Y, en contraparte, algunos consejeros insistí­an en que dada “las tomaduras de pelo” de JD a la UV, sólo quedaba el camino de la resistencia.
Entonces, el par de propuestas fue llevado a votación y la rectora perdió, pues la mayorí­a aprobó la marcha para el próximo viernes 27 de mayo, unos cinco, seis dí­as antes de que la campaña de los siete candidatos a la gubernatura (donde sólo un par son punteros) llegue a su desenlace.
Después, la rectora sufrió otro revés.
Fue cuando el Consejo Universitario decidirí­a si la marcha serí­a silenciosa, sin gritos, sin bambalinas, sin coros, sin discursos, sin agresiones al Jefe Máximo de la Revolución Hecha Gobierno Priista, tal cual como si se tratara, digamos, de la Procesión del Silencio tan famosa en el mundo católico cada Semana Santa.
Y una vez más la propuesta fue llevada a votación libre y democrática y la rectora de nuevo perdió, y ni hablar, la marcha del próximo viernes significará el más alto ejercicio de la libertad académica de profes, alumnos y burócratas.
Es decir, manos libres para gritar lo que deseen, incluso, hasta corear la canción de Paquita la del barrio “de rata de dos patas” que, por cierto, fue compuesta por el ex presidente municipal de Huatusco.
Así­, la rectora empieza a sufrir la fractura interna, se ignora si debido a “una mano que mece la cuna” y/o a que la sucesión por la rectorí­a ya se anticipó y/o a que en la rectorí­a de la UV faltan operadores polí­ticos que permanezcan atentos, como “El topo” de Carlos Marx, a las señales de la sociedad para “agarrar el toro por los cuernos”.
BALAUSTRADAS: Según la rectora, una segunda marcha significa riesgos sociales para la UV.
Por ejemplo, si la primera manifestación fue encendida e incendiaria con más de 51 mil personas y que la perfilara como consejera regional de la ANUIES, la duda le asaltaba de que si serí­a superior en número la marcha del viernes 27 de mayo, o por el contrario, de menor intensidad.
Pero, además, también sopesaba los pendientes de Javier Duarte con la UV y que, hasta donde se sabe si se sabe bien, están caminando, y por tanto, una marcha serí­a tanto como provocar la fiera que el góber tuitero trae en su alma atormentada y bipolar.
El caso es que luego de que la votación la desfavoreciera, quedó otro pendiente: si la marcha del viernes se efectuarí­a de igual manera que la anterior, es decir, en los campus de la UV de norte a sur de Veracruz, a saber, Poza Rica, Córdoba, Orizaba, Xalapa, Veracruz-Boca del Rí­o y Coatzacoalcos.
Y, oh paradoja, el Consejo Universitario acordó que sólo se efectuará en Xalapa y, por tanto, y desde ahí­ el efecto polí­tico y social será inferior, a menos, digamos, que pudiera darse una gran movilización de los campus a la capital.
Y si así­ fuera, mucho se dudarí­a…por lo siguiente:
Según ha trascendido, en la primera marcha una gran parte de la población estudiantil fue presionada, digamos, convencida por los maestros para lanzarse a la calle.
Pero, bueno, “haiga sido como haiga sido”, oh filósofo Felipe Calderón, ahí­ estuvieron y cuando menos, Ladrón de Guevara estremeció al resto de los rectores afiliados a la ANUIES.

ESCALERAS: En la primera marcha la rectora se cubrió de gloria, porque ella habí­a convocado y era la organizadora central.
Es más, pronunció un discurso con una altura fuera de serie cuando, por ejemplo, entre otras cositas, denunciara que Javier Duarte quitó a la población de Veracruz “el legí­timo derecho a soñar”.
Ella misma ha continuado soñando ante la tozudez del góber tuitero, quien todaví­a mantiene, por ahora, la iniciativa de ley para que en lo sucesivo la UV reciba el 3 por ciento del presupuesto estatal que a ojo de buen cubero significa 3 mil millones de pesos anuales, 600 más de los que ahora usufructúa por ley aprobada en el Congreso local.
Pero, además, está de por medio el acuerdo entre el SAT de Aristóteles Núñez Sánchez y Javier Duarte de que el gobierno de Veracruz le pagará el impuesto correspondiente de la UV.
Y, por tanto, si la polí­tica es el arte de la negociación, entonces, la marcha es como arrojar gasolina y leña al fuego.
Y más porque luego de su revolución pací­fica que proclamara, la rectora parece haber logrado resultados alentadores.
Lo malo entonces, y de ser así­, es que el pleito entre el duartismo y la UV se estarí­a politizando con miras a la elección de rector el año entrante.
Un polí­tico ha de controlar el tsunami en el momento clave y estelar, y más si la reelección en la UV está de por medio.