Y aun cuando nunca su alma descansará en el paraí­so celestial, ni siquiera, vaya, porque los evangélicos bendijeron el palacio en nombre de Jesús de Nazareth, nadie le perdonará su actitud beligerante y autoritaria en contra de la rectora Sara Ladrón de Guevara.
Por lo siguiente: según la rectora, la UV está sobreviviendo ahora con el recurso federal, saldando, y como ella misma, dijo, el pago de la nómina “a cuenta/gotas”.
Insensible, JD está mostrando su identidad. Tal cual como es. Como ha sido. Como será, pues como dice el adagio popular, “árbol que crece torcido… jamás su rama endereza”.
Lo peor del asunto es la misma interrogante que decenas, cientos quizá de proveedores, prestadores de servicios, constructores, estudiantes becados, deportistas discapacitados, músicos y hasta dueños de florerí­as a quienes adeuda las coronas de flores… se formulan cada vez acerca del destino del dinero público tanto estatal como federal.
Deuda por todos lados. Creciente deuda pública autorizada por el Congreso local. Cero obra pública. Vecinos de Naranjos encadenándose en la escalinata de la Catedral de Xalapa reclamando infraestructura pendiente. Indí­genas de Atzompa caminando a la Ciudad de México para tocar puertas federales atrás de recursos que les permitan terminar obra.
Y, en contrapartida, la gran interrogante. ¿Dónde quedó el dinero?
Nunca la UV habí­a enfrentado el estrangulamiento económico que ahora vive y padece con el góber tuitero.
Y como ningún polí­tico duartista explica (y convence) el paradero de los fondos públicos, entonces, razones de peso para que algunos candidatos a la mini/gubernatura hablen del enriquecimiento ilí­cito de la elite priista en el poder sexenal.

BALAUSTRADAS: Por todos los caminos ha trotado la rectora de la UV.
El cabildeo institucional. El discurso polí­tico y mediático. La reunión con legisladores federales tanto en Xalapa como en la Ciudad de México. El diálogo con la ANUIES y los rectores de otras universidades públicas.
El desplegado periodí­stico en una parte de la prensa escrita del DF. El Observatorio de la UV describiendo los hechos. El cafecito con JD en la rectorí­a. La firma con la SEFIPLAN para calendarizar pagos.
La gran marcha con más de 51 mil estudiantes, académicos, burócratas y ciudadanos solidarios. El par de denuncias penales, una local y otra federal. La renovación de la esperanza de que pronto el abonito llegarí­a.
La exposición fotográfica de la marcha en algunos campus de la UV. Los desplegados de maestros de algunas facultades. La marcha del FESAPAUV. La otra marcha de alumnos y profes.
El rafagueo discursivo en su contra, como cuando que si la SEFIPLAN le debí­a 2 mil 70 millones a la UV, la UV debí­a más de 3 mil millones al Instituto de Pensiones, IPE.
Ningún actor académico ni polí­tico de Veracruz se ha llenado de tanta prudencia social como la rectora, ni tampoco nadie como ella ha insistido tanto ante Javier Duarte para que cumpla con el compromiso que, además, cada año es aprobado en sesión parlamentaria del Congreso local.
Y, sin embargo, el valemadrismo del jefe del Poder Ejecutivo. La indolencia. El pitorreo, como si fuera dueño de la gran hacienda porfirista de nombre Veracruz.
Por eso, una vez más se amaciza la versión de que el peor daño polí­tico, social, económico, moral y ético que Fidel Herrera Beltrán causó a los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha fue imponer a JD como sucesor.

ESCALERAS: JD será recordado como el gobernador de los secuestrados, desaparecidos, asesinados y las fosas clandestinas.
También será evocado como el góber con el mayor número de abucheos en la historia pública de Veracruz.
También como el góber en cuyo sexenio fueron asesinados 17 reporteros, más tres desaparecidos, más tres exiliados, más 20 activistas sociales ejecutados, más 20 litigantes asesinados, más 1,500 desaparecidos, de los cuales 144 son menores de edad.
Y el góber con el mayor número de feminicidios en la historia local.
El góber con una policí­a al servicio de los carteles de la droga.
Y el góber con la peor deuda pública y el peor cochinero en el desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción polí­tica.
Y el góber con el mayor menosprecio y desprecio por la máxima casa de estudios, la UV, honra estudiantil y académica de Veracruz.
Y es que de veras nunca JD alcanzará el perdón de Dios, digamos, por repetir la frase trillada, aun cuando mejor serí­a que jamás será perdonado por la población jarocha con su estilo personal de ejercer el poder que ha sido autoritario, prepotente, fantoche, sarcástico, burlón, hiriente, ofensivo y excluyente.