Édgar Omar Ruiz Tecalco, Luis Reyes Lendechi Colorado, René Pelayo Vidal, Omar Cruz Santos, Othoniel Cruz Linares, Édgar Ramí­rez Reyes, y el delegado de la SSP, Marcos Condes Hernández, presos en el penal de Cosamaloapan, de cuyo proceso, por cierto, nadie está informado, mientras el el duartismo ha omitido la expedición de boletines para ir conociendo el avance.
Traidores llamó Javier Duarte, JD, a los siete policí­as estatales.
Traidores también son, claro, sus jefes y los jefes de sus jefes y los jefes de sus jefes.
Pero la tragedia de Tierra Blanca de Ayotzinapa va más allá. Tiene antecedentes graves en el duartismo.
Por ejemplo:
Siete policí­as detenidos por los marinos en Tuxpan, Alberto Silva Ramos presidente municipal, acusados del asesinato de un marino cuyo cadáver apareció flotando en el rí­o Tuxpan.
Siete policí­as de Poza Rica, Juan Alfredo Gándara Andrade, alcalde, por sus ligas con el jefe narco de la plaza, y quien perdiera la vida en un fuego cruzado con los marinos en una plaza comercial del pueblo.
Nueve policí­as detenidos en Peñuela por la desaparición forzada y asesinato de un profesor, cuyo gremio magisterial sitió el palacio municipal de Córdoba, Francisco Portilla Bonilla alcalde.
Cinco policí­as detenidos en Fortí­n por sus malas amistades con los narcos.
18 policí­as detenidos en Cosamaloapan, Homero Arróniz presidente municipal, por sus malas amistades.
Ocho policí­as detenidos en Tierra Blanca luego de que una mujer comandante de los capos fue detenida y revelara la podredumbre.
Seis policí­as y su comandante detenidos en Tres Valles por sus amistades peligrosas.

BALAUSTRADAS: Más todaví­a:
Dos policí­as detenidos en Soledad de Doblado por su complicidad en el asesinato de un ex presidente municipal militante panista.
Los policí­as detenidos de Tlacojalpan, luego del secuestro y asesinato de la alcaldesa, militante panista.
Los ocho policí­as desaparecidos en Úrsulo Galván cuando, según versiones, el delegado de Seguridad Pública era Marcos Conde Hernández, él mismito que estaba en Tierra Blanca ahora con el secuestro de los cinco chicos de Playa Vicente.
Los policí­as asociados con los narcos en Medellí­n para secuestrar y asesinar y tirar en la carretera el cadáver del reportero, activista y social y taxista (como dijera Duarte), Moisés Sánchez Cerezo.
Los policí­as aliados con los narcos en Coatepec para plagiar y asesinar al tesorero municipal de Juanelo.
Los policí­as acusados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos del secuestro, desaparición, asesinato y sus restos escondidos en la cajuela de un automóvil del cantante de “La Voz México”, Gibrán Martiz, todo porque “bajó” la novia a un hijo de Arturo Bermúdez en un antro.
Los policí­as de Bermúdez, clientes número uno de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Según el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue “Los hermanos en el camino”, los policí­as de Veracruz aliados de los malosos para la detención de migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua) en su paso por Veracruz.
Más lo que se desconoce y/o se ha olvidado y/o faltó incluir en el archivo.
Por tanto, si JD llama traidores a los polis de Tierra Blanca, caray, la lista de Judas resulta incalculable.
Pero además, crucial, pues JD también ha llamado traidores a quienes critican a Veracruz, porque les falta amor, mucho amor por la tierra jarocha, el mismo amor que él tiene, por ejemplo, al Twitter.
También ha llamado traidores a los pensionados apaleados, y a los estudiantes de la UV madreados aquella madrugada en Xalapa, y a los profesores inconformes con la reforma educativa también golpeados una madrugada frente a palacio de gobierno y a los indí­genas de Soledad Atzompa en caminata de la sierra de Zongolica a Xalapa, a la altura de Fortí­n.
Muchos, demasiados, excesivos traidores a Javier Duarte, cuando, caray, Jesús de Nazareth solo tuvo un traidor en la vida, Judas, quien luego de recibir el billetito se arrepintió y colgó de un árbol.

ESCALERAS: En el viaje sexenal ha sido fácil para el secretario de Seguridad Pública inculpar de las “99 cosas malas” acontecidas en el duartismo a los policí­as municipales.
Total, los pobres polis aldeanos de las demarcaciones de Veracruz aguantan vara, como también los alcaldes quedan callados, y más si son priistas, a fin de evitar que JD y/o Arturo Bermúdez se irriten.
El resultado social es uno solo: se vive y padece el peor sexenio en la historia local.
Nunca antes se llegó a tales extremos de corrupción polí­tica y policiaca.
Lo peor: con todo y lo que ha pasado (el florecimiento de ONG y colectivos integrado por madres y amigas solidarias buscando a sus hijos), JD y su gabinete policiaco y de seguridad siguen trepados en la cima del poder.