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A Mil por Hora
Miércoles 22 junio, 2016

“Dije a mi padre: cierra tus proyectos y huyamos de Veracruz porque aquí­ no hay salida para nadie”

Otra masacre en Veracruz. Ahora, en Córdoba
•“Aunque tuviera enfrente a los asesinos de mi hermanos y mis tí­os y los matara nada ganarí­a”
•“A mi tí­o (exalcalde) le pegaron un balazo en el tórax y otro en la tráquea. Mi tí­a (su esposa) y mi hermano se escondieron debajo de un escritorio de cristal, pero los asesinos los vieron y les dispararon por todos lados”
•“Yo enterraré aquí­ a mi hermano de 19 años y mis primos de tan sólo 7 y 15 años sepultarán a los suyos en Tezonapa”
•Una crónica de Miguel íngel León Carmona


CÓRDOBA.- “A mi tí­o lo mataron primero, le pegaron un balazo en el tórax y otro en la tráquea.

  • Dos niños, en la orfandad

  • Julio César Sánchez y Margarita Pérez Fragoso, ejecutados

Mi tí­a y me hermano se escondieron debajo de un escritorio de cristal, pero los asesinos los vieron. A ella le dispararon en la cabeza, en el cuello… por todos lados. De mi carnal, mejor le dije al perito ya no me contara”.

Habla Mario Heredia Chávez, encerrado con llave en el despacho de su casa. Poco camina hacia la sala, donde ahora se exhibe un féretro de maderas blancas y la fotografí­a del más joven de su familia, Flavio Heredia Chávez, uno de los cuatro asesinados por un comando hace 24 horas en Córdoba, Veracruz.

Entre los cuatro muertos se encuentran: Julio César Sánchez, quien fungió como presidente municipal de Tezonapa en el periodo 2011”“2013, así­ como su señora esposa, Margarita Pérez Fragoso, de 40 años, y un trabajador del taller mecánico, “El Depredador”, donde se registró la masacre y además secuestraron a otro empleado, de identidad protegida por la Fiscalí­a General del Estado.

“Se supone que por naturaleza los hijos debemos de enterrar a los padres. Hoy estamos velando a mi hermano de 19 años. Mientras que en Tezonapa mis primos van a enterrar a los suyos; pero tienen 7 y 15 años, ¿qué va a ser de ellos?”.

Se cuestiona el tipo con el rostro desencajado, a quien la zozobra se le dibuja en las venas verdes remarcadas en sus párpados. Por ratos quema cigarrillos, otras veces atiende el teléfono y pide que no insistan. Que no piensa reunirse con las autoridades, pues en Veracruz la justicia no existe.

El hombre cuelga y retoma la entrevista advirtiendo: “En este estado no hay salida. Ya le dije a mi padre que cierre sus proyectos y que huyamos de aquí­, ¡que huyamos! Mientras nosotros despedimos a los nuestros, otros están brindando con cervezas por haber cumplido su tarea”.

Es la introducción funesta que se vive en el terruño del gobernador Javier Duarte de Ochoa: “Somos gente que acostumbra a leer periódicos, sabemos que a diario en Córdoba hay muertos, se ha vuelto algo natural; pero nunca creí­mos que nos tocarí­a a nosotros”.

El entrevistado, luego tomar aire, echa a andar sus recuerdos 24 horas atrás, cuando platicaba con su esposa sobre el viaje a Miami con su carnal, como se refiere al finado. Minutos antes que las redes sociales notificaran lo irrevocable.

“LA MUERTE DE MIS FAMILIARES ME AGARRÓ COMIENDO”

“Estaba comiendo con mi esposa, en otro estado de la República, además del viaje, le presumí­a a mi esposa que Flavio pronto ingresarí­a a la Universidad, que serí­a odontólogo, después de tanto pensar. Ya tení­amos reservado su departamento en Veracruz, ya estaba todo listo”.

Eran las 18 horas, aproximadamente, cuando el teléfono del entrevistado alertó nuevas notificaciones. Eran noticias de un grupo de amigos de un club de autos. Mario abrió la conversación y el titular de la noticia decí­a, “balacera”. El segundo texto reportaba que los hechos se habí­an registrado en el taller mecánico “El depredador”.

“Me llamó la atención porque era el taller donde mi familia llevaba a reparar los autos; de hecho mi tí­o “Conejo” era cliente frecuente. Era un taller muy famoso en Córdoba, lo atendí­an tres hermanos chaparritos; a uno lo mataron y otro fue el secuestrado”.

El joven, al ver la noticia, quiso avisar a su tí­o lo sucedido, cogió el teléfono y marcó su número. “Lo extraño fue que me contestó otra persona, yo me sorprendí­, pues era la voz de uno de los mecánicos. Desde ahí­ me empecé a imaginar lo peor”.

La voz le dijo a Mario, sin dudarlo. “Mario, necesito que le llames a la familia de César, porque se los acaban de chingar, a él y a su esposa”. Mario no esperó más y llamó a sus padres. Esta vez contestó su mamá.

“No puede ser, tu hermano iba con ellos”, el hijo cortó la llamada telefónica y avisó a su esposa que preparara su equipaje. “No tení­a más que escuchar, no querí­a saber que a mi hermano lo habí­an asesinado”.

En la puerta, la esposa de Mario ya le esperaba con las maletas, la mujer preguntó si podí­an acompañarle. La repuesta fue tajante: “A Veracruz jamás”. “Arranqué el carro y quise llegar lo más pronto posible a Córdoba, lo raro fue que me tardé el doble, si corrí­ el auto a 60 kilómetros por hora fue mucho”.

La curiosidad venció al que conducí­a por autopista, encendió de nuevo su teléfono e ingresó a las redes sociales. “Lo primero que me apareció fue la foto de mi tí­o y de mi hermano tendidos en el piso. Ahí­ está mi carnal me puse a llorar, sólo se le veí­a un balazo en el hombro, no aceptaba su muerte”.

Tras horas de viaje, el joven llegó a su domicilio, pero ya no habí­a nadie, sólo un aviso que asistiera, urgente, al ministerio público. Llegué y ahí­ estaba mi familia. Mi papá estaba llorando y me dijo, “Hijos de su puta madre, me quitaron a Flavito. Mataron a los tres”.

De acuerdo con la relatorí­a de un perito anónimo dada a los familiares fueron ocho los agresores quienes arribaron al taller mecánico divididos en dos vehí­culos. Al llegar desenfundaron su armamento R15 o cuerno de chivo y acabaron con la vida de cuatro personas. Además, privaron la libertad de uno de los empleados quien, según testigos, presentaba al menos tres impactos de bala.

“MI HERMANO ERA UN MANIQUí; MUY VANIDOSO”

“Siempre fuiste más chingón que nosotros, ya no vas a sufrir aquí­. Ahora lo que te encargo es que nos cuides, cuida a mi papá, échame la mano, carnal”.

Palabras que desprende Mario Heredia Chávez, mientras observa fotografí­as que ha mandado a imprimir para ponerlas junto al ataúd. Asegura será el único recuerdo que quiere llevarse del chico de 19 años, descarta despedir al cadáver perforado.

En palabras del mayor de los Heredia Chávez, Flavito, como llamaron al finado sus allegados, fue un amante de los carros Jeep, así­ como de la música electrónica. Un muchacho fornido, de un cuerpo robusto que nada tení­a que ver con su esencia noble.

Un chico a quien solí­an regañarlo y decomisarle las llaves de su auto cuando faltaba a alguna regla. Sin embargo, Mario reconoce con risas y lágrimas: “era un cabrón mi hermano, ya hasta tení­a duplicado. Un chavo sano, canijo como cualquier joven, pero no para lo que le hicieron”.

“EXALCALDE ASESINADO, UN PADRE CONSENTIDOR”

Julio Cesar Sánchez, alias “El Conejo”, apodo que recibió desde su adolescencia por el tamaño de su dentadura. Del hombre, que alcanzó la alcaldí­a de Tezonapa en el 2011, su sobrino recuerda su carácter enérgico. No obstante reconoce que era el encargado, cada noche, de ir a dormir a sus hijos de 7 y 15 años.

Tras ocupar su cargo público, representando al partido Convergencia, continuó su vida alejado de la polí­tica. Según refiere el sobrino, viví­a de las ganancias que le dejaban sus refaccionarias y una calera. Un patrón reconocido por el buen trato a sus trabajadores.

“Fue el tí­o que nos echaba la mano con consejos y con préstamos cuando nos iba mal. Muy buen padre, les dio todo a sus hijos. Mis respetos para la forma de criarlos. Al tipo le gustaba andar en cuatrimotos e ir de cacerí­a. Se le va a echar de menos”.

“MADRE CONSENTIDORA, DEJA HUÉRFANOS A DOS PEQUEÑOS”

A Mario Heredia, cada vez que pone cabeza frí­a a su desgracia familiar, piensa en sus primos: “¿Qué será de ellos? Me entristece su situación. Todaví­a dependí­an de sus padres. Mi tí­a Mago era la encargada de consentirlos.”

Sobre Margarita Pérez Fragoso, el entrevistado sacude su memoria y la describe como una mujer soñadora, alegre y llevadera. Se encargaba de administrar los negocios de su esposo. Madre de familia, que a sus 40 años viví­a y laboraba por el bien de sus pequeños.

Egresada del Instituto Tecnológico de Orizaba, en sus redes sociales abundan las condolencias de excompañeros, familiares y conocidos. En la última foto de su perfil se le ve sonriente, luciendo un vestido de gala color amarillo. Es la imagen que Mario sugiere hereden sus hijos, pues de acuerdo con reportes periciales fue la más violentada por la pólvora.

Son los recuerdos que el entrevistado logra desencajar ante su pena. No obstante, antes de culminar su intervención, golpetea sobre el escritorio y emite: “Le agradezco al gobernador y al alcalde de Córdoba por los asesinatos de la familia. Estoy hasta la madre de funcionarios que no hacen nada por nosotros”.

Para referirse a los asesinos de su hermano y sus tí­os, Mario aprovecha y comenta:

“Que Dios les dé serenidad y los ayude. Tengo coraje hacia ellos, aunque los tuviera de frente y los matara no solucionarí­a nada. Sólo les digo que hagan conciencia, pues no es nada bueno lo que están haciendo”.


1 comentario(s)

21 Sep, 2022 - 17:07

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