Por el contrario, el Yunes rojo se ha declarado ganador en todas las encuestas, pero, bueno, lo más prudente serí­a observar la actitud de Joseph Fouché, el llamado genio de la perversidad, quien nunca tomaba partido por un candidato, sino esperaba el dí­a de la elección, y a partir de ahí­, su definición polí­tica.
Tal cual, bastarí­a referir que la gran encuesta será el 5 de mayo, en donde el riesgo será que el partido abstencionista quede con la mitad, cuando menos, de los casi 4 millones de ciudadanos de Veracruz con credencial de elector.

LUNES
Imagen de cada candidato


Por lo pronto, y a cuatro semanas de que las campañas terminen, la imagen de los 7 candidatos serí­a la siguiente:
Héctor Yunes. El yoyista.
Miguel íngel Yunes. El enemigo a vencer, pues todos lo rafaguean, a excepción del impasible Armando Méndez.
Juan Bueno Torio. El “estamos hasta la madre”.
Cuitláhuac Garcí­a. El candidato de la botarga.
Armando Méndez. El candidato a un cargo doctoral.
Alejandro Vázquez. El otro yoyista.
Alba Leonila Méndez. “Nosotros los pobres”.
Todos, sin embargo, tupiendo duro al góber tuitero, como si la foto de Javier Duarte fuera a estar en la boleta electoral.
Todos, a excepción de Héctor, rafagueando a Duarte, conscientes y seguros de que bombardeando su nombre… descarrilarí­an más al Yunes rojo.
Por supuesto, y como dice el clásico, todos, unos más, otros menos, atrapados y sin salida en una guerra sucia, en una guerra de lodo, bajándose a los lavaderos.
En tales rubros pudieran, digamos, resumirse las campañas de los siete candidatos, donde, oh paradoja, todos hablan de los graves pendientes sociales sin aterrizar, a excepción del Yunes azul, un plan social concreto y especí­fico para redimir a Veracruz.

MARTES
El candidato más denostado


En las cuatro semanas y dí­as de campaña, luego de Javier Duarte, Yunes Linares ha sido el más denostado.
Nunca como ahora le ha llovido en su milpa con misiles, R-15 y bombas disparadas desde el aire y con aviones a control remoto.
El más obsesivo ha sido su primo hermano, el Yunes rojo, quien, incluso, lo ha llamado hasta “pedófilo” y solo ha faltado lo denomine el Marcial Maciel de la polí­tica.
Incluso, lleno de perversidad, y como descubriera el continente americano, abrió las puertas de su mansión en Xalapa a un comité selecto para demostrar la forma de vivir, luego de un desafí­o a Miguel íngel para que también las abriera.
La sangre yihadista imponiéndose en todo su esplendor.
Y aun cuando desde el búnker panista soltaron la versión de que el Yunes rojo tiene un hijo fuera de matrimonio que nunca reconoció y hasta trascendió que el Yunes azul lo llevarí­a a un debate, en ningún momento se llegó a tal grado explosivo, en caso, claro, de que sea cierto.
El hecho, no obstante, recuerda la procaz leyenda bí­blica de la polí­tica en el siglo pasado de que si una persona deseaba saber con certeza el nombre de su padre que se metiera a la polí­tica que ahí­ luego enseguida alguien se lo dirí­a a través de la lí­nea ágata.

MIÉRCOLES
Nacidos para perder


En las primeras semanas de la campaña trascendió que la gran disputa solo estaba entre el Yunes rojo y el Yunes azul.
Ahora, y quizá porque lo empezaron a publicar algunas columnas polí­ticas del altiplano, han metido en el carril a Cuitláhuac Garcí­a, el maestro de la UV, posgraduado en el extranjero, de 47 años de edad, soltero, lí­der con su padre en colonias proletarias de Xalapa.
De ser así­, entonces, en la percepción ciudadana domina la certeza de que los otros cuatro candidatos (Bueno, Armando Méndez, Alba Leonila Méndez y “El pipo”) son comparsa que algún plus estarí­an buscando, conscientes y seguros de que son “nacidos para perder”.
Claro, nada raro serí­a que como él mismo lo ha filtrado, Armando Méndez decline en los siguientes dí­as o semanas por Cuitláhuac, y que en un descuido lo siga Alba Leonila, y quizá el mismo “Pipo”.
Juan Bueno, en su condición de independiente, demorarí­a un poquito más, pero antes, mucho antes de hacer el ridí­culo en las urnas con una bají­sima votación, terminarí­a declinando, digamos, por Cuitláhuac, aun cuando también lo harí­a por el Yunes rojo, reproduciendo el modelito de Gerardo Buganza en el año 2010, cuando se pusiera a los pies de Javier Duarte.

JUEVES
El candidato bragado


En el imaginario colectivo domina el siguiente karma: el único que encarcelarí­a a Javier Duarte y a uno que otro duartista serí­a el Yunes azul.
Hay priistas, por ejemplo, parte de la elite en el poder, seguros de que Héctor Yunes terminará pactando, ya con Duarte en forma directa, o porque desde el altiplano (el CEN del PRI, la secretarí­a de Gobernación y/o Los Pinos) lo decidan.
Y, por tanto, así­ como el duartismo ha ejercido el poder y gobernado en medio de la impunidad (impunidad con el desorden administrativo e impunidad con los secuestros, los desaparecidos, los asesinatos y las fosas clandestinas, por ejemplo), Duarte dejará la silla embrujada del palacio envuelto en un aura de honestidad.
Y más luego de que la presidenta del DIF estatal descubriera que “Dios duerme todas las noches” en suelo jarocho.
Yunes Landa, como también Cuitláhuac, Bueno, “El pipo” y/o cualquiera de los Méndez (Alba Leonila y Armando), si llegaran a palacio su primera acción oficial serí­a colocar la foto de Javier Duarte en la galerí­a de los ex gobernadores.

VIERNES
La carne de cañón


La peor imagen que los siete candidatos se han creado es la siguiente: ninguno busca el trono imperial del palacio para enaltecer el destino social y económico, educativo y de salud, de seguridad y de justicia del millón de indí­genas, de los 2 millones de campesinos y los 3 millones de obreros.
Todos ellos, con su pobreza, miseria y jodidez, desempleo, subempleo, salarios de hambre y migración, solo significan “carne de cañón” para utilizarse como acarreados en los mitines y para ganar elecciones.
Eso de que Héctor se ha redescubierto como el Santa Clos que pondrá hasta un volchito en las puertas de las casas de “los desheredados de la fortuna” según Albert Camus y “Los olvidados” según Luis Buñuel y “los precaristas” según Oscar Lewis, y de que endilgará una “H” más, de honestidad, a Veracruz, significa una jalada neurológica, siquiátrica y sicológica. Tomadura de pelo.
Y si así­ concibe el poder público el Yunes rojo, ya podrá el lector visualizar la madurez cí­vica de los otros.
Una vez más, pues, sea quien ocupe la silla embrujada de palacio, será para ejercer el poder con sentido patrimonialista, conscientes de que solo tendrán dos años para sacar jugo de lo que otros han logrado en un sexenio.