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A Mil por Hora
Martes 28 junio, 2016

En dos minutos asesinaron a su hermano

Habla Pedro, el único sobreviviente del atentado en el taller de pintura de Córdoba, donde un hermano fue asesinado y el otro está secuestrado desde hace ocho dí­as
•“Yo quise correr atrás de los homicidas, pero ya me habí­an pegado tres plomazos”
“Tenemos miedo de que nos maten. Estamos a la deriva y sin seguridad” en el Veracruz de Arturo Bermúdez
•“Sabí­amos de la inseguridad en el pueblo, por eso dejamos de ir al cine porque hasta ahí­ matan gente. Pero la muerte nos alcanzó en nuestra propia casa”


CÓRDOBA.- “En dos minutos perdí­ a dos hermanos. A César no le dieron tiempo ni de voltearse, le dispararon en el rostro y por ahí­ se desangró.

Miguel íngel León Carmona

  • Orlando González López, secuestrado

  • Orlando González López, secuestrado

Orlando nada más habló para pedir piedad y se lo llevaron. Yo quise correr detrás de los asesinos; pero ya me habí­an pegado tres plomazos”.

Habla Pedro, el único sobreviviente del atentado en el taller de pintura Depredador, ocurrido el pasado 21 de junio, en Córdoba, Veracruz. Tragedia donde encapuchados, acabaron con la vida de cuatro personas, secuestrando, además, a Orlando González López, de 38 años.

Pedro González, quien será llamado así­ por seguridad, decide levantar la voz en nombre de sus hermanos: “Uno ya no está con nosotros, dejó tres huérfanos. Al otro van ocho dí­as y no lo encontramos. Quisiera volver a abrir el negocio y sacar adelante a toda la familia, pero tenemos miedo de que también nos maten. Estamos a la deriva y sin seguridad”.

Emite el hombre desde el techado donde se registró la escena del crimen. Apenas renquea para tomar asiento, los médicos le piden paciencia para lograr extraerle los tres proyectiles que se incrustaron en sus músculos; en la pierna, el brazo y la espalda.

“Mi salud es lo de menos. Han sido ocho dí­as y no he podido asimilar la situación. 20 años de trabajo honrado; era nuestro sueño pintar carros y se acabó. Sabí­amos de la inseguridad en Córdoba, por eso suspendimos hasta las idas al cine, porque hasta ahí­ matan gente. Pero nos tocó en nuestra propia casa”.

Se lamenta Pedro, mientras soba los moretones en su cuerpo, cocidos con hilo cáñamo. Acto seguido, comienza a relatar los hechos donde también perdieron la vida Julio César Sánchez, exalcalde de Tezonapa, Veracruz, su esposa, Margarita Pérez Fragoso, y su sobrino, Flavio Heredia Sánchez, de 19 años.

“EN DOS MINUTOS MATARON A MIS DOS HERMANOS”

“Eran las seis de la tarde. A esa hora escuché el primer disparo. Quise asomarme; pero soltaron otras cinco balas. Fue que me tiré pecho tierra y vi que mi hermano Orlando también estaba tirado y con los ojos cerrados. “Si volteas a ver te mueres” advirtieron los sujetos armados.

Pedro pensó en guardar la calma, pero una lluvia de proyectiles causó eco desde el interior de su taller de pinturas. “Fue como, sin pensarlo, me levanté y abrí­ la puerta, pero un sujeto, de quien solo vi que iba cubierto del rostro, volteó la mira de su arma larga y me disparó. En un principio creí­ que le habí­an dado a la puerta. Era mucha la adrenalina que no vi que también me habí­an tocado los balazos”.

Pedro fue devuelto al suelo con la furia de los proyectiles. Esperó a que los ruidos cesaran y salió a la calle. “Cuando vi estaba tirado sobre la banqueta nuestro ayudante. Le pregunté por Orlando, pero contestó que se lo habí­an llevado, que sólo preguntó qué querí­an, que por favor no dispararan; pero sin decirle una palabra lo arrojaron al interior de su vehí­culo”.

Pedro continuó su caminar, hasta que se topó con el cadáver de Cesar González López, tendido junto al del ex presidente Julio César Sánchez. “Yo dejé puliendo un carro a mi carnal. Desconozco por qué mataron a tanta gente; pero contra nosotros no iban, pues me hubieran llevado a mí­ también”.

“Me imagino que a César, mi hermano, lo agarraron hincado, haciendo su chamba. No pudo ni voltearse, pues cuando llegué le alcancé a ver dos tiros; uno en la espalda y otro a la altura de la mejilla, era un orificio del tamaño de mi puño, no hubo nada qué hacer”.

“Volví­ en sí­ y recordé que a Orlando se lo habí­an llevado. Traté de perseguirlos, pero fue cuando me di cuenta que también me habí­an baleado. Mi ropa estaba de color rojo y desde entonces me comenzó a arder por dentro de mi cuerpo”.

Es lo que recuerda Pedro González. Los peritos más tarde le avisarí­an que dos cuerpos más habí­an sido localizados en el interior del taller; se trataba de Margarita Pérez Fragoso y Flavio Heredia Sánchez. “Ahí­ fue que perdí­ la razón. Me quisieron llevar a la Cruz Roja, pero no quise. Me dio miedo que fueran a regresar por las esposas y los hijos”.

Así­ iniciaba el tormento para la familia de Jorge. Tres balas en el cuerpo, que si bien quemaban en el interior, el hombre asegura que no se compara con el dolor, también en su interior, por haber perdido de golpe a sus dos hermanos. Al dí­a de hoy se cumplen ocho dí­as de ocurridos los hechos, el mismo tiempo que ha rezado por el descanso eterno de César y el pronto regreso de Orlando, uno muerto y el otro desaparecido.


Así­ iniciaba el tormento para la familia de Jorge. Tres balas en el cuerpo, que si bien quemaban en el interior, asegura no se compara con el dolor por haber perdido de golpe a sus dos hermanos.

Al dí­a de hoy, se cumplen ocho dí­as desde que ocurrieron los hechos, el mismo tiempo que ha rezado por el descanso eterno de César y el pronto regreso de Orlando; uno muerto y el otro desaparecido.

“SECUESTRAN A EMPRESARIOS Y LOS BUSCAN ENSEGUIDA, A MI ESPOSO… ME DICEN QUE LO BUSQUE POR EL FACEBOOK”

Al lugar de la escena del crimen, se acerca la esposa de Orlando para dar su testimonio. Hay una molestia que la lleva hasta las lágrimas, así­ que decide compartirla, “Me parece injusto que de manera inmediata la policí­a busque a dos empresarios en Orizaba y de mi esposo, tuvieron que pasar 24 horas para que me tomaran la denuncia”.

“No tengo duda de que en este estado, vales según lo que tengas. Los policí­as ministeriales de Córdoba me vienen a preguntar cómo van las cosas, que si he sabido algo. Pero les respondo que ese deberí­a de ser su trabajo. Lo último que me dijeron fue que lo buscara por el Facebook, que por ahí­ uno se entera de las cosas”.

Reprocha la mujer, mientras enseña desde su celular, la noticia que destaca la búsqueda de los empresarios orizabeños; Juan Ramón Avelaira y Guarino Castelán Crivelli, este último ex sí­ndico del municipio de Ixtaczoquitlán, desaparecidos hace en dí­a, en la zona turí­stica “Los 500 escalones”.

Al reproche de la esposa de Orlando, se ha sumado el colectivo Córdoba ”“ Orizaba, la misma Aracely Salcedo publicó en sus redes sociales sobre el actuar inmediato de las autoridades como algo injusto. “Tienen que se futbolistas o empresarios para que los busquen rápido. Todo esto es una porquerí­a”.

“A la autoridad no le importa que a mi esposo lo esperen sus dos hijos. Ni que se trata de un hombre trabajador. El tiempo pasa y a mí­ me aterra la idea de ver su foto en el periódico, que ya haya pasado lo peor”, abunda la señora de mirada hinchada por el insomnio.

Con base en la carpeta de Investigación UIJ-1/DX1V/1/2423/2016, Orlando González López fue sustraí­do de su domicilio por sujetos de identidad desconocida, a bordo de dos vehí­culos, sin especificar detalles. Viste pantalón de mezclilla oscura, cinturón negro, marca LEVIS, camiseta en tonos grises y botas para trabajo pesado.

Un pintor que junto a sus dos hermanos laboraban por más de 12 horas diarias, lo que consolidó a su negocio como uno de los más famosos en Córdoba, Veracruz. Con sus ganancias, le rendí­a para consentir a sus pequeños; vestirlos, calzarlos e incluso pagarles escuela privada. Hoy, la esposa, ignora si podrá cubrir la siguiente colegiatura.

“Somos una familia que í­bamos al dí­a. Si habí­a comodidades era por el esfuerzo de Orlando. Se mataba mes con mes para brindarnos lo mejor”, comparte la mujer entre lágrimas, suplicando que sus datos ni los de sus hijos sean develados en el escrito.

“LOS HIJOS DE MI CUÑADA, YA SABEN DONDE IR A VISITAR A SU PADRE, LOS MíOS NO SABEN SI POR LO MENOS REGRESAR큔

“Yo le digo que es algo difí­cil, pero ellos ya lo enterraron. Mis hijos no dejan de preguntar por Orlando. A uno le prometió enseñarle a andar en bicicleta, el otro no puede dormir sin él. Es algo horrible. Antes veí­a las noticias y pedí­a a dios por las familias, ahora que lo estoy viviendo puedo asegurar que nadie está a salvo en Veracruz”.

Es lo que comparte la esposa de Orlando, quien asegura, espera su regreso para arreglar todo y salir del estado. Mientras tanto, da su voz ante el micrófono y promete no quitar el dedo del renglón hasta dar con su paradero.

“Le pido a las personas que lo tienen que lo devuelvan, prometo que no tengo rencor contra ellos. Permí­tanle regresar a que termine una exposición de mi hijo, el mayor. El más pequeño me dice que su papi está vivo. Ayúdenme a saber que es cierto. Una señal es lo que pido”.


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