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8 Columnas
Miércoles 25 noviembre, 2015

La nieta desaparecida


•Crónica de Marcelo L. Bermúdez

  • Historia de una adolescente desaparecida en Veracruz

Guillermina Ortiz llegó triste un dí­a a trabajar de empacadora en un supermercado del fraccionamiento Floresta, su nieta que habí­a regresado de un intercambio de nuevo no estaba en casa.

Desde octubre del año pasado hasta abril de 2015, Adriana Robles, nieta de Guillermina, estuvo desaparecida y nadie sabí­a su paradero. En julio volvió a desaparecer como sucedió anteriormente.

Semanas atrás su alegrí­a era notable al haber vuelto de un intercambio escolar su nieta Adriana, así­ decí­a Guillermina a sus compañeros empacadores.

Seis meses atrás Adriana salió de viaje en la escuela a un supuesto intercambio. Dos semanas después se contactarí­a con su abuela por teléfono para avisar que estaba en Puebla.

También le dijo que ahí­ estaba viviendo, que el intercambio iba a durar unos meses y que ella le volverí­a a llamar. Eso sucedió un mes después.

Adriana desapareció por primera vez teniendo 16 años, mientras cursaba tercer semestre de bachillerato. Seis meses después regresó para celebrar su cumpleaños número 17.

Durante los tres meses y medio que duró el regreso, Guillermina y sus dos nietos volvieron a ser esa pequeña; pero completa familia que era. Adrianita, como de cariño le decí­an, evitó hablar del intercambio.

Es en una visita de su madre Carolina que Adriana decide contarlo todo: el intercambio fue real y que estuvo viviendo con unas personas que no la dejaban irse.

Posiblemente una clí­nica de rehabilitación, por el hecho de mencionar que habí­a numerosos doctores en el edificio donde estaba recluida. Con ella, otras doce personas tení­an prohibido salir.

Una llamada desde Puebla confirma la teorí­a y les informan que Adriana habí­a cumplido el plazo de tiempo en la clí­nica y fue enviada a la dirección que proporcionó al ingresar.

Luego de esto Adriana comenzó a verse más ansiosa e inquieta por querer salir a la calle; pero su hermano mayor la ayudaba a controlarse y estar en casa.

Al acabar la temporada vacacional, Adriana se encontraba sola en casa debido a que su hermano volvió a clases. Algunas veces Omar la llevó de la mano a casa luego de encontrarla en la esquina.

Guillermina, jubilada por parte del IMSS, trabaja ahora envolviendo las compras del mandado en una cadena de supermercados. Cinco horas al dí­a ganando cerca de 250 pesos por jornada.

En su casa, ubicada en las cercaní­as del estadio de fútbol, Guillermina albergó a sus nietos Adriana y Omar, luego que su madre cambió de domicilio a la zona industrial por causas de trabajo.

Carolina, madre de Adriana y Omar, los visitaba al inicio dos meses al mes; pero menos frecuente después del primer año. Guillermina se volvió madre sustituta de los pequeños niños.

Una noche durante la cena Adriana comentó sus ganas de volver a inscribirse en la escuela, insistió unos dí­as con ese tema hasta que le dieron permiso de hacerlo.

Pocos dí­as después, mientras Guillermina embolsaba abarrotes, Adriana le llama por teléfono para decirle que se iba a inscribir a la escuela. Al volver a casa Guillermina encontró el cajón de ella vací­o.

Algunos objetos de valor también estaban desaparecidos, así­ como un par de colchas.

A la fecha, ya son dos meses y medio desde que Adrianita volvió a desaparecer. Guillermina ahora sólo espera una llamada que le diga algo sobre el paradero de su nieta.


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