“Miente el Fiscal; nunca buscó a mi hijo”
•Solapado por soldados, malosos sustrajeron a Alexander Figueroa en Amatlán, el terruño de Luis Ángel Bravo
•La madre y el padre confiaron en que Bravo Contreras, paisano y vecino en la infancia, poderoso ahora, les echaría la mano
•Durante un mes los manipuló para que no pusieran denuncia. Apenas la pusieron, llamaron al teléfono de la hija para pedir $2 millones
•“Javier Duarte también nos quedó mal” dice la madre que antes le organizó movilizaciones para su campaña. Y ahora no les da la cara
Ignacio Carvajal/Coatzacoalcos/En misión especial
Alexander Figueroa López fue víctima de privación ilegal de su libertad por sujetos desconocidos que lo sacaron de su casa, en La Patrona, y lo llevaron hacía rumbo desconocido. Cuando lo trasladaban a bordo de un vehículo, a exceso de velocidad, custodiado de al menos 20 pistoleros en un convoy de tres camionetas, se toparon con los soldados, pero estos no hicieron nada para detenerlos pese a que marchaban con evidentes huellas de sospecha.
“Los soldados estaban con ellos, el gobierno estaba con esos sujetos”, acusa la madre de Alexander Figueroa López, Analilia López Ortiz, quien carga un agravio contra su vecino y conocido de la infancia Luis íngel Bravo Contreras, Fiscal General.
“Era nuestro vecino allá en Amatlán, lo conocemos de allí, desde niño, y cuando nos pasó lo de nuestro hijo le fuimos a ver y nos recibió, nos dijo que no pusiéramos denuncia, el secuestro, por ser un delito grave, se perseguía de oficio.
“A mi hijo se lo llevan un 5 de diciembre de 2014, pero el fiscal nos tuvo un mes a las vueltas, que no denunciáramos, nos puso con un licenciado encargado de la Unidad anti Secuestro de Córdoba, Jorge Arturo Rodríguez Pucheta, hasta que pasado un mes, casi 40 días, el señor Pucheta nos dice que teníamos denunciar si no ellos, los de la UES, no podían actuar. Un mes se había perdido, Dios mío, y sin saber de mi hijo.
Cosa rara, a los tres días de haber puesto la denuncia 03/2015 en la Unidad Especializada anti Secuestro de Córdoba “llaman al celular de mi hija, piden hablar conmigo: “Si quieres volver a ver a tu hijo, me debes dar 2 millones 300 mil pesos, de lo contrario, lo haré pedacitos y te lo entrego en una bolsa”. Le respondí que sí, que se los daba, pero pedía una prueba de vida. Después de mucho jaloneo me dijo que no era posible, y si no le daba el dinero, ahora arremetería contra mi hija, “la tenemos ubicada”.
“Les tuve que dar el dinero por el temor a que me robaran a mi otra hija, a mi hijo nunca me lo dieron, les pagué protección, obvio eran personas que sabían de nuestro dolor después de la denuncia, me hicieron pagar los dos millones 300 mil pesos en una caseta de policía en Orizaba”.
Las autoridades locales lograron la detención de una persona identificada como Roque Hernández Muñoz, a él llevaron las pistas de las llamadas al celular en donde le pidieron el rescate. “Aún falta por detener una persona, no creo que uno sólo haya sido capaz de cobrar esos dos millones 300 mil pesos, tampoco dio datos sobre mi hijo”.
A los seis meses de haber puesto la denuncia, “la UES se declara incompetente porque en la investigación salía la presencia de elementos de la SEDENA, y se tuvo que dar parte a la Procuraduría General de la República, en la denuncia 488/2015, de la SEIDO”.
Se dio parte también a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) cuyos visitadores ya fueron a La Patrona para buscar indicios sobre la presencia de militares ese día, y el pueblo ya dijo que sí, que los hubo, y está en trámite esa investigación.
De las autoridades locales, justicia para su muchacho no ha tenido.
“Mi esposo con mucha esperanza fue a ver a Luis íngel, lo acaban de nombrar como encargado de dar justicia, y en verdad pensábamos que por ser de nuestro rancho, conocido, vecino, que allí nació… nos iba a echar la mano, y al principio fue así, atento, al poco tiempo nos dimos cuenta que era puro engaño y vueltas y vueltas… nunca buscó a nuestro hijo”.
Otro que les quedó mal es el gobernador, Javier Duarte de Ochoa, cordobés: “Como mi esposo es líder cañero, le ayudó en su campaña para diputado federal, le juntó gente; lo mismo cuando iba para gobernador, se le apoyó, sabe quiénes somos, conoce nuestra casa, pero cuanto esto pasó nos cerró las puertas… son tantas personas que han ido a interceder por nosotros ante él y no nos ayuda”.
El secuestro:
Pasaban de las 3:00 P.M. en el domicilio de la familia Figueroa López, en La Patrona, al menos 20 personas, de civil, con armas largas, cortas, chaleco antibala, radio, granadas colgadas, en dos vehículos, rodearon la vivienda.
El joven Alexander Figueroa López, de 23 años, acababa de llegar del campo cuando se dio el ataque. Se encontraba sentado a la mesa alimentándose cuando los sujetos armados se presentaron.
“Al suelo al suelo al suelo todos” gritaron los sujetos que abrieron la puerta de la casa a golpes y se apoderaron de patio y de las otra dos casas en el corral.
“Preguntaban por mi esposo, era al que buscaban, voltearon todo, cajones, colchones, roperos, destruyeron todo a su paso sin resultados. En eso revisaron credenciales de elector, vieron los apellidos de mi hijo, y se lo llevaron, no sin antes revisar en azoteas y patios. Se fueron rumbo a la autopista Veracruz-Córdoba.
A esa misma hora, en la entrada y salida del pueblo, elementos de la SEDENA vigilaban los puntos. “Las camionetas con los pistoleros, y mi hijo plagiado, pasaron frente a un rancho de nosotros, allí los trabajadores notaron como las camionetas iban a exceso de velocidad, llenas de sujetos armados, se cruzaron con los soldados en sus patrullas y éstos no les hicieron nada. Los dejaron pasar.
Minutos después de que se fueron los sujetos, tras media hora de ocupación, arribaron los soldados y a lo mismo: “Preguntaban por mi esposo, revisaron, se asomaron por todos lados, querían cerciorarse de que en verdad no estaba. Les dije lo de mi hijo y salieron, pensé que iban a buscarlo, pero no, se estacionaron afuera de la casa y allí pasaron buen rato vigilando, tal vez, por si salía o regresaba mi marido. Lo querían a él.
Analilia piensa: “A mi esposo, como dicen en el rancho, le pusieron el dedo de que se dedicaba a algo malo, lo querían fregar; pero como no estaba se llevaron a nuestro hijo. El gobierno lo sabía, todo estaba planeado, pues ese día, en el caso de los policías estatales, no estaban, los habían mandado a todos a un evento en Xalapa.
La madre del joven lo reitera: “No fue sólo un secuestro, era algo más, todo diciembre esperamos una llamada pidiendo rescate, jamás la hubo. Esa se dio cuando presentamos la denuncia ante la UES, y nos sacaron dos millones 300 mil pesos. Hasta la fecha acá sigo con mi esposo y la esperanza de encontrar a nuestro muchacho, estamos endrogados hasta el cuello con el banco, debemos muchas cosas, pero sigo adelante porque quiero encontrarlo”.