Entonces, y por ejemplo, la fama pública registraba que muchos lí­deres y estudiantes de la dirección de Enseñanza Media para arriba, hasta llegar a la Universidad Veracruzana, UV, cobraban cada mes en la subsecretarí­a de Gobierno, a cargo de Manuel Carbonell de la Hoz.

Su secretario particular de entonces, el joven economista de unos 25 años, Ricardo Olivares Pineda, ha contado que él mismo se encargaba del pago mensual a todos ellos, y uno por uno desfilaban puntualitos el dí­a de pago.

Eran porros. Eran lí­deres. Eran alumnos. Pero también eran “aviadores”.

El doctor Rafael Velasco Fernández, psiquiatra de profesión, en su paso por la rectorí­a de la UV, alguna vez confesó al reportero Froylán Flores Cancela lo siguiente:

“Cada vez que firmo los cheques de los porros me tiemblan la mano”.

Y, no obstante, los seguí­a firmando cada mes porque significaba una estrategia polí­tica para mantener a la elite estudiantil en calma y tranquilidad.

Incluso, una de las grandes fortalezas de Carbonell de la Hoz camino a la candidatura priista a gobernador, que lo fue durante 72 horas, consistió en la nómina de “aviadores”.

Y desde entonces, la fama pública registra que tales fichitas existen en el aparato gubernamental.

Ahora, y por ejemplo, el primero en referirse al tema fue el senador Pepe Yunes, hablando de la existencia de “aviadores” en el llamado sexenio próspero.

Horas después de recibir de obsequio de su cumpleaños 57 una caña de pescar, el senador Héctor Yunes Landa se ocupó de tales fichitas y dijo, por ejemplo, que ha de revisarse la nómina oficial porque tiene informes de que “un aviador” cobra medio millón de pesos mensuales.

Desde luego, ha de conocer el nombre y tener, digamos, las pruebas en la mano.

Incluso, más que los pelos de la burra ha de tener la burra completa.

Y si el senador es congruente con la transparencia y la rendición de cuentas solo resta esperar las horas y los dí­as para desembuchar el nombre de tan próspero “aviador”, a menos, claro, que se refiere al piloto aviador del jet Beechcraft modelo 1993, matrí­cula XBOPR, de nueve pasajeros, con sede en los hangares del capitán Roberto Abed, expropietario de Aerolí­neas Internacionales, propiedad del diputado federal, Jorge Alejandro Carvallo Delfí­n, ex secretario de Desarrollo Social, expresidente del CDE del PRI, ex diputado local y ex secretario particular de Javier Duarte y Fidel Herrera, con quien cobraba el diezmo y el doble diezmo de los constructores por la obra pública fast track, por dedazo.

BALAUSTRADAS: Los senadores priistas han ventilado el tema de “los aviadores” en el duartismo.

Y, bueno, si ya tiraron la piedra, entonces, y tratándose, por lo pronto, de recursos federales (también, estatales, claro), lo menos que ha de esperarse es que tanto Pepe como Héctor Yunes procedan al siguiente paso, que es ventilar el asunto en el Congreso de la Unión.

De lo contrario, correrán varios riesgos, entre ellos, los siguientes:

Uno. Que la población electoral se desencante con ellos, porque la denuncia mediática ha perdido su significado.

Cierto, sirve para el reality show en portada. Pero todo queda en cacayacas.

Tal cual, reproducirán el mismo grito callejero de Andrés Manuel López Obrador a Vicente Fox de “¡Cállate, chachalaca!”.

Dos. Si el par de senadores quedan en el show mediático, entonces, ellos mismos se exhibirán, pues, incluso, se exponen a sentir y percibir que solo hablan de oí­das.

Tres. Toda vez que se trata, digamos, de recursos oficiales, por ningún concepto se vale disponer de las arcas con sentido patrimonialista.

Y menos en un Veracruz donde según el CONEVAL hay millón y medio de paisanos que solo hacen una o dos comidas al dí­a, y mal comidas, a partir del desempleo, el subempleo y los salarios de hambre.

Cuatro. La tirantez entre los senadores priistas y el gobernador se ha acrecentado.

Y por tanto, es la palabra de unos contra el otro.

Lástima, porque como decí­an al presidente Luis Echeverrí­a ílvarez y a Julio Scherer Garcí­a, director general del Excélsior, ambos conflictuados: el paí­s pierde.

ESCALERAS: En un rafagueo más del senador Héctor Yunes al duartismo habló de “los aviadores” y evidenció el llamado Plan de Ajuste al Gasto, que incluye el segundo programa de Retiro Voluntario, cuando desde un principio el contribuyendo se quedó con la percepción de que el sexenio serí­a de austeridad, gracias al góber fogoso y gozoso, en cuyo gobierno Javier Duarte fuera subsecretario y secretario de Finanzas y Planeación.

Tal cual, el senador se concretó ahora a un par de ejes rectores.

Primero, observó, dejen de robar, lo que de quedarse en la simple ecuación mediática ningún sentido significa, pues se necesitan acciones para recuperar la confianza ciudadana.

Y segundo, el caso de “los aviadores”.

En respuesta, y desde Córdoba, el góber le reviró diciendo: “No soy mago para aparecer dinero”, aun cuando, una vez más, anunció impresionante obra pública que…por desgracia ya nadie cree.

Ninguna duda hay de que en el aparato oficial están ordeñando la vaca.

Bastarí­a recordar, por ejemplo, la fama pública de los llamados Chamacos de la fidelidad con su enriquecimiento inexplicable que integra desde residencias, terrenos y lotes hasta departamentos de lujo frente al Golfo de México y aviones y yates.

Incluso, en su entrevista con los reporteros defeños, Ciro Gómez Leyva y Mario Ramón Beteta, Miguel íngel Yunes Linares habló de negocios en el Distrito Federal, ranchos en el Valle de Bravo, propiedades en Houston y hoteles en España.

Veracruz, dijo, abierto a la delincuencia, como según él mismo afirma lo denunció en una Corte de Austin.