AMATLíN DE LOS REYES.- ¿Por elige a Veracruz la primera gran Brigada Nacional de Búsqueda, que arrancó el pasado fin de semana en Amatlán de los Reyes? Porque a uno de sus participantes, al que los asistentes ubican como el principal organizador a nivel nacional en tareas de búsqueda de ausentes, Juan Carlos Trujillo, en 2010, le desaparecieron a dos hermanos en Poza Rica.

Gustavo y Luis Armando Trujillo Herrera, de 28 y 25 años, originarios de Michoacán, están desaparecidos en suelo veracruzano desde el 22 de septiembre de 2010, en el último tramo del sexenio de Fidel Herrera Beltrán, el inicio de la decena perdida para miles de ví­ctimas de violaciones a sus derechos humanos también en el gobierno de Javier Duarte de Ochoa.

Durante la presentación del grupo de búsqueda, integrado por especialistas de Michoacán, Sinaloa, Guerreo, Coahuila y Baja California ”“todos con familiares desaparecidos- se explicó que el gran mérito de la brigada que hoy recorre predios marcados por la muerte, era la organización de las personas que ya habí­an desarrollado cualidades y técnicas de búsqueda en los estados más violentos del paí­s, para que éstas a su vez dieran este conocimiento, no sólo técnico, también emocional, a sus hermanos en dolor de Veracruz, y más adelante, caminar a otras entidades para hacer lo que no ha logrado el gobierno: “encontrar a los que nos faltan”.

Mario Vergara, de los otros desaparecidos de Iguala, y Julio Sánchez Pasilla, de Los Cascabeles de Coahuila, expresaron públicamente su reconocimiento a Juan Carlos Trujillo por haber organizado la brigada, aunque en entrevista con Blogexpediente Herrera niega ser un lí­der, pero sí­ reconoce que esta iniciativa está apoyada en mucho por su interés en Veracruz para encontrar a sus hermanos en un futuro próximo.

Juan Carlos a su vez es fundador de la A.C. “Familiares en Búsqueda Marí­a Elena Herrera”, organización que tomó el nombre de su madre, Marí­a Elena Herrera Magdaleno, la mujer que cobró notoriedad en el plano internacional durante los Diálogos por la Paz, organizados por el poeta Javier Sicilia, entre ví­ctimas de la delincuencia y el ahora expresidente Felipe Calderón. Juan Carlos dice que la historia de su mamá es la de él y la de miles de personas buscando ausentes.

En esa reunión realizada en 2012, en el Castillo de Chapultepec, Marí­a Elena Herrera, tomó la palabra para reprochar la indolencia del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, porque ella representaba a cientos de familias de Michoacán, estado natal del Ejecutivo, en las que se lloraba a un muerto y se esperaba a hijos y esposos que no llegaron.

Ella explicó que ya habí­a estado tiempo antes en búsqueda de justicia, pues en agosto de 2008, ya le habí­an desaparecido a dos hijos que iban acompañados de cinco personas para comprar pedacerí­a de oro en el municipio de Atoyac de ílvarez, Guerrero. La denuncia la puso en ese entonces ante la Fiscal Maricela Morales y pidió ayuda al ex secretario de Seguridad Pública, Genaro Garcí­a Luna. Ninguno de los dos dio resultados para encontrar a los siete michoacanos, señaló ante el presidente.

La mujer estaba de vuelta reclamando justicia para el nuevo caso, el de sus hijos desaparecidos en Veracruz:
“Este gobierno es incapaz de darnos justicia, todos los polí­ticos, nosotros les pagamos sueldos, los hemos llevado a donde están, y les demandamos hoy que hagan su trabajo”, sentenció con un grito que silenció a Calderón, cuyos argumentos se centraron en culpar a La Familia Michoacana por la desaparición de sus primeros muchachos.

Sobre el caso de sus hijos desaparecidos en Veracruz, está la carpeta de investigación 425/2011 en la SIEDO ”“ahora SEIDO-. Gustavo y Luis Armando provení­an del municipio de Pajacuarán, Michoacán, habí­an arribado al estado de Veracruz para comprar pedacerí­a de oro en el municipio de Vega de Ala Torre, a unos 180 kilómetros del puerto de Veracruz.

La última vez que tuvieron comunicación con ellos, fue desde el municipio de Poza Rica, los hermanos les informaban que habí­an sido detenidos en un retén de la policí­a intermunicipal cuando trasladaban a Vega de Ala Torre, desde entonces no se supo más de ellos. Con los dos hermanos también desaparecen a un sobrino y al esposo de una nieta de Marí­a Elena Herrera. Cuatro personas que fueron ví­ctimas de desaparición forzada y de quienes no hay rastro alguno ni investigación por parte de las autoridades locales ahora encabezadas por Javier Duarte de Ochoa, y su fiscal, Luis íngel Bravo Contreras.

La policí­a implicada en el caso de los cuatro ciudadanos de Michoacán fue desaparecida a penas en junio de 2015 por el gobierno de Javier Duarte de Ochoa. Es decir, pese a los señalamientos previos ante las instancias federales, el sucesor de Fidel Herrera Beltrán se tomó cinco años para sacar de circulación a esa corporación. En ese lustro el caso de los cuatro michoacanos tampoco prosperó.

Los hermanos de Juan Carlos Herrera desaparecidos en Veracruz como en Guerrero, se dedicaban a la compra y venta de pedacerí­a de oro. Es la forma en que muchas familias se ganan la vida en Pajacuarán antes de recurrir a la migración.
De ese septiembre de 2010 a la fecha, son más de 500 las denuncias de personas desaparecidas durante el gobierno de Javier Duarte de Ochoa ante los mecanismos de la Procuradurí­a General de la República (PGR), y más de mil 600 en la Fiscalí­a, más los no denunciados, y es lo lamentable, afirma el entrevistado, “que esto siga pasando”.
Juan Carlos asegura que ya no quiere justicia, ni saber quién se deshizo de sus hermanos y sus dos parientes en Veracruz. “Sólo quiero saber dónde están, Dios me ha enseñado a perdonarlos”.

LA ENTREVISTA

-¿Cuál es el objetivo de Familiares en Búsqueda Marí­a Helena AC?
-Les damos vida a la Red de Enlaces Nacionales con la finalidad de unificar esfuerzos de las organizaciones y ví­ctimas huérfanas para buscar. Hay un proceso difí­cil entre la ví­ctima huérfana y la organizada, la primera no tiene quien le ayude, los organizados, es el fenómeno que tenemos en el paí­s que se ha ido virilizando. Y que somos una comunidad naciente que no terminamos de reconocernos. Nos tenemos que reconocer para ayudar a quienes sufren en silencio.

-¿Cómo ha sido el proceso de estructuración?
-Dios por delante, hemos aprendido a vivir y sobrevivir, ese es el objetivo de vida de muchos, no vamos a parar hasta que no paremos. Hay gente solidaria que desde las sombras nos han dado luz, no quiero mencionar nombres, hay muchos que nos han estado apoyando. Detrás de mí­ hay un montón de ángeles, siempre lo he dicho, que han creí­do en mí­ y creen que esta causa es posible.

-¿Crees que esta solidaridad se puede replicar en Veracruz?
Es la intención que tenemos desde la red, esperamos convencer. Mucha gente confunde, cree que vengo a pedir ayuda para buscar a mis hermanos, y no; venimos a decir que no queremos que esto pase más. Que no haya ningún desaparecido más.

-¿Cómo es el proceso para organizarlos, a veces hay mucha desidia?
-Eso pasa, se dice que mientras no me pase a mí­, no me muevo, pero hay que trabajar mucho entre las personas a las que no les ha pasado. Hemos avanzado mucho, antes de esta brigada, recorrí­ el estado y me reuní­ con muchos, hay mucha gente interesada en un cambio, que están preocupados por parar este delito de lesa humanidad.

-¿Qué quieres encontrar en Veracruz?
-Vengo a pedir ayuda para que encontremos la verdad, que encontremos a los corazones que no se ha podido. Hacemos llamado a la ciudadaní­a para que esta desgracia ya no avance más. No puedo estar recibiendo el problema en esas caracterí­sticas, cuando seguimos acumulando casos. Yo les hablarí­a a los delincuentes, que cuando le hacen daño así­ a una persona, es a un núcleo familiar el que dañan. No hay como comprender desaparecer a una persona. Es algo que considero no deberí­a existir.
Pues Dios te da la resignación ante la muerte, pero ante esto, no hay quien lo soporte, en la Biblia no hay nada sobre un desaparecido, no se lo deseo a nadie.

-¿Por qué la delincuencia llega a esto, a trascender la ejecución a la desaparición?
-Es un problema de deshumanización industrial, que se ha agudizado por la falta de valores, una incrustación del mercado negro instalado por el mismo gobierno para que se permitan todas estas situaciones. Todo el giro negro es el que te hace vislumbrar algo distinto, definir las ciudades y territorios como plazas, tal como el modelo capitalista.

-¿Han apelado a la delincuencia, que les puede pasar lo mismo?
-He apelado mucho en entrevistas, precisamente a lo que hoy nombramos como delincuentes, que para mí­ son ví­ctimas ví­ctimas de un sistema aplastador. Las personas no nacen malas, ellos no eran malos, se hicieron así­ por los huecos y necesidades en el paí­s, las desatenciones, etc. Ellos son igual de ví­ctimas que yo, apelo a ellos, son seres humanos. Yo he visto, me ha tocado ver personas, madres que sufren, ellas conocen la situación de delincuencia de sus hijos, y sus madres también sufren.

-¿Qué le dirí­as a los jóvenes que están incursionando en la delincuencia, sobre el tema de los desaparecidos?
-Es un camino equivocado, que solamente Dios es la persona que nos puede quitar la vida, que a cada una de las personas que ellos le han hecho daño, tienen un enorme dolor, el daño ya ni si quiera quiero voltear a verlo, no pedimos justicia, sólo verdad. Que tengan un encuentro en la intimidad, y busquen al niño bueno que se perdió en el camino. Apelo a su corazón para que nos permitan lo que hoy venimos a buscar, el tesoro que queremos encontrar, la verdad de lo que pasó con nuestros familiares. Yo les dirí­a al menos a los que secuestraron a mis hermanos, que de corazón hayan aprendido a perdonar, los perdonamos, pero sepan que mi padre murió a consecuencia eso, a los seis meses de esperar, y mi madre está muriendo. Apelo a lo que de humanos le queda, para tener el encuentro con nuestros familiares.
“No nos interesa cazar delincuentes, si alguien participó o sabe o supo de un hecho, que su paz sea regresarle esa paz a la familia, que sepa que desde cuando nos dice dónde está nuestro familiar, habrá resignación y podrá hacerse un acto de perdón.

-¿Qué es encontrar la verdad?
-Es saber qué pasó con nuestros familiares, no podemos seguir así­, sin saber si viven, si comen, si sufren, si nosotros hoy sabemos que no estarán con nosotros, aceptaremos lo que Dios permitió que ocurriera, esa verdad nos hará libres, a ellos, y podrá ayudar a encontrar la paz a todas esas viejecitas que ningún daño le han hecho a nadie, pero son las que sufren y mueren en silencio.

-¿Cómo ves a los colectivos en Veracruz?
-Están en proceso, como cualquier otra cosa, tienen distintas maneras de ver el problema, todos actúan en base a su experiencia. Habrí­a que apoyar en lo que se pueda, y se hará desde donde se pueda, desde el momento que se solicite, que los grupo sean apoyados.
-En Veracruz se ha visto que las autoridades tratan de cooptar a los colectivos para manipularnos y generar división, ¿esto se ve en otros estados?
-Hasta parece una polí­tica pública, dividirlos, pero al gobierno no le queda claro que con estrategias así­, maquillando números, dividiendo, no va solucionar nada. Este proceso nos ha permitido a las familias tener una meta clara. Pero el objetivo es el mismo en todos, no vamos a parar.

-¿Qué saben de Veracruz y las fosas?
-Yo desde hace seis año estoy dando seguimiento a todo lo que ocurre con fosas en Veracruz, me interesa de sobre manera, intentamos trabajar con responsabilidad, pero en Veracruz vivimos en una enorme fosa clandestina.