Aurelio Nuño Mayer, recién nombrado secretario de Educación Pública, serí­a el hermano menor de todos ellos, el Benjamí­n, incluso, hasta mirando a Videgaray como su hermano y padre.

Y, bueno, en tal lógica, si todaví­a hay incrédulos y agnósticos, digamos, los llamados Chamacos de la fidelidad soñando con el Maximato fidelista en Veracruz, solo faltarí­a se dieran de topes en la pared, porque todos ellos están perdidos.

Sabedlo, pues, prí­ncipes y vasallos como decí­a el poeta de la melena hirsuta, bravo, bragado, broncudo y peleador callejero, Salvador Dí­az Mirón, “no se hagan bolas”, el bueno es Pepe Yunes.

Las circunstancias, todas, están con Pepe.

ROMPEOLAS: El senador Pepe Yunes forma parte (igual que Héctor Yunes Landa) de un proyecto nacional.

Si Luis Videgaray y/o José Antonio Meade salen nominados candidato presidencial, entonces, ahí­ estará Pepe.

Si Pepe sale candidato a gobernador, como todo indica, y gana, entonces se repetirá la historia de Fernando Gutiérrez Barrios con Carlos Salinas, para empujar desde Veracruz, y con más fuerza la nominación de Videgaray y/o Meade.

Si Pepe sale sucesor del señor Javier Duarte, entonces, terminando la gubernatura de dos años, al gabinete federal de Luis Videgaray.

Una vez más, la historia reproduciéndose: Gutiérrez Barrios a la Secretarí­a de Gobernación con Salinas.

Miguel Alemán Valdés a la presidencia de la república, seguido por Adolfo Ruiz Cortines, ambos gobernadores.

Fernando Casas Alemán, de gobernador sustituto a jefe de Gobierno en el Distrito Federal.

Heriberto Jara, de gobernador a secretario de Guerra.

Cándido Aguilar Vargas, de gobernador a secretario de Estado con Venustiano Carranza, cuando además era su suegro.

Por eso, y aun cuando la moneda está en el aire de igual forma como el palomeo para los doce candidatos priistas a gobernador el año entrante, Pepe Yunes vive ya la llamada cargada silenciosa.

Habemus, candidato.

Y más, luego del filme cinematográfico “La cañita de pescar”, donde en medio de las pasiones locas, Pepe ni la debe ni la teme, y en todo caso, si hay guerra de por medio, esa guerra es de otros.

Y con otros.

Y que cada priista de Veracruz especule lo que guste, pues como dice el góber de la Complutense, el deporte favorito de los jarochos es el rumor, la hipótesis, el chismerí­o, la disertación, de igual manera como, digamos, sucede en los habitantes de todos los puertos del mundo.

Las mejores horas de la vida, decí­a el escritor José Saramago, están cuando se echa tijera a los demás.

ASTILLEROS: Según versiones, hasta en la oficina del presidente del CEN del PRI, antes en el Congreso federal, Manlio Fabio Beltrones, los empleados más cercanos, de mayor confianza, decí­an:

--Beltrones es amigo y tlatoani de Héctor Yunes, pero es un polí­tico práctico. Y sabe que los dados en Los Pinos están por Pepe Yunes. Y Beltrones se disciplinará.

El hermano mayor, Videgaray, empujando al hermano menor, Pepe.

Los hermanos gemelos (Meade, Aportela, Pepe Toño, Cummins, etcétera), felices de que el carnal sea uno más de los gobernadores del equipo.

Por eso, ni duda cabe, los 30 candidatos unis a diputados locales a la LXIV Legislatura y los 20 pluris, pasarán, cierto, por el filtro del señor Javier Duarte, pero más aún, por el filtro de Pepe Yunes, con copia a Héctor Yunes, para unas cuantas posiciones a fin de mantener, digamos, la unidad interna.

Claro, si Héctor Yunes agarra el camino de la candidatura independiente, entonces, ni baranda tocará en el lado priista.

Así­, unos diputados locales tendrán el sello duartista y otros el pepista, pues el Jefe Máximo del Priismo necesita cuidar su nombre y prestigio en los próximos dos años, y más, con las cuentas federales a revisión.

En los próximos dos años, a partir del primero de diciembre 2016, los grandes acuerdos serán tomados en el rancho “San Julián”, de Perote.

Igual que los Carlos Salinas, que tardaron 20 años para llegar a Los Pinos, don Pepe Yunes habrá esperado, paciente pero tenaz, mí­nimo, unos 50 años, desde, digamos, Rafael Murillo Vidal, 1968-1974.