cargando

En twitter:

24 abril, 2016

De Chernobyl a Pajaritos

•Todo el pan se acabó en las panaderías de Mundo Nuevo, de donde eran originarios el mayor número de muertos de Pajaritos

•La tramitología de PEMEX y la burocracia de la Fiscalía de Veracruz tiene a los familiares de las víctimas en ascuas

•Se vive aquí la tragedia bíblica: el mayor tormento y desventura de una madre es enterrar a su hijo

•Las casas de unos muertos son humildes. Patio pequeño lleno de triques. Un cuarto para la cocina que también es comedor

Ignacio Carvajal

  • La mayoría de los fallecidos eran jóvene/Ignacio Carvajal

  • Mundo Nuevo es el lugar que más muertos ha recibido/Ignacio Carvajal

COATZACOALCOS, VERACRUZ.- Las panaderí­as de Mundo Nuevo no se dieron abasto. Todo el pan se acabó y los panaderos se llenaron los bolsillos de dinero, pero lo que fue la alegrí­a para unos, resultó el dolor de otros, ya que Mundo Nuevo es el lugar que más muertos ha recibido por la tragedia de Clorados III, que de algún modo recuerda al Chernobyl del 26 abril de 1986.

Hasta la tarde del viernes habí­an sepultados a tres ví­ctimas, pero se esperaba la organización de otros cinco sepelios. En la casa de los deudos, los familiares ya esperaban a las ví­ctimas identificadas. La tramitologí­a de PEMEX y la burocracia de la Fiscalí­a los tení­a en ascuas.

En la calle Niños Héroes, en la zona centro, está la morada familiar de Gabriel Martí­nez Zamudio, de 45 años. Es de las pocas personas mayores entre las 28 ví­ctimas reconocidas ya por PEMEX, ya que todos en su mayorí­a son jóvenes.

Su familia cuenta que hací­a unos dí­as habí­a bajado a ver a su madre. Estaba contento porque desde hace mucho tiempo andaba sin empleo y no le gustaba ir a ver a su mamá sin llevarle un pan, las tortillas, galletas, o algo de dinero para sus gastos.

"Hací­a mucho tiempo que no vení­a, le daba pena llegar y no tener nada que darle a mi mamá, decí­a que para que vení­a", relató Rosa Marí­a Sánchez Zamudio, sobre su hermano Gabriel.

Cuando le veí­an venir, dicen, se pasaba horas con su madre, una anciana que llora el mayor tormento de una madre: enterrar a un hijo.

El cuerpo del finado quedó lastimado, la identificación sólo fue posible por medio de los registros dentales. Tení­a 43 años, y sólo habí­a estudiado la primaria. Por eso las oportunidades de desarrollo y empleo a su alrededor, eran limitadas.

Y sólo separados por la barda, en esta misma calle Niños Héroes, está el funeral de Julián Rodrí­guez Aguirre, de 26 años. Era andamiero. Las dos familias vecinas se tuvieron que poner de acuerdo para velar a las ví­ctimas sin pelearse por la ví­a pública, así­, no se quedó con la mitad de la calle, y la otra puso sus carpas en el otro extremo para montar las sillas que serí­an empleadas por los visitantes.

A unas tres calles está el velorio de Jonathan Suárez Sánchez, de 28 años de edad, domiciliado en la avenida Juan Osorio. Su madre, Teresa Sánchez, lo recuerda trabajador y responsable.

"Yo supe que mi hijo estaba muerto cuando escuché la explosión", relató.
Ella se encontraba en las labores del hogar, a unos tres kilómetros de la zona de complejos, cuando sintió el estruendo que sacudió a todo el sureste mexicano.
"Escuché la explosión cuando andaba trabajando, rápido pensé en mi hijo y sentí­ algo dentro, que estaba muerto".

Después del caos, la familia se abocó a buscarle en la lista de lesionados en los hospitales, pues no contestaba el teléfono. En las primeras horas, realizaron una búsqueda en vida.

"En hospitales, en clí­nicas, en particulares, le buscamos en todos lados y no dimos resultados", dijo la mamá.
Fue entonces que mejor comenzaron con la búsqueda en muerte, "fuimos al complejo y allí­ rápido me lo dieron en la mañana, ahora lo estoy velando para llevarlo a enterrar.
La casa del difunto es humilde, el patio pequeño, lleno de triques, un cuarto para la cocina que también es empleado como comedor.

Con su entierro no mejoran las cosas, en esta familia hay otra ví­ctima, Alexis Alejandro López Gallardo, cuñado del difunto, quien está luchando por su vida en el Hospital General de Alta Especialidad de Veracruz.

"Mi cuñado está en coma, también le tocó, los dos trabajaban juntos, pero ese dí­a, Jonathan estaba más cerca" relató Saraí­ Cué Zarate, esposa de Jonathan Suárez Sánchez.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.