Tal cual, desde Veracruz se ha establecido una modalidad. Los malosos, condenados al infierno (si es que el infierno existe), han comenzado a purificarse y redimirse y convertido la iglesia en un objetivo más de la inseguridad.
Sólo les faltó pedir la bendición al obispo, quien en ese momento celebraba la misa de Confirmaciones.
El colmo, pues, de la relación del gabinete policiaco de Javier Duarte con los carteles y cartelitos.
Nada ni nadie está a salvo en Veracruz. Los malandros se han adueñado del dí­a y de la noche, de la paz y la tranquilidad, de las calles y avenidas, de los pueblos y carreteras.
Y ahora, el colmo, hasta de las iglesias, a la que, por cierto, les han robado más de cien campanas en igual número de parroquias, pues los pillos y ladrones “no tienen llenadera” como solí­a afirmar el clásico.
Se entiende: si el joven secuestrado en Santa Rita de Casia tiene amistades peligrosas, el llamado Estado de Derecho, los sórdidos pactos entre la autoridad y los malos, la historia y la tradición establecen barreras, entre ellas, y por ejemplo, el respeto a las iglesias, cualquiera sea su religión.
¡Vaya fatalidad si por ejemplo por ahí­ se hubiera escapado un tiro con funesta consecuencia!
Pero ni hablar, de nuevo Veracruz entra a las grandes ligas del mundo, como en el Medio Oriente, donde los yihadistas, entre otros tantos, rafaguean a las mezquitas.

LA CAJA DE PANDORA ESTí ABIERTA

Bajo el (des)gobierno de Arturo Bermúdez Zurita como titular de la SSP la caja de Pandora con todos sus males ha operado en tierra fértil.
El asesinato de un bebé en brazos de su madre en el norte de Veracruz, cuando los malandros rafaguearon un autobús de pasajeros en la carretera de Tempoal a Pánuco.
El asesinato de otro bebé en brazos de su madre en una comunidad de Paso de Oveja, cuando la familia completa (los padres y dos hijos más) fueron ejecutados.
El secuestro y desaparición hasta la fecha, 4 años después, de una familia, los padres y cuatro niños, en una comunidad de Manlio Fabio Altamirano.
El crimen de un niño de 8 años de edad en Chinameca, que por “un pleito de cantina” como ha sostenido el ideólogo duartista Flavino Rí­os.
El asesinato de otro niño de 9 años de edad en Las Choapas cuyo “delito de lesa humanidad” fue estar en el lugar equivocado cuando el homicidio de un adulto.
El secuestro, asesinato y sepultura en una fosa clandestina de la niña Karime Alejandra, de 5 años de edad, en Coatzacoalcos.
En el mundo sórdido de Veracruz, igual que en otras entidades del paí­s, los malosos han secuestrado a personas, entre ellas mujeres, en sus propias casas, y por añadidura, las han ejecutado, una que otra decapitada.
Es decir, que ni siquiera en el hogar se está seguro, y si en el sexenio del góber fogoso la delincuencia común robaba casas, como ahora, hoy también los malandros plagian, evidenciando una y otra vez a las corporaciones policiacas, a la Fuerza Civil, al Estado de Derecho.

LA POBLACIÓN, INSTRUMENTO DE NEGOCIACIÓN

Igual que en la Revolución cuando los realistas colgaban a los campesinos de los árboles a orilla del camino para sembrar el terror y el miedo, también en el Vietnam de Richard Nixon, los malos entraron a la iglesia de Santa Rita de Casia con un efecto boomerang:
Uno. Intimidar, acosar, azuzar y meter el miedo en la feligresí­a.
Dos. Enviar un mensaje directo al gobierno de Veracruz de que aquí­ siguen, entre nosotros, firmes, sin dar marcha atrás, dispuestos a todo.
Tres. Y más ahora cuando el 5 de junio habrá elección de gobernador, y el par de punteros a ganar en las urnas, el Yunes rojo y el azul, han advertido que pacificarán Veracruz.
Cuatro. El duartismo ha anunciado la Gendarmerí­a en Coatzacoalcos. Y en el puerto jarocho secuestran a una persona en el interior de una iglesia. Y en Xalapa bombardean un antro gay con cuatro muertos (oficiales). Y en Orizaba, un tiroteo durante más de una hora en un antro (el mismo donde en septiembre del año 2011 secuestraron a Fernanda Rubí­) con saldo de varios muertos.
Un hecho y el otro concatenado. Los carteles siempre se mueven. Del norte del paí­s cuando Felipe Calderón, por ejemplo, caminaron hacia centro y llegaron hasta Tamaulipas. Un ratito después entraron a Veracruz por Tampico Alto.
Cinco. El plagio en la iglesia constituye un desafí­o al gabinete policiaco.
Recuérdese: con Patricio Chirinos, Miguel Alemán y Fidel Herrera, todo indica que los carteles pactaron un acuerdo. El trí­o de gobernadores los dejaba operar, a cambio, quizá, de componendas, pero al mismo tiempo, del respeto a la población civil.
Ahora, con Javier Duarte, niños, mujeres y ancianos han sido plagiados y muchos asesinados.
La población civil como instrumento de negociación. Veracruz, la plaza en disputa con sus tres puertos marí­timos para la entrada internacional de la droga, con un número incalculable de pistas clandestinas, con la carretera de sur a norte y con una narco/policí­a que secuestra a las personas y entrega a los carteles.

ENTÉRESE RíPIDO

Bermúdez 1. Cinco muertos en tiroteo en bar gay de Xalapa.
Bermúdez 2. Balacera de una hora en Orizaba.
Bermúdez 3. Plagio de un feligrés en iglesia del puerto de Veracruz Santa Rita de Casia.
Bermúdez 4. Tiroteo en Coatzacoalcos. Que eran malandros. Pero habí­a un litigante muerto horas antes sacado de su casa.
Bermúdez 5. Carteles y cartelitos siguen dueños de Veracruz.
Bermúdez 6. Secuestrado taxista jarocho, familiar de legendarios Sevillanos.
Bermúdez 7. Fuego cruzado en Mariano Escobedo. Un muerto.
Bermúdez 8. Tiroteo entre ministeriales en Pueblo Viejo.
Bermúdez 9. Saqueada iglesia evangélica en Boca del Rí­o.
Bermúdez 10. Arturo Bermúdez sigue llegando en helicóptero a su oficina.
Bermúdez 11. Zafarrancho en Córdoba en desalojo de invasores de un rancho.
27 de mayo. Ningún cand. a góber, amarrado. Nada para nadie.
¡Vaya ramalazo de Yunes Linares a Javier Duarte y José Murat!
Desviados, dicen, $30 millones del Seguro Popular para Héctor Yunes.
20 horas. Segundo debate del OPLE con los siete candidatos a gubernatura.