Pero como siempre ocurre, mira la paja en el ojo ajeno.
Una vez más, y de acuerdo a la lealtad aprendida en el seno del hogar, exige a los polí­ticos, digamos, de oposición que hagan a un lado las descalificación a Javier Duarte, JD, su patrón.
¡Pobrecito!
El doctor en Derecho Constitucional de la UNAM sueña con levantar peras del olmo.
Por una sencilla razón: la población de Veracruz ha recibido el mayor número de agravios, ofensas y humillaciones de JD en la historia polí­tica local, y sin embargo, FRV nunca ha solicitado al patrón se modere sembrando tanta discordia y encono.
Más aún:
El segundo de palacio se refiere en forma directa y especí­fica a Miguel íngel Yunes Linares, el góber electo, sin registrar que los diputados priistas, entre otros, han comparado al Yunes azul con Adolfo Hitler y Victoriano Huerta, en tantos otros, como Gustavo Gudiño Corro, le ha llamado “perro rabioso”.
Ofensas, pues, de parte y parte, pero más aún del góber tuitero, porque como jefe del Poder Ejecutivo, y jefe nato de los poderes Legislativo y Judicial, y dueño de las finanzas públicas, y lí­der supremo del partido polí­tico en el poder, y jefe de los cuerpos policiacos y de la mayorí­a de los magnates periodí­sticos, está más obligado que nadie a la prudencia.
Una vez más, FRA se esmera en quedar bien con su patrón.
“Atemperen sus emociones, cálmense, bájenle tantito”.
Pero más aún, sin rodeos, envalentonado como secretario de Gobierno, pide a Héctor Yunes Landa que “calme sus ansias”, todo por haber solicitado la renuncia de JD, luego del manotazo presidencial para que la PGR interpusiera un recurso de inconstitucionalidad en contra del tuitero y de su Congreso por la Fiscalí­a Anticorrupción.

BALAUSTRADAS: FRA apuesta su capital polí­tico a defender lo indefendible.
Pero más aún: por un lado, convoca a la mesura alrededor de JD, lo que, claro, resulta inverosí­mil luego de que el góber tuitero ha sembrado demasiado, excesivo dolor y sufrimiento humano en miles de hogares donde han perdido a un hijo, ya secuestrado, ya desaparecido, ya asesinado, ya sepultado en fosa clandestina, ya cercenado, ya decapitado.
Y por el otro, deja a los diputados locales del PRI y partidos anexos y conexos “la ví­bora chillando”, advirtiendo que de ellos dependerá “si tramitan procedimientos legales contra el gobernador electo, al que acusan de presionarlos tras aprobar diversas reformas” (Notiver, 19 de julio, 2016, Nohemí­ Valdés).
Es decir, tira más leña al fuego, más gasolina al incendio.
En una mano, la cruz para el perdón y en la otra la espada para la batalla en un doble discurso de los buenos y los malos, de estás conmigo o estás contra mí­.
Y en tales circunstancias, él mismo se contradice y desdibuja y pierde la autoridad moral tan necesaria para cuando un hombre público, un polí­tico, llama a la reconciliación.
Ninguna mesura existió, tampoco un rasgo básico de respeto a los derechos humanos y a la dignidad de los otros cuando FRA ordenó madrear a los viejitos en el parque Lerdo, de Xalapa, reclamando el pago de su pensión atrasada.
Ni cuando enviara sin fusil ni cartuchos al ex director del Instituto de Pensiones, Armando Adriano Fabre, a la negociación con los profesores pensionados que bloqueaban la carretera a la altura de la SEV reclamando su pago.
Ni tampoco hubo cordura polí­tica cuando una y otra y otra y otra ocasión “tomó el pelo” a la rectora de la Universidad Veracruzano con el pago de los más de 2,400 millones de pesos retenidos por la secretarí­a de Finanzas y Planeación, Sefiplan, equivalentes a los subsidios federal y estatal.
Ni cuando Javier Duarte lo aceleró con la (presunta) candidatura a gobernador, pues sólo lo estaba metiendo en la lista como relleno, pero él, igual que cuando Miguel Alemán Velasco, se la creyó.
Todaví­a más: por alguna razón odia a Guadalupe Porras, la suegra de Marcos Theurel Cotero, ex alcalde de Coatzacoalcos, y su odio es tanto que se parece a la vieja rivalidad entre Fidel Herrera y Miguel íngel Yunes Linares, y en la que JD compró pleito de manera innecesaria.

ESCALERAS: Alguna pichada magistral ha de buscar Flavino Rí­os “tirándose al piso” de JD.
Jefe polí­tico del gabinete legal, cargo que desempeña por segunda ocasión, y por tanto, con más experiencia y mañas y su posgrado en la UNAM que Gerardo Buganza y Érick Lagos, sus antecesores, la población esperarí­a la actitud polí­tica de un Estadista.
No obstante, ha quedado como un simple peleador callejero, golpeador de ancianos, que con un concepto erróneo de la lealtad y la dignidad se inmola en nombre de JD.
Y lo peor, con la pérdida de la limitada credibilidad que le restaba.
Faltarí­a determinar si a diferencia de los otros duartistas, “cruzó el pantano” sin mancharse.