señal de reproche, la hermana comienza a relatar la última ocasión que hablaron con Chrystian Pérez. Se trata del inicio de las desapariciones y ejecuciones al por mayor en la ciudad de Ixtaczoquitlán, herencia despiadada que dejó el gobierno del priista Francisco Aguilar, ligado por medios locales al cartel de los Zetas.

“IBA A VER UN PARTIDO DE FÚTBOL Y SE LO LLEVARON”

Con base en el oficio número 685, Chrystian Orando Pérez Hernández, de 35 años, salió de su domicilio en Orizaba, Veracruz, el domingo 20 de junio de 2014, a las 7 horas con 30 minutos. Avisó que irí­a a ver un partido de fútbol con su amigo Yeyo, quien recién habí­a sido deportado de la ciudad de Los íngeles, California, presuntamente por narcomenudista.

El hombre, antes de su rato de distracción viendo al equipo de la región, Albinegros de Orizaba, pasarí­a al domicilio ubicado en Oriente 13 con Norte 6, donde verí­a una estufa en un bazar, con un sujeto de nombre Pedro, se lee en la denuncia.

“Dijo que no iba a tardar, pues estaba a cargo de sus dos niñas, una de tres años y otra de siete meses”. Sin embargo, las horas comenzaron a transcurrir y el teléfono de Chrystian Pérez no era atendido. El ejercicio angustioso se repitió hasta las primeras horas del dí­a siguiente. Entonces la familia decidió salir a buscarlo.

“Visitamos la Cruz Roja, las comandancias en Orizaba, Ixtaczoquitlán, Rí­o Blanco y los alrededores, pero no habí­a señas de su paradero”, abunda la entrevistada. Posteriormente los familiares acudieron a la dirección que habí­a reportado Pérez Hernández.

En el lugar de los hechos, el sujeto llamado Pedro aseguró que en ningún momento se habí­a reunido con él. Fue una vendedora ambulante que reportó haberlo visto sentado frente a su puesto. Pedro pidió un café, de acera a acera, la señora observó que realizó una llamada telefónica. Sin embargo, cuando regresó con la taza servida, Pedro ya habí­a desaparecido.

“Mi hermano desapareció en cuestión de segundos. A partir de ese momento la inseguridad se desató. A uno de mis vecinos lo levantaron y su cuerpo apareció descuartizado dí­as posteriores. A partir de ese dí­a nuestra tortura comenzó, junto con la negligencia de las autoridades.

La entrevistada, precisa que Chrystian Pérez, salió vestido con una camiseta amarilla, bermuda color negra tenis blancos con franjas azules, como seña particular, tiene dos tatuajes a la altura del hombro izquierdo, uno con el nombre Liz, y un payaso con gorro de arlequí­n.

Sin embargo, y para molestia de los familiares, hasta la fecha en el ministerio público de Ixtaczoquitlán prevalece la ficha del desaparecido con las siguiente señas: Estatura, un metro con 45 centí­metros, cuando mide 30 centí­metros más. Color de piel, morena clara. Tipo de cabello, lacio, negro y corto. Cicatriz en la ceja izquierda y ojos tristes.

“MI MADRE LLORA TODAS LAS MADRUGADAS”

Ya en el desenlace de la entrevista, Betzabé Pérez confí­a que su madre, de quien se omite el nombre, hasta la fecha únicamente ha recibido una sesión con el psicólogo. “Mi mamá regresó decepcionada, nada más la pusieron a dibujar. Entiendo que pudiera ser una técnica, pero en ningún momento escuchó lo que siente y le hace llorar todas las noches.

De una caja de cartón con recuerdos fotográficos, Betzabé muestra la imagen del desaparecido, Poco se muestran en el hogar, poco se menciona el nombre del ausente. “Tratamos de evitar todo lo que ponga triste a mi mamᔝ.

Se trata de un hombre amiguero que evitaba los riñas y discusiones, asegura la hermana. Reciben habí­a regresado de la ciudad fronteriza, al norte del paí­s, de su empleo como guardia en un hospital privado. Si regresó fue para bautizar a la mayor de sus hijas. La misma que, a la fecha, pregunta la dirección para llegar al cielo, con su papá.

Un aficionado de los programas en la televisión y los teléfonos celulares. A la fecha, su número con lada 664, de Tijuana, sigue activo. “En ningún momento lo apagaron. Nos mandaban a buzón, sonaba ocupado o nos desviaban la llamada. Fue hasta que activaron la cuenta de Whats App; pero ya es otra persona y siempre sale con lentes oscuros”.

“Mi madre se ha cansado de rogarle a esta persona que nos dé una señal. Muchas veces nos ha bloqueado. Hace unos dí­as nos contestó mediante un mensaje de texto, que si llegaba a saber algo él nos los mandaba”.

Tan sólo en el caso Tierra Blanca, a los familiares de los cinco jóvenes desaparecidos la Policí­a Cientí­fica de la Policí­a Federal entregaron la sábana de llamadas con el registro satelital de los movimientos, un mes posterior a los hechos.

“Seguimos esperando el actuar de la Fiscalí­a General del Estado; pero si por ponerse a trabajar nos piden hasta el cuerpo, qué será por este trámite” sentencia Betzabé Pérez.


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