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Reportajes
Miércoles 01 julio, 2015

El cantante asesinado de Arturo Bermúdez

•Mientras el secretario Miguel íngel Osorio Chong entregaba reconocimientos a los policí­as en la Academia de Policí­a de El Lencero, en una de las bodegas de la institución, el joven cantante Gibrán Martiz era torturado por elementos al servicio de Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública
REPORTAJE GANADOR DE CONCURSO DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

Israel Hernández

  • Gibrán. El muerto incómodo

Con una investigación propia basada en la ubicación GPS del celular del muchacho, Efraí­n Martiz, padre de la ví­ctima, descubrió el paradero de su hijo durante los once dí­as que estuvo desaparecido, información que la Fiscalí­a ignoró en el proceso judicial

ESTE REPORTAJE DE ISRAEL HERNíNDEZ PARTICIPÓ EN UN CONCURSO LATINOAMERICANO Y EUROPEO CONVOCADO POR LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE Y FUE PREMIADO CON UNA BECA PARA ESTUDIAR PERIODISMO EN ESPAÑA

Gibrán David Martiz Dí­az, exparticipante de La Voz México fue detenido, torturado y asesinado por la Policí­a Estatal de Veracruz, revela su padre Efraí­n Martiz Aguirre, que por su cuenta se dedicó a investigar en dónde estuvo durante los 11 dí­as, antes de que fuera hallado sin vida el 18 de enero de 2014.

A un año del asesinato de Gibrán y de un menor de identidad reservada, además de la desaparición de José Eduardo de la Cruz Caballero, el padre del cantante veracruzano lamenta que la Procuradurí­a General de Justicia (Hoy Fiscalí­a) encubra a personajes como Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública, quien podrí­a tener responsabilidad directa en el crimen.

Para el padre de Gibrán, la detención policial no se trató de un secuestro y mucho menos de un nexo de los elementos implicados con la delincuencia organizada.

La privación ilegal de la libertad de los muchachos, asegura, estuvo asociada a un "ajuste de cuentas" ordenado por el titular de la SSP después de una pelea entre uno de sus sobrinos y José Eduardo de la Cruz.

"El problema nunca fue con mi hijo, sino con una de sus amistades", dice.

Desde que murió el primogénito de la familia Martiz Dí­az, la vida se les complicó producto de las múltiples amenazas por investigar y exigir públicamente que se castigue a los culpables del asesinato del joven que soñaba con una carrera artí­stica.

Por ello, al momento que Martiz Aguirre comparte los documentos y pruebas que ha recolectado durante los últimos 12 meses, con reservas anuncia que dejará México para regresar a su natal Panamá, tierra en la que creció bajo una cultura del absoluto respeto al Estado de Derecho y en donde “quien comete un crimen, debe ser procesado y cumplir un castigo por ello", afirma.

Junto con los dos hermanos menores de Gibrán y su esposa, don Efraí­n retornará al paí­s del gran canal con la certeza de que en Veracruz nunca más podrá vivir sin el temor a un ataque o una agresión, y convencido de que las autoridades son corresponsables en la mayorí­a de desapariciones forzadas.

LA HISTORIA

José Eduardo de la Cruz y el joven menor de edad fueron interceptados en las calles de Xalapa durante la madrugada del 7 de enero de 2014 por una patrulla de la SSP con número 201778.

Ambos fueron bajados de un Mitsubishi Lancer color gris (automóvil que hasta la fecha no aparece), revisados e interrogados por los elementos de la Policí­a Estatal Acreditable, el nuevo modelo de policí­a confiable y evaluada para el servicio público y la apuesta del gobierno del estado por garantizar la tranquilidad de los veracruzanos.

Los oficiales indagaron en dónde viví­an y los llevaron al departamento que recién habí­an rentado. Cuando esculcaron el lugar, ahí­ encontraron a Gibrán Martiz.

De acuerdo a la versión de los 7 policí­as que posteriormente fueron consignados por el caso, tras detener y revisar a los jóvenes, procedieron a regresarlos sanos y salvos al departamento ubicado en la avenida Ferrocarril Interoceánico, a unos metros del Congreso del Estado.

Sin embargo, los policí­as nunca explicaron qué pasó después. Y no lo explicaron porque la Procuradurí­a General de Justicia del Estado no se los preguntó. Y tampoco, desde luego, fueron investigados por la aparición del cuerpo sin vida de Gibrán tras el presunto enfrentamiento entre la Policí­a Estatal y dos delincuentes durante la noche del 18 de enero.

“A GIBRíN LO TORTURÓ LA POLICíA”

A partir del 18 de enero de 2014, dí­a en que supieron de la muerte de Gibrán, la familia Martiz Dí­az se ha centrado en dos cosas: orar a Dios por el familiar que se adelantó e investigar qué pasó entre el dí­a que desapareció y el dí­a de su deceso.

Desde que se enteró de su desaparición hasta la fecha, Efraí­n Martiz no ha soltado la investigación judicial y se ha mantenido al pie, vigilando, preguntando y asesorándose sobre el proceso que enfrentaron los 7 policí­as incriminados -ya liberados- y el resto de elementos del caso.

Pese a que le fue negada una copia de la averiguación previa AP-045E-2014*13-06-2014-049547-Z, Efraí­n Martiz tomó fotos del informe -exigido por la PGJE- que presentó Telcel sobre la actividad y geolocalización del IPhone 4 que utilizaba Gibrán.
En un legajo de 29 páginas se detallan las comunicaciones (mensajes de texto, llamadas entrantes y salientes, conexiones a internet) que tuvo el equipo -incluso con otros chips- entre el primero de enero de 2014 y el 23 de junio de 2014.

“Busqué a gente especialista que me asesorara sobre el tema y cotejamos las coordenadas geográficas y adivina en dónde estuvo el celular durante esos 11 dí­as, entre el 7 y el 18...mira, a Gibrán lo tuvieron en la Academia de El Lencero”, precisa al tiempo que muestra las fotografí­as del expediente y confirma los datos.

Cuando Martiz Dí­az presentó la información y parte de su investigación al actual procurador de Justicia, Luis íngel Bravo Contreras y al exsecretario de Gobierno, Erick Lagos Hernández, ambos no supieron dar una explicación al indignado padre.
“Se quedaron mudos...y entonces les dije: Si la ubicación del celular no comprueba fielmente que en la Academia de Policí­a tuvieron secuestrado a mi hijo y lo torturaron, por qué nunca tomaron en cuenta esta información para la investigación ¿Por qué? ¿O se van a meter a la Policí­a a preguntar quién se quedó el celular?”.

Posterior al reclamo personal, en junio de 2014 Efraí­n Martiz solicitó por escrito que la información proporcionada por Telcel fuera integrada como prioritaria en la investigación.

La respuesta de la PGJE y del agente del Ministerio Público, Guillermo Become, se limitó a que un perito de la institución debí­a emitir un dictamen técnico para avalar las mencionadas evidencias.

¿POR QUÉ SE LOS LLEVARON?

Otro dato que aporta Efraí­n Martiz sobre el paradero temporal de Gibrán con base en la geolocalización del equipo celular, es que entre la casa ubicada en Ferrocarril Interoceánico y la Academia de Policí­a en El Lencero, los 3 jóvenes sustraí­dos fueron llevados a un lugar donde permanecieron gran parte del 7 de enero.

“Hay un punto que registra entre el departamento y las coordenadas de la Academia. A ellos se los llevaron a una casa del fraccionamiento Las ínimas en la que estuvieron desde el amanecer hasta más del medio dí­a”, dice, aunque el registro oficial del informe precisa que la última vez que estuvieron en el sitio fue a las 12:19 de la tarde.

“Lo que me causa mucha curiosidad es que en ese fraccionamiento viven muchos funcionarios, entre ellos el propio (Arturo) Bermúdez Zurita, y no dudarí­a que los fueron a presentar”.

Después de situarse en Las ínimas, el celular se movió hasta el terreno donde está construida la Academia de Policí­a de la SSP, el lugar donde se forma a los elementos de la Policí­a Estatal Acreditable y de la recién creada Fuerza Civil de Veracruz.
"Imagí­nate la escena que te voy a describir ahora: siete dí­as después, el 14 de enero de 2014 arribó un alto funcionario a entregar reconocimientos en la Academia.

"Si tú buscas esa fecha, te enterarás que ese dí­a estuvo Miguel íngel Osorio Chong, el secretario de Gobierno federal, en el mismo lugar en que, no sé, una bodega o un salón, tableaban a mi hijo y a su amigo".

Dí­as después del boom mediático que tuvo el caso Gibrán y el seguimiento puntual de medios nacionales e internacionales, en Veracruz corrió una versión sobre el móvil de la desaparición de los 3 muchachos.

“Mucho se dijo que mi hijo habí­a tenido problemas con un familiar del secretario Bermúdez y que se trataba de un ajuste de cuentas. Y puede que haya sido así­, pero en realidad el problema no era con Gibrán, sino con José Eduardo de la Cruz (aún desaparecido)”.

Según la información que Martiz Dí­az ha obtenido, De la Cruz Caballero tuvo diferencias con un sobrino del secretario de Seguridad Pública y en una centro nocturno hubo un riña en la que hubo varios lesionados, incluido el pariente del funcionario estatal, el cual resultó gravemente herido.

“Y eso lo comprobé porque la esposa de José Eduardo me contó que dí­as antes de que desaparecieran, él habí­a ido a Alvarado (de donde es originario) a buscar ropa y le vio una herida, pero no dijo más”.

“Todo apunta en que lo identificaron por el Lancer gris para el ajuste de cuentas, y bueno, por esa cochinada también se llevaron a Gibrán y al otro amigo (de identidad resguardada) que apareció con él”, relata.

ARREGLOS TURBIOS

Efraí­n Martiz Aguirre nunca creyó en la versión que ofreció el entonces titular de la PGJE, Amadeo Flores Espinoza, quien primero intentó asociar la muerte de Gibrán y su compañero con actividades ilí­citas.

En el boletí­n emitido un dí­a después, la PGJE detalla que la Policí­a Estatal Acreditable arribó a la zona conocida como Ternera, en la carretera Conejos-Huatusco, para atender un llamado por detonaciones de arma de fuego.

Al llegar al lugar, los elementos de la SSP enfrentaron a dos sujetos y los ultimaron. Tras una revisión de las inmediaciones del hecho, encontraron uniformes clonados de la Policí­a Ministerial, armas de asalto, chalecos antibalas y equipos de radiocomunicación. A unos 60 metros de ahí­, también hallaron los cuerpos inertes de Gibrán Martiz y el menor de edad. El vací­o de información fue tal que algunos medios de comunicación dieron por hecho que los jóvenes habí­an sido asesinados por los policí­as, mientras que otros asentaron que los muchachos estaban secuestrados por los malhechores.

“Desde ese dí­a nos dimos cuenta que nos enfrentarí­amos a una justicia turbia (...) Con la ayuda de testigos y de gente que lo conocí­a comprobamos que Gibrán no andaba en malos pasos, de hecho apenas se habí­a instalado en Xalapa.

“Y entonces nos preguntamos ¿Lo tení­an secuestrado? Pero por qué nunca nos pidieron dinero o un rescate. Siempre tuve mis dudas de la policí­a, y más cuando me entregaron el cuerpo de mi hijo, con el tiro de gracia y con señales evidentes de tortura”, relata con precisión.

A mediados de noviembre, Efraí­n Martiz tuvo un encuentro informal con el gobernador Javier Duarte en el café Parroquia de Boca del Rí­o. En la breve conversación que tuvieron, el padre de Gibrán exigió, por enésima vez, que los culpables tuvieran castigos.

Hasta esa fecha los únicos detenidos por el caso eran los 7 policí­as acusados de abuso de autoridad y de incumplimiento de un deber en el servicio público, es decir, los últimos que vieron con vida a los 3 jóvenes.

Dos semanas después de la charla con el mandatario estatal, los elementos de la SSP fueron liberados por el juez Florencio Hernández Espinoza, quien consideró como “faltas no graves” la participación de los oficiales en el hecho.

“El problema principal es que ellos nunca fueron relacionados con el asesinato (...) Aunado a eso, hubo arreglos por debajo del agua que nosotros documentamos y se informó en su momento, que el juez se habí­a reunido con Vito Lozano, el titular del bufete de abogados que defendí­a a los policí­as. Así­ las cosas”.

“DEBEMOS IRNOS, NO HAY OPCIÓN”

La familia Martiz Dí­az tiene un pie fuera del paí­s. Efraí­n aprovechó la visita de diplomáticos panameños durante los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014 y la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado para exponer su caso. También se asesoró para acudir ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, ya que la Comisión Nacional de Derechos Humanos nunca se pronunció al respecto.

“Ya hablamos y es un hecho que nos vamos, no tenemos opción (...) Esto no es vida, y por más que traigas a una persona que cuide de tu espalda no te sientes seguro.

“A todos nos afectó mucho, pero mucho más a su hermano Erick, tanto que ha querido suicidarse y está muy deprimido. De hecho tuve que sacarlo de Veracruz porque recibimos amenazas”, dice Efraí­n, que mantiene la ecuanimidad en sus palabras e intenta recuperar un tono de esperanza.

“Sabemos que vamos a dejar muchas cosas atrás, pero ya hemos perdido mucho y que lo que venga será ganancia. En serio no sé cómo los mexicanos, porque créeme, me siento de aquí­, podemos vivir así­, agachados, solapando a gente que nos está haciendo mucho daño”.


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