Y más allá de la denuncia penal del candidato del PAN y PRD por el presunto desví­o de 3 mil millones de pesos en el duartismo.
Quizá, la denuncia periodí­stica más sólida y consiste ha sido la del periódico digital, Animal polí­tico, sobre las empresas fantasmas que sirvieron para desaparecer 645 millones de pesos.
Ultra contra súper documentada. Seguida paso a paso en el siniestro camino del trastupije.
“Funcionarios cercanos a Javier Duarte, entregando contratos a una red de empresas para la compra de productos que debí­an destinarse a la población vulnerable… pero que nunca llegaron a su destino”.
Una investigación periodí­stica, que les debió llevar varios meses, gracias al apoyo de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.
Daba compasión mirar al sexto secretario de Finanzas y Planeación, Antonio Gómez Pelegrí­n, y a su mecenas, el Contralor (por segunda ocasión), el cacique huasteco, Ricardo Garcí­a Mendoza, ante los reporteros Ciro Gómez Leyva, y el director de Animal Polí­tico, Daniel Moreno, tratando de defender lo indefendible.
Y, lo que es peor, intentando justificar al duartismo como un sexenio impoluto… que a estas alturas ya nadie cree.
El colmo: todos ellos crearon las empresas fantasmas abusando de la buena fe de los pobres entre los pobres, los jodidos, a quienes bajo la promesa de una despensita los llevaron ante un notario público para firmar un documento… que en realidad era la constitución de tales empresas fraudulentas.
Durante los años 2012 y 2013 se fregaron así­ 645 millones 693 mil pesos.
En un solo dí­a entregaron 7 contratos diferentes a la misma empresa, por ejemplo.
El doctorado en Economí­a de Javier Duarte cursado en la Universidad de Harvard, Campus Nopaltepec, con prácticas en la subsecretarí­a y secretarí­a de Finanzas y Planeación, rindiendo frutos.
El trabajo de investigación fue firmado por los reporteros Arturo íngel y Ví­ctor Hugo Arteaga.

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En el trastupije están involucrados, entre otros:
Édgar Spinoso, entonces, Oficial Mayor de la secretarí­a de Educación, ungido ahora diputado federal, quizá como una estrategia para ganar impunidad.
Vicente Bení­tez González, entonces, subsecretario de Desarrollo Social, listo para la diputación local y de igual manera, ganar impunidad.
Antonio Tarek Abdalá Saad, entonces, director de Finanzas y Administración de SEFIPLAN, diputado federal camino a la impunidad.
Tomás Ruiz González, el primer secretario de Finanzas y Planeación (han sido seis en total), rehabilitado como titular de la súper secretaria de Infraestructura y Obra Pública.
El cuarteto son polí­ticos cercanos al góber tuitero, quienes de igual manera prestaron su nombre y prestigio a tales jugadas, aun cuando también se habrí­an beneficiado.
En los cinco años con casi 6 meses del sexenio, nunca, jamás, un duartista ha sido llevado al cadalso jurí­dico y ahora todos ellos enfrentan la advertencia de los candidatos del PRI, Héctor Yunes Landa, y del PAN y PRD, Miguel íngel Yunes Linares, de que si ganan la elección de inmediato armarán el tinglado para llevarlos a la cárcel, obligarlos a devolver el dinero robado e inhabilitarlos como funcionarios públicos el resto de sus vidas.

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El 24 de marzo, 2016, Animal Polí­tico publicó un reportaje sobre la gran estafa cuyo lid es el siguiente:
“El procedimiento es simple: al arranque del sexenio se selecciona a promotores del voto del PRI, se les pide su firma sin decirles para qué la quieren y éstas se usan para crear nuevas empresas. A estas compañí­as se les asigna un domicilio fiscal falso, que ninguna autoridad revisa.
Una vez creadas, las empresas se registran como proveedoras del gobierno, capaces de vender desde pañales hasta cemento. Un pequeño grupo de funcionarios, cercanos al gobernador, se asegura que se les otorguen contratos, ví­a adjudicaciones directas o licitaciones cerradas”.
Es decir, el negocio redondo.
Y, lo peor, a costa de los pobres y los jodidos que equivale, por ejemplo, a robar a un muerto.
Lo más grave es la impunidad:
Ya cometieron el ilí­cito. Ya fue documentado y denunciado por el periódico digital, Animal Polí­tico.
Así­, como pretexto banal, infantil, el duartismo revira diciendo que como estamos en un proceso electoral, entonces, todos lo rafaguean como si fuera la piñata polí­tica.
Don Manuel Buendí­a, asesinado por la espalda en el segundo año del presidente Miguel de la Madrid, lo decí­a de la siguiente manera:
Lo más desalentador es que el reportero investiga y denuncia y publica… y no pasa absolutamente manda.
Y eso que los 645 millones de pesos timados por duartistas a través de empresas fantasmas son parte recursos estatales, pero también federales.
El mejor periodismo de investigación que en Veracruz se ha leí­do en el transcurso del llamado sexenio próspero.