En polí­tica la racionalidad debe imperar en estrategias de los candidatos a puestos de elección popular, pero más en el ejercicio del poder, trátese de puestos obtenidos en las urnas por el voto del pueblo o funciones públicas que desempeñan burócratas de todo nivel, por designación de un superior jerárquico que confí­a en los atributos personales del colaborador en quien deposita su confianza.

Y racionalidad significa aplicar el intelecto para que mediante la razón se distingan las cosas buenas de las malas, las cosas verdaderas de las falsas, la imagen buena o mala de las personas y la preparación o ignorancia académica de la gente.

En las campañas polí­ticas de los tiempos modernos la mercadotecnia recomienda promocionar la personalidad de los candidatos que el pueblo, los votantes deben percibir como la mejor opción para la solución de la problemática social, pero también de los problemas personales que aquejan al elector, quien a su vez conserva la esperanza de que el candidato de su preferencia cuando tenga el triunfo en la bolsa le ayudará como un pago de factura por haberlo favorecido con el sufragio.

Graví­simo error si se piensa que el que gane la elección de gobernador o los diputados locales que se elegirán el próximo domingo, tendrán la mí­nima reciprocidad de respaldo y apoyo con los electores; en principio, porque nadie puede probar que votó en favor de tal candidato o partido polí­tico o alianza de partidos como para exigirle a los candidatos ganadores que cumplan con sus ofertas de campaña.

Y, por otro lado, desde el año 1513 el estudioso de la polí­tica Nicolás Maquiavelo escribió como justificación para los gobernantes que faltan a sus compromisos, que "ningún prí­ncipe está obligado a cumplir con su palabra, cuando las circunstancias polí­ticas cambian".

Por eso es importante ponderar en la conciencia de cada elector que no habrá reciprocidad entre lo prometido por los candidatos para cumplir las ilusiones de los que votan y del equipo de campaña que dí­a y noche realizan diversas tareas, invierten tiempo, dinero y esfuerzo para obtener únicamente la satisfacción del deber polí­tico cumplido con alguno de los participantes del proceso electoral.

No se entiende y lo digo como una crí­tica constructiva, la promoción de anuncios espectaculares del candidato del PRI y sus aliados, donde aparece en fotografí­as gigantes al lado de don Ricardo Ahued Bardahuil empresario, ex alcalde y ex diputado federal y del doctor Raúl Arias Lovillo, ex rector de la Universidad Veracruzana, puesto que quien va a gobernar Veracruz es el licenciado Héctor Yunes Landa y flaco favor le hacen tales personajes, quienes no se han comprometido hasta hoy con los electores veracruzanos y su imagen monumental, no causará el efecto de inducir el voto en favor del candidato de la alianza PARA MEJORAR VERACRUZ.

En la mercadotecnia polí­tica también existen recomendaciones al revés, que con tácticas anti polí­ticas, a veces producen el efecto deseado, pero por los contrarios.