El priista que fue amansado
•En el año 2010, Ranulfo Márquez figuraba como el candidato natural a la gubernatura de Veracruz
•Pero cuando Fidel Herrera eligió a Javier Duarte, Beatriz Paredes (dirigente nacional del tricolor) lo disciplinó por completo
Hacia la primavera del año 2010, Fidel Herrera tenía como aspirantes a la candidatura priista a gobernador a Javier Duarte, Ranulfo Márquez, Pepe...
Luis Velázquez
Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.
Los mejor posicionados en el góber fogoso y gozoso eran, no obstante, Duarte y Ranulfo.
Duarte, porque había cabildeado hasta con la esposa y los hijos de Fidel, que por ahí le llegó la decisión, y Ranulfo, porque igual que Antonio Benítez Lucho, eran compañeros del góber fogoso en utopías y lucha política desde el tiempo del presidente Luis Echeverría ílvarez.
Entonces, las tribus priistas se fragmentaron y hasta llegaron a rafaguearse entre sí para quedarse con la nominación.
Incluso, en una parte de la contienda interna del partido tricolor, Benítez Lucho, quien también figuraba en el imaginario colectivo para la candidatura, declinó por Ranulfo, su hermano mayor.
Es más, tanto Ranulfo como Benítez habían sido los generales de cinco estrellas en quienes Fidel se respaldara en el año 2004 en la candidatura a gobernador, luchando en contra de los panistas Gerardo Buganza Salmerón y Miguel íngel Yunes Linares.
Ranulfo, encargado de la política política.
Benítez, de las relaciones con los sindicatos.
Y Gustavo Souza, el amigo de Fidel desde el primer año de la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana y quien le prestó el primer traje de su vida, cubriendo el frente con los empresarios.
Tal cual, en el imaginario colectivo la elite priista creía, estaba segura, cierta, de que Ranulfo sería el candidato a la gubernatura, no obstante que en el fidelato fue enviado a la Secretaría de Protección Civil, cuando su perfil de político-político lo predestinaba para la secretaría General de Gobierno.
En tanto, Benítez Lucho fue enviado a la secretaría particular, luego a la dirección del Instituto de Pensiones y por último de candidato a diputado federal, cuando otro era su perfil.
En tanto, Gustavo Sousa Escamilla se quedaó con las ganas de la candidatura a presidente municipal, donde fue descarrilado, primero, por Carolina Gudiño, y después, por Jon Rementería Sempé, con el argumento de que así el fogoso se desafanaba de su presencia en la Secretaría de Salud.
RANULFO MíRQUEZ SE DISCIPLINÓ
La primavera política del año 2010 fue ardiente con la sucesión de Fidel Herrera.
El primero en cachar la pelota fue Benítez Lucho, a quien en un vuelo de Xalapa a Poza Rica el fogoso le dijo que el candidato sería Duarte.
Aunque, al mismo tiempo, temiendo que Ranulfo pudiera encabritarse y renunciar, incluso, al PRI.
En aquel vuelo, apenas bajaron del avión, Benítez se comunicó con Ranulfo por teléfono para contarle la gran revelación.
Y Ranulfo, institucional como ha sido, aguantó vara.
Pero Fidel dudaba.
Y más porque en aquel tiempo el CEN del PRI fue renovado y mientras el fogoso se la jugó con Enrique Jackson, Ranulfo se fue con Beatriz Paredes Rangel, quien a la postre ganó la dirigencia partidista.
Entonces, antes de que un desaguisado pudiera darse, el fogoso tejió fino con Beatriz Paredes, quien de inmediato invitó vía telefónica a Ranulfo a un desayunito en la ciudad de México.
Y a la mitad del desayuno, con un par de cafés consumido por cada parte, Beatriz Paredes le fajó a Ranulfo, diciendo, primero, que en efecto, el candidato era Duarte, y segundo, que lo invitaba a disciplinarse y seguir en el PRI.
Ranulfo sonrió y le juró que en ningún momento en sus neuronas, ni menos en el corazón y/o en el hígado, le había cruzado la posibilidad de renunciar al PRI, ni tampoco de un revire a Fidel Herrera por su decisión.
“No me iré del PRI, Beatriz, no me iré” le dijo Ranulfo.
Beatriz, quien para entonces había sido gobernadora de Tlaxcala, diputada federal y senadora, y dirigente nacional de la CNC, le pidió que hablara con Fidel, quien andaba con sobresaltos.
Y la paz se hizo entre todos, pues, además, ni modo que Ranulfo se sublevara con Beatriz Paredes de lideresa nacional.
Javier Duarte fue lanzado de candidato priista y se convirtió en el gobernador número 73 de la historia política de Veracruz, iniciada en 1824 con Guadalupe Victoria, el primer jefe del Poder Ejecutivo Estatal y quien durara dos años en el poder.