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A Mil por Hora
Jueves 28 mayo, 2015

Filmar la vida sórdida de Veracruz

El cineasta Xavier Robles estrena un documental llamado Ayotzinapa, el secuestro de los 43 estudiantes normalistas de Guerrero
Pero en Veracruz también hay un Ayotzinapa que bien pudiera filmar la escuela de cine de la UV, Luis Buñuel, a partir de los mil desaparecidos, 144 de los cuales son niños

Xavier Robles es cineasta. Ha dicho: “Escribo para que mis trabajos tengan trascendencia y peso especí­fico en la sociedad”. Tal cual filmó un documental con el sugestivo nombre de Ayotzinapa. La historia de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos.

Luis Velázquez

  • Xavier Robles. Filmar la vida cotidiana

El próximo sábado se estrenará en la Cineteca Nacional. Aborda el secuestro y desaparición de los alumnos con una perspectiva histórica y testimonial. Historias de vida, tanto de los chicos como de sus padres.

Filmó más de 16 horas. Y las 16 fueron reducidas en el documental a una hora con 40 minutos. El documental se hizo solo, dijo.

Tal cual sólo resta esperar que en Veracruz, la escuela de cine de la Universidad Veracruzana, Luis Buñuel, y también las escuelas privadas, y los cineastas, pudieran mirar la realidad adversa y cruda y sórdida que se vive y padece con los más de mil desaparecidos, de los cuales 144 son niños.

Pero, además, la ola imparable de feminicidios.

Y, por añadidura, un Veracruz ocupando el segundo lugar nacional en secuestros y fosas clandestinas.

Incluso, cada una de las fosas clandestinas descubiertas en la Cuenca del Papaloapan (desde Tres Valles hasta Carlos A. Carrillo, y en el puerto jarocho, y en Boca del Rí­o, y en el centro y el sur de Veracruz) constituyen una historia, un documental, un filme cinematográfico.

Es más, cada uno de los niños secuestrados, asesinados y sepultados en una fosa clandestina, además del niño fusilado, significa una historia fí­lmica, de igual manera como aconteciera en Ciudad Juárez, donde se iniciara el México sórdido que vivimos y padecemos.

El cineasta Xavier Robles dice:

“Espero que Ayotzinapa prenda la conciencia social”.

En Veracruz, con la escuela de cine Luis Buñuel, nos conformarí­amos con un testimonio social que sirviera, primero, para que nunca, jamás, la memoria colectiva se olvidara, y segundo, para ver si así­ la Secretarí­a de Seguridad Pública y la Fiscalí­a General se tentaran el corazón con el dolor de tantos hogares y familias de norte a sur y de este a este y acabaran con la impunidad.

FILMAR LA VIDA COTIDIANA

Es más, si la escuela Luis Buñuel asumiera tal iniciativa, digamos, distribuyendo la chamba entre los alumnos, muchos ciudadanos del estado de Veracruz entrarí­amos con un donativo para sufragar los gastos que el documental significara.

Y es que, de veras, resulta insólito, inverosí­mil, que tantas cosas adversas y rí­spidas estén ocurriendo en la tierra jarocha en materia de seguridad y los académicos vayan por un lado y la sociedad por otro.

El colmo: en la UV hay investigadores de tiempo completo cuya carga académica, además de una horita de clase para tapar el ojo al macho, consiste, por ejemplo, en investigar si el humo del brasero utilizado en los pueblos indí­genas produce asma a las mujeres.

Otros investigadores se ocupan, por ejemplo, de las caracterí­sticas urbanas de la ciudad de Veracruz cuando la avenida Salvador Dí­az Mirón era la puerta de entrada.

También hay quienes investigan la lista de los bucaneros que atracaron en el puerto jarocho con “El Pirata” Lorencillo.

Otros, llegaron a la locura: investigan si en verdad existió Chucho El Roto y estuvo preso en el castillo de San Juan de Ulúa en la misma celda que Benito Juárez.

Nada más real y productivo y beneficioso que filmar la vida cotidiana, tal cual el cineasta Xavier Robles.

GRANDES PENDIENTES SOCIALES

Xavier Robles inició el cine con el documental de Las Poquianchis, aquellas hermanitas, tratantes de personas, que en el centro del paí­s secuestraban a chicas para sodomizarlas en su antro.

Luego filmó, entre otros, Rojo amanecer, sobre el movimiento estudiantil del 68, cuyo número de estudiantes muertos en la Plaza de Tlatelolco resulta incalculable.

Su documental Ayotzinapa será exhibido en Estados Unidos, Italia, Brasil, Alemania, España, Portugal, Argentina y Venezuela, por lo pronto.

En Veracruz también hay un Ayotzinapa, peor que Iguala, si se cuantifica el número de civiles (niños, mujeres y hombres) asesinados a partir de la guerra contra los carteles y cartelitos, incluidos los secuestrados, desaparecidos y sepultados en fosas clandestinas.

La conciencia universitaria tiene muchos pendientes sociales con los 8 millones de habitantes de la tierra jarocha.


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