Y no obstante, el silencio, la indolencia y el menosprecio de Javier Duarte.
Todos los dí­as hay secuestrados, desaparecidos y asesinados y cuerpos tirados en la autopista y en los rí­os Blanco y Coatzacoalcos, etcétera, y sin embargo, la cerrazón oficial para decir al gobierno federal que en Veracruz “nada pasa”, pero además, que aquí­, solito, el duartismo todo lo puede.
Incluso, a veces resulta innecesario describir el saldo sangriento de la violencia, pues al gabinete de seguridad y de justicia le vale.
Por el contrario, además de pitorrearse, como ha sido la constante, la indiferencia ante el dolor y el sufrimiento humano, como por ejemplo, en el caso del creciente número de feminicidios, de los que solo en el mes de este enero se han registrado nueve asesinatos.
Y, no obstante, la cerrazón para declarar la Alerta de Género que, bueno, con todo, significa una posibilidad para restablecer el Estado de Derecho, cuya esencia básica consiste en garantizar la seguridad en la vida y en los bienes.
Quizá el duartismo se resista a la Gendarmerí­a por motivos sospechosí­simos en un Veracruz donde según la PGR y la DEA operan como en casa los Zetas, Jalisco Nueva Generación y Del Golfo.
Además de que una parte, se ignora si indicativa, de la policí­a certificada está al servicio de los carteles, como quedara establecida con los siete policí­as encarcelados en el penal de Cosamaloapan por la desaparición forzada de cinco jóvenes originarios de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca el once de enero, y de lo que hoy se cumplen 22 dí­as.
Por las circunstancias anteriores, más el tsunami que fueron los años 2011, 2012, 2013, 2014 y 2015 en materia de seguridad, la Gendarmerí­a constituye la última esperanza para pacificar la tierra jarocha.
Pero ante tanta resistencia solo quedarí­a que los candidatos a la mini/gubernatura, todos juntos, suscribieran una carta pública al presidente de la república solicitando la Gendarmerí­a a ver si así­ Enrique Peña Nieto se apiada de los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha.
La otra posibilidad serí­a que tanto en el Senado, Pepe y Fernando Yunes, como en el Congreso de la Unión los diputados federales de Veracruz militantes de la oposición al PRI, plantearan el asunto en la tribuna para insistir una y otra vez.
Mientras, Veracruz sigue desangrándose.

BALAUSTRADAS: De los polí­ticos priistas, Yunes Zorrilla es el más decente. Incapaz de traficar con la libertad y la dignidad humana. El profundo, inalterable, respeto a los demás.
El único legislador federal que ha cabildeado recursos federales (más de tres mil millones de pesos) para presidentes municipales y productores de Veracruz.
Más promotor de Veracruz que serí­a si la actitud, la filosofí­a polí­tica y la madurez sicológica de Javier Duarte fuera otra.
Por eso, ningún daño estarí­a causando al duartismo con insistir con la Gendarmerí­a.
Está claro: en otras entidades federativas, la podredumbre polí­tica es tanta que la Gendarmerí­a ha sido insuficiente, como, digamos, en los casos de Guerrero, Michoacán y Tamaulipas.
Pero en algo disminuirí­a la violencia que aquí­, entre nosotros, se ha recrudecido.
Y, no obstante, la cerrazón para garantizar el mí­nimo de bienestar social, quizá, porque el duartismo sentirí­a, más que perder esa cosita subjetiva llamada autonomí­a, el testimonio imperturbable del principio de Peter a que llegarí­an.
Desde luego, nunca la tranquilidad de los 8 millones de habitantes estarí­a por debajo del duartismo.
Por eso, si de pronto, los aspirantes a la mini (en orden alfabético, Juan Bueno Torio, Gerardo Buganza Salmerón, Cuitláhuac Garcí­a, Armando Méndez de la Luz, Elí­as Miguel Moreno Brizuela, Héctor Yunes Landa y Miguel íngel Yunes Linares) firmaran el Pacto de Veracruz por la Gendarmerí­a, otro gallo cantarí­a a la población.

ESCALERAS: Aquí­, han sido asesinados reporteros y fotógrafos.
Y activistas sociales. Y abogados. Y sacerdotes. Y profesores.
Y niños. Y mujeres. Y ancianos. Y civiles.
Y polí­ticos. Y productores. Y empresarios. Y profesionales.
Y por más actores sociales pidiendo la Gendarmerí­a, Peña Nieto escucha más a Javier Duarte, quien se resiste.
Quizá el presidente todaví­a se esté vengando de la población electoral que votara a favor de la panista Josefina Vázquez Mota debido a la manifiesta incapacidad duartista para garantizar el voto por el candidato presidencial del tricolor, además, claro, del mal gobierno.
Y, si así­ fuera, caray, que mala onda, mal fario, mal karma, del peñismo, pues está confundiendo a Javier Duarte con Veracruz., que nunca lo ha sido ni lo será en el último año del sexenio.
Mucho bien causarí­a el senador Pepe Yunes a Veracruz con seguir cabildeando la Gendarmerí­a, pues su autoridad polí­tica, moral y social como hombre probo e í­ntegro le darí­a para más.
Por encima de Javier Duarte está la Constitución Polí­tica, que habla del Estado de Derecho, pero más aún, el destino social de cada familia.