La señora dice que ya estuvo en Zongolica, Papantla, Chicontepec, Otontepec, Huayacocotla, Otepan, Soteapan, Zontecomatlán y Texcatepec.
Pero todas son algunas cabeceras municipales de las ocho regiones étnicas de Veracruz, en donde el INEGI y el CONEVAL y la SEDESOL federal ubican a los más pobres entre los pobres.
Y si ella fue a las cabeceras municipales excluye en automático a los cientos de poblados habitados por un millón de indí­genas, todos, salvo los caciques y sus familias, en la pobreza y la miseria.
Y si asegura que “en el reencuentro” con los pueblos indios ya amarró, ella solita, el voto por el Yunes rojo, caray, a menos que desde ahora el tricolor y la SEFIPLAN, por añadidura, estén comprando el voto de todos ellos… a cambio de diez mil pesos, y/o su equivalente, que son cien gallinas o veinte cerdos, como trascendiera un operativo en Xalapa.
Y es que, además, resulta fácil en el boletí­n decir que ha llevado el programa “Te escucho” a tales pueblos indí­genas, cuando, caray, desde 450 años antes de Cristo los compitas están hartos de los mesiánicos, porque de igual manera han visto a una generación tras otra morir en la pobreza, sin que ninguna lucecita asome en el extenso y largo túnel del desencanto y la desesperanza.
Según la señora, “buscan un cambio responsable que materialice el deseo de una vida digna”.
Ajá.
Una vida digna con niños anémicos y desnutridos que se duermen en el pupitre.
Una vida digna con ancianos sin seguridad social que deben ser trasladados en camillas y hasta en una silla colgada de la frente sobre la espalda de vecinos que los transportan de una comunidad a la cabecera municipal.
Una vida digna con cientos de poblados indí­genas habitados sólo por niños, mujeres y ancianos, pues los jefes de familia y sus hijos se fueron de migrantes.
Tal cual, el Mesí­as, encarnado en Héctor Yunes según Sonia Sánchez, ya llegó para redimir a los jodidos.
¿Y tu nieve?

BALAUSTRADAS: Todaví­a hoy, a diez dí­as de la elección el ciudadano sigue preguntándose la estrategia polí­tica y social del candidato priista para incorporar a la señora Sánchez a su búnker, comitiva y operación.A primera vista se entenderí­a que Yunes Landa reprodujo la sabia enseñanza de Fidel Herrera, acogida por Javier Duarte, de abrir las puertas y las ventanas de la casa a los enemigos y adversarios de Miguel íngel Yunes Linares, el candidato aliancista del PAN y PRD.
Y, por eso mismo, Sonia Sánchez en el equipo hectorizado.
No obstante, desde 1998, cuando Patricio Chirinos dejara la gubernatura, la señora tomó camino por otras latitudes y desapareció por completo de Veracruz.
En todo caso, si llegaba a Xalapa, y/o viviera un tiempo, reducida, digamos, a una vida social con los suyos, sin ningún activismo social ni polí­tico ni electoral.
Más aún, casi 22 años después, nadie recuerda una obra social trascendente que enalteciera la calidad de vida de un pueblo, una ciudad, una región en Veracruz en su tiempo como titular del DIF.
Y de pronto porque tronó en contra del Yunes azul, el Yunes rojo la nombró coordinadora de atención a grupos vulnerables, entre ellos, claro, los indí­genas, pero también, la diversidad sexual, sobre cuyo sector ninguna palabra, mejor dicho, ninguna acción ha emprendido para empujar en la tierra jarocha la iniciativa de Enrique Peña Nieto de los matrimonios gays.
Más aún: entre los grupos vulnerables están las mujeres y las mujeres en Veracruz enfrentan la peor pesadilla, el infierno mismo, con la ley anti-aborto, que la señora Sánchez ha omitido por completo.
Y más, quizá, porque la cúpula eclesiástica está metidí­sima en el asunto, y por tanto, evade quedar entre la espada y la espada.
Si ella lanzó, según parece, el programa “Te escucho”, entonces, ha de tener problemas auditivos, porque está ignorando, dando la espalda ex profeso, a una parte sustancial de los grupos sociales frágiles.

ESCALERAS: La señora fue la presidenta del DIF en el chirinismo, 1992-1998.
Y el peor daño que causó Patricio Chirinos Calero a Veracruz fue dejar el manejo del aparato gubernamental en manos de Yunes Linares, mientras él se dedicaba a la asesorí­a polí­tica a Carlos Salinas, que le valió el apodo de “La ardilla” (porque viví­a en Los Pinos”, endilgado por Porfirio Muñoz Ledo).
En el chirinismo hubo represión a los lí­deres campesinos e indí­genas, pero también a uno que otro trabajador de la información que incluso los llevó al exilio.
Fue entonces cuando, por ejemplo, el territorio jarocho fue abierto a los narcos con José Albino Quintero Meraz, que siguió con Miguel Alemán, y ahora significa la más terrible pesadilla.
Y en aquellos seis años, Sonia Sánchez ahí­ estuvo, convalidando el desorden social en todos los órdenes.
Cierto, cierto, años después, ya concluido el sexenio, se divorció, pero mientras, ella avaló lo que estaba pasando, pues como esposa del gobernador bien pudo reorientar la polí­tica.
Ahora, Yunes Landa la ha encumbrado como su gran ideóloga de los grupos vulnerables.