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Malecón del paseo
Martes 06 octubre, 2015

Candidato, en noviembre

•Listos en el PRI
•Sólo hay dos: los senadores

EMBARCADERO: La elección del candidato priista a gobernador, como las manzanas podridas, está en su momento estelar y antes de que el gallo cantara tres veces emergerá el humo blanco del CEN del PRI, que es lo mismo que decir de Los Pinos.

Según los conocedores, la definición podrí­a darse en el mes de noviembre, pues de plano, en ningún momento aguanta más, y más, a partir de que la estampida de los búfalos se oye venir.

Más todaví­a, porque se están cimbrando las entrañas del partidazo con fisuras que podrí­an llegar a rupturas más graves, como es el caso de la distancia manifiesta entre el señor Javier Duarte y el senador Héctor Yunes Landa, después de vivir una luna de miel torrencial.

Desde luego, tal cual han de estar en las otras once entidades federativas donde el año entrante también habrá elección de gobernadores; pero, bueno, para armar reality shows nadie se pinta tanto como el jarocho, así­ vayan de pesca.

Es más, la semana anterior, el gobernador de Morelos, el perredista Graco Ramí­rez, rindió un informe de gobierno, y de hecho y derecho ahí­ destapó a Yunes Landa como el favorito.

Luis Velázquez

  • Pepe y Héctor Yunes. Únicos punteros/Yerania Rolón

Incluso, el domingo, Jaime “El bronco” Rodrí­guez tomó posesión como gobernador de Nuevo León y fue deferente con Yunes Landa.

Es decir, hay una cargada silenciosa, de igual manera como aquí­ en Veracruz se han expresado con intensidad por el senador Pepe Yunes Zorrilla.

Por ejemplo, presidentes municipales y diputados locales y federales y los sectores productivos de cada región lo están mirando, más que como el candidato priista, como el sucesor de Duarte.

Las manzanas, pues, y no necesariamente las podridas, están a punto de caerse del árbol.

Por eso los expertos calculan que la gran definición, las últimas palabras del tlatoani de Los Pinos, serán pronunciadas en el mes de noviembre, se ignora si después de los dí­as de muertos.

ROMPEOLAS: El mundo jarocho está consciente, seguro, de que la decisión estelar girará alrededor de Pepe y/o Héctor Yunes.

Por lo pronto, y hacia el dí­a de hoy, pudiera escribirse que Héctor ya fue expulsado del paraí­so duartista como una posibilidad, luego de tanta promoción.

En contraparte, tiene en el CEN del PRI a Manlio Fabio Beltrones, además de a Alfredo González del Mazo, el tí­o del presidente Enrique Peña Nieto, patriarca en turno del legendario grupo Atlacomulco del estado de México, y con quien trabajara en la ciudad de México en un tramo de su vida.

Pepe Yunes, en cambio, tiene derecho de picaporte con el secretario de Hacienda y Crédito Público, el presidenciable Luis Videgaray Caso, y el polí­tico más cercano en todo a Peña Nieto.

Además, tanto Héctor como Pepe se han mantenido como punteros en la encuesta, y por eso mismo siguen caminando Veracruz de norte a sur y de este a oeste.

Por eso, incluso, y para fortalecer más al partido tricolor se habla de que mientras un senador priista serí­a el candidato, el otro serí­a su coordinador de campaña, pues darí­an una gran lección de unidad partidista y amical, ni se diga, a la militancia roja, pero más aún, a la población electoral.

Y más porque ambos han sido crí­ticos del duartismo, hundiendo el dedo en la llaga social, que todo mundo conoce en el territorio jarocho, desde el caos administrativo hasta la pesadilla de la inseguridad, que ha llevado al secretario Arturo Bermúdez Zurita a cabildear la candidatura a diputado federal por el distrito de Xalapa urbano para amarrar impunidad en el posduartismo.

No obstante está claro que el señor Duarte ejercerá sólo su derecho de voto, en tanto las últimas palabras serán decididas en el altiplano, desde el CEN del PRI hasta la secretarí­a de Gobernación, camino a Los Pinos, el gran elector a partir de la presidencia imperial y faraónica.

Así­, el candidato será quien convenga al Veracruz turbulento y revuelto que vivimos y padecemos; también quien sea el idóneo para el proyecto polí­tico nacional del año 2018.

En polí­tica, lo decí­a Juan Maldonado Pereda, nunca llega el más capaz, sino el que más conviene.

ASTILLEROS: Héctor Yunes fue lanzado del paraí­so duartista por su declaratoria mediática de que cazarí­a peces gordos, lo que primero expresara Pepe Yunes.

Pero Yunes Zorrilla ha sido más insistente en su crí­tica al gobernador de la Complutense con sus definiciones económicas.

Hasta donde se leen los comunicados del senador de Perote, exalumno del ITAM, sigue firme, inalterable, contrario, a las medidas administrativas del duartismo, que incluyen, por ejemplo, un aumento a los impuestos, en ningún momento por el impuesto en sí­ mismo, sino porque primero, asegura el peroteño, debe existir un replanteamiento financiero, racionalidad en el gasto y reingenierí­a administrativa.

Aunque, de igual manera, transparencia y rendición de cuentas, que para nada se han dado.

Es más, Pepe Yunes también se opuso a cualquier posibilidad de endeudamiento, pues el gobierno de Veracruz ha llegado al tope; además está por aprobarse la Ley de Disciplina Financiera, a la que tanto el gobierno federal como los estatales deberán ajustarse.

Su postura crí­tica inició con aquel famoso diagnóstico de la enfermedad pública en la SEFIPLAN “del desorden administrativo, el caos financiero y la corrupción polí­tica”.

A lo anterior se suma que el senador nacido en el rancho San Julián (donde todos los gobernadores, desde Fernando López Arias, se han sentado en la mesa principal a merendar) también se ha ocupado de la inseguridad en Veracruz, incluyendo su abierta oposición al manejo a los casos de los periodistas asesinados.

Y, bueno, la postura manifiesta, sin rodeos, del senador sin duda ha molestado al Jefe Máximo del Priismo y sólo faltarí­a que también le regale una caña de pescar, con lo que significarí­a la ruptura desventurada, irracional y loca con el par de priistas mejor posicionados para la sucesión.

Los dí­as de la definición en Los Pinos se acercan, y una cosita es que Los Pinos, digamos, se fueran por uno de los senadores para la candidatura, y otra que el señor Duarte, con toda la fuerza polí­tica, económica, social, policiaca, legislativa, judicial, eclesiástica, sindical y mediática operara bien y a favor del candidato.

De lo contrario, el señor Duarte serí­a el Ernesto Zedillo de Veracruz que entregarí­a la gubernatura a la oposición.


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