En uno de ellos, por ejemplo, la cara de Héctor Yunes Landa, HYL, aparece sonriente al lado de la cara de Raúl Arias Lovillo, exrector de la Universidad Veracruzana, con la siguiente leyenda:
“Yo estoy con…” y luego enseguida el nombre de HYL.
Se trata de una estrategia de primer nivel, porque si en el búnker hectorizado hay una figura de primer nivel, con una autoridad moral “a prueba de bomba”, honesto sin ninguna duda, es Raúl Arias, toda una vida consagrada a la academia, de la que se ha jubilado 30 años después.
Pero más aún, en vez de quedarse en Xalapa como otros ex rectores decidió agarrar camino al extranjero, en un paí­s latinoamericano, Ecuador, donde se contrató como asesor y gestor educativo en el continente para estar lejos de la UV, sin que nada ni nadie considerara intromisiones por demás innecesarias.
Tal cual, Raúl Arias prestigia a Héctor Yunes y le agrega un plus a su capital polí­tico, considerando que si el ex rector está con el candidato priista, entonces, razones de peso para volcarse por su candidatura en la boleta electoral el próximo 5 de junio.
Claro, otras figuras aparecen en el operativo publicitario. Pero nadie a la altura del ex rector, porque en medio de la guerra sucia, el lodazal y el cochinero en que fueron convertidas las campañas electorales, su figura se enaltece y dimensiona por encima de las pasiones partidistas.
Sólo faltarí­a, digamos, que en tal estrategia social y mediática para sumar votos al Yunes rojo incluyeran al senador Pepe Yunes Zorrilla con la leyenda de “Yo estoy con…”, porque es el polí­tico-polí­tico más í­ntegro de norte a sur y de este a oeste.
Bastarí­a referir que ha surcado “en el proceloso mar de la polí­tica” y ha emergido sin mancha.
Y más cuando con una gran alteza de miras declinara la candidatura por Héctor Yunes, por las razones que “haigan sido”, una de ellas, por ejemplo, que en tiempo y forma le tocaba si es que todaví­a tienen significado las generaciones en el poder.

VIDAS PARALELAS

Entre Raúl Arias y Pepe Yunes hay, digamos, vidas paralelas y caminos coincidentes.
Por ejemplo, hacia el inicio del llamado sexenio próspero, Javier Duarte ofreció la secretarí­a de Finanzas y Planeación a Pepe Yunes, pero el senador declinó con absoluta cortesí­a, expresando sus razones de peso.
Y, bueno, era tan inmejorable la relación que ambos miraron hacia el futuro que vení­a y desde entonces, Pepe Yunes tení­a garantizada la candidatura al Senado por segunda ocasión, luego de su derrota en el fidelato.
En contraparte, cuando Raúl Arias terminó la rectorí­a de ocho años ininterrumpidos en la UV, Javier Duarte le ofreció primero la secretarí­a de Educación, donde entonces despachaba Adolfo Mota Hernández, dispuesto a su inmolación.
Luego, y ante la declinación, Duarte le ofreció la secretarí­a de Desarrollo Económico, donde estaba el fino y exquisito Érik Porres Blesa, y de igual manera declinó con toda la cortesí­a polí­tica y amical del mundo.
Y sin embargo, ni uno ni otro terminó con una relación rí­spida con el góber tuitero, aun cuando, digamos, se han dado ligeros nubarrones que han enfriado, digamos, la relación, pero sin llegar a una ruptura.
Dirí­ase, por ejemplo, que cada quien en su espacio, tiempo y forma, soñando con sus mundos posibles e imposibles, de tal forma que si de pronto las partes se topan y miran hasta tomarí­an un cafecito como viejos y antiguos conocidos.

EL FUTURO, SOLITO, HA DE LLEGAR

Nada, pues, retuvo en Veracruz a Raúl Arias para irse a Ecuador. Ahora, no obstante, la convocatoria de Héctor Yunes fue suficiente para incorporarse de lleno a su búnker, donde, se entiende, diseña con otros más el plan estatal de desarrollo en materia educativa para de tal forma aprovechar el tiempo a lo máximo.
En tanto, el senador Pepe Yunes recibió la deferencia del candidato priista para que lo apoye con todo a ultra/contra posicionarse, toda vez que ambos se tratan como si fueran parientes, que no lo son, además de que son compañeros del mismo partido y senadores, además de que desde el año 2010 embistieron la adversidad polí­tica y la estafa, engaños y mentiras del góber fogoso.
Pepe Yunes, como se recordará, declinó su candidatura por Héctor.
Luego, le ofrecieron la presidencia del CDE del PRI y declinó a favor de Felipe Amadeo Flores Espinoza, quien asumiera.
Después, le ofrecieron tareas partidistas especiales y declinó por su trabajo de tiempo completo en el Senado.
Entonces, le insistieron como delegado especial del CEN del PRI y negarse otra vez significarí­a, digamos, una descortesí­a en un hombre amable y tan caballeroso con todos, sin excepción.
Es más, ya operando en el carril hectorizado, le ofrecieron la secretarí­a de Finanzas y Planeación en el bienio gubernamental en puerta y también declinó.
Y es que ahora el Senador tiene un solo objetivo: aportar su granote de arena para que Héctor Yunes gane en las urnas, ocupándose del presente que el futuro solito ha de llegar.

ENTÉRESE RíPIDO

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