“Me mataron a mi hijo”
•La descarga de cuernos de chivo rasgaron la tranquilidad de Coatzacoalcos, la ciudad sureña que está blindada
•Cada 48 horas se comete un asesinato asegura la ONG Observatorio Ciudadano
Ignacio Carvajal
Coatzacoalcos.- "¿Ya para qué quieren investigar?
¿Qué van hacer con sus investigaciones, si a mi hijo ya me lo mataron?" gritó al policía la madre Bernardo Rajoy Long, quien dio su último respiro la tarde del miércoles en las esquinas de Pedro Moreno y Madero. Cuatro balas de AK-47 lo mandaron al suelo.
El reporte del ataque se dio alrededor de las 5:10 a las afueras de la vulcanizadora "La Bendición". La víctima llegó allí en su moto para reparar un neumático. Apenas bajó, una camioneta arribó y de ella bajaron unos tipos que se lo querían llevar.
Mientras le forzaban, le causaron una herida en el abdomen con un arma blanca. Tendido en el suelo, se le veían los intestinos y la madre, ciñendo su playera de skato, intentó ocultarlos de los periodistas. "Por favor, no publiquen esas fotos, por favor" clamó.
"Señora, no puede hacer eso, es contra las investigaciones y puede cometer un delito si además le quita sus pertenencias. Todo lo tenemos que investigar" le decía el policía ministerial a la mujer.
El padre, conocido empresario restaurantero, miraba de cerca la escena y respiraba profundo. Sostenía a la esposa para que no fuera a derrumbarse. "¿Por qué, por qué, por qué a mi hijo? ¿Qué te hicieron?".
El oficial se hizo a un lado y dejó de inquirir. Otros de sus compañeros colocaron una cinta amarilla de precaución. La esquina se llenó de curiosos. Ninguno vio nada. Ni de las características de la camioneta se acordaron. Sólo que eran cuatro sujetos y se marcharon a toda prisa tras una descarga de cuerno de chivo que rasgó la tranquilidad de la ciudad porteña.
"Borre esas fotos, esto no es un circo, le gritó un policía furioso a un par de empleados de PEMEX", otro más ordenó colocar otro cerco de cinta aún más grande para limitar a los curiosos y sus dedos sobre el whatsapp. "¿Y qué quieren? ¿Que nadie en Coatza se entere? mejor pongan una cinta así en toda la ciudad, ya son muchos muertos", resolvió una persona cuando se marchaba regañado por los gendarmes.
Bernardo Rajoy era uno de los skatos más populares de Coatzacoalcos, en sus brazos llevaba numerosos tatuajes y símbolos que le definían. Invariablemente se le encontraba en el parque ubicado en Independencia y Malecón. Siempre con su cachucha y una patineta en las manos, o saltando sobre los tubos, cajas muros o cualquier obstáculo que le ayudara a confirmar sus desafíos a la gravedad.
Sin embargo, la elasticidad de su delgado cuerpo cedió ante la tendencia homicida del sur de Veracruz, esa reflejada en el último informe del Observatorio Ciudadano: cada 48 horas se comete un asesinato, lo que ya está muy arriba de la tendencia del 2014, según el documento difundido ayer casi a la misma hora en que asesinaban al joven.
Bernardo Rajoy recibió a la muerte a seis días de su cumpleaños 26, sus padres lo sabían y le dan el último regalo para ocultar su cuerpo del morbo porteño: una sábana blanca. Su papá la extendió sobre él en un sólo movimiento: suave, delicado y amoroso. Como cuando un recién nacido recibe ese primer beso que le confirma la vida.
anonimo 05 Sep, 2015 - 13:05
mierda de mejico
felipe de la cruz cienfuegos 04 Sep, 2015 - 13:33
Y segun este tipo de situaciones va a la baja. chupate el dedo autoridad