Sexo, alcohol, comida a la carta, entretenimiento y teléfono celular con acceso a internet son algunos de los privilegios con los cuales goza Enrique Capitane en el penal de La Toma, según versiones que salen del CERESO por la molestia que ha causado este exceso de apapachos.

El chico se sentí­a estresado, aburrido y agobiado por tantos dí­as de encierro sin haber gozado de los placeres de la carne, y así­, rápidamente, desde la Dirección, donde operan sus principales protectores, suministraron, entre las internas, alguna que lo quisiera acompañar en una noche de copas, relajamiento y, de paso, ser seducida por sus encantos.

Es decir, a diferencia de otros acusados de agresión sexual a quienes dan un recibimiento tal cual parecido al delito por el cual ingresan, a Capitane lo traen entre algodones.

Al grado de que al interior del centro de reclusión ya se le conoce como el “Porky Mirrey de la Toma”, pues tiene acceso a todo lo que las recomendaciones de los altos funcionarios del gobierno de Veracruz han ordenado por peticiones directas de Papi, Felipe Capitane, ex alcalde de Nautla, quien el dí­a de su traslado del penalito de Veracruz a La Toma salió a la prensa a denunciar este abuso, pues su muchacho habí­a hecho el viaje “muy espantado” y con “la presión elevada”, pues, a diferencia de otros internos, a quienes sí­ avisan de la cuerda, les dan margen de informar a su familia, y los trasladan en ADO platino, a él sólo le dieron “agarra tus cosas que te vas de traslado”.

Así­, a últimas fechas de su arribo al penal, el chico acusado de haber privado de su libertad y violado a una menor de edad en el puerto de Veracruz, junto a otros tres junior del fraccionamiento Costa de Oro, se sintió saturado por la falta de desfogue sexual y mandó escoger entre las internas a la que más le gustó y con ella convivió en una estancia para visitas í­ntimas, sin ser molestado, hasta quedar satisfecho de lujuria, tal cual hacen los jeques, con dos, tres o más esposas a su disposición en un harem.

Ahora el nerviosismo predomina entre las internas jóvenes del penal Amatlán, pues no ven la hora en que alguna otra pueda ser apetecible a los ojos del junior, que lejos de ser castigado por el famoso “negro vengador” que hay en todas las cárceles, es el Porky quien está haciendo de las suyas en la cárcel.

Y es que en marzo de 2015, un informe de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre los penales del paí­s ubicaron a los de Veracruz con redes de prostitución, autogobierno y malos tratos a los internos. Entre los señalados eran el penal de Coatzacoalcos, el de Pacho Viejo y el de Amatlán de los Reyes, el cual Felipe Capitane es El Mirrey.

Así­, como pez en el agua, Capitane organiza pequeñas reuniones en su estancia de 72 horas, pues está aparte del resto de los internos, en un espacio limpio, con cama cómoda, baño propio y su última petición: un clima para hacerle más agradables los dí­as mientras trascurre lo que él mismo define como una “pesadilla” por un delito que no cometió.

A estas pequeñas reuniones no ha sido indiferente la ex alcaldesa de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, (interna en ese penal por obra de Javier Duarte de Ochoa, cuyo gobierno la acusa de haber ordenado la muerte de un colaborador y peculado) quien es una de las personas privilegiadas al regentear un restaurante donde ella recuerda sus dí­as como empleada doméstica y cocinera de la también exalcaldesa, mentora y mecenas, Delia Ortiz, quien la tomó como pupila cuando Sara Luz era ingenua, hija de familia humilde en Alvarado, cuyo destino habí­a sido trazado por la miseria y la falta de oportunidades hasta antes de toparse con el fidelismo para su buena ventura.

Delia Ortiz la pulió, se la llevó a trabajar de su casa a sus oficinas en el gobierno y fue como Sara Luz Herrera Cano creció y alcanzó la presidencia municipal, de la que salió directo a la cárcel, aunque aún no recibe sentencia ni por el homicidio ni el peculado.

En el penal de Amatlán Sara Luz Herrera Cano es una persona notoria, controlando el negocio de la comida, y el Porky lo sabe, al grado de que también ya han convivido al calor de las copas y, claro, de unos buenos mariscos cocinados con la sazón alvaradeña de Sarita.

Pero se excede el Porky altanero y alcoholizado en sus excesos, pues ya son varios quienes le han escuchado vociferar que una vez que PRI gane las elecciones para gobernador ese mismo dí­a él estará con las maletas listas para abandonar su Siberia, ya que Héctor Yunes y su papi son compadres, “Paps”.