Un barco está llegando a su destino…
•Pero en el viaje sexenal muchos se fueron, incluidos los amigos del primer y segundo círculo del poder
•Lo importante, decía León Felipe, es llegar todos juntos y a tiempo
•Javier Duarte terminará gobernando con políticos que nunca formaron parte de su elite
Luis Velázquez
El gobernador de Veracruz está terminando el sexenio próspero con políticos que nunca, jamás, formaron parte de su primero y segundo y tercer círculo del poder.
Entre ellos, los siguientes:
Gerardo Buganza Salmerón, quien se incorporó a su lado luego de perder la candidatura interna del PAN ante Miguel íngel Yunes Linares, y con quien ha desarrollado tanta confianza que lo envió un ratito a la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública para luego regresarlo a la SEGOB.
Ranulfo Márquez Hernández, secretario de Desarrollo Social, luego de Jorge Carvallo Delfín, Alberto Silva Ramos y Marcelo Montiel Montiel, con todo y que Ranulfo fue su adversario como aspirante y suspirante a la gubernatura en el año 2010.
Tomás Ruiz González, el amigo de Miguel Alemán Velazco, a quien ungió secretario de Finanzas y Planeación y ahora encumbrara como titular de la SIOP.
Antonio Gómez Pelegrín, como el sexto titular de SEFIPLAN, y quien es amigo, cercano, del contralor Ricardo García Guzmán.
Yolanda Gutiérrez Carlín, secretaria de Protección Civil, quien en el año 2010 se la jugó por Héctor Yunes Landa como precandidato priista a la gubernatura y quedó en la recta final; pero rafagueando a diestra y siniestra al candidato oficial de Fidel Herrera.
Tal cual, en las dependencias claves, el góber tiene a políticos y técnicos que en ningún momento venían con él desde tiempo atrás.
Más significativo porque ellos están encargados de aspectos claves de la vida pública.
Buganza, el jefe político del gabinete.
Ranulfo, la política social.
Gómez Pelegrín, las finanzas.
La otra parte sustancial es la Secretaría de Seguridad Pública, donde mantiene al mismo funcionario con que inició, a saber, el general de West Point, condecorado por la Interpol, Arturo Bermúdez Zurita.
El hecho, pues, manifiesta la pluralidad de Javier Duarte, pues la regla universal establece que se ha gobernar y ejercer el poder con los mejores, y en el caso de los amigos, siempre y cuando esté probada su aptitud, capacidad y experiencia.
Desde luego, un par de amigos del primer círculo del poder nombrados secretarios de Finanzas y Planeación, ni modo, la vida es así, debieron retirarse.
Uno, su compadre Salvador Manzur Díaz, descarrilado por el oro molido de la SEDESOL que también desplomó el Pacto México, del que ahora, por cierto, nada existe.
Y el otro amigo, Fernando Chárleston Hernández, quien, todo indica, prefirió cortar por lo sano y regresar a la curul federal, aun cuando el vocero de entonces, Alberto Silva Ramos, lo enfermó de epilepsia.
Del equipo duartista químicamente puro, ninguno pudo llegar más alto. La vida así es de misteriosa.
Bueno, sólo Gabriel Deantes Ramos, ungido secretario de Trabajo y Previsión Social, y Édgar Spinozo Carrera, candidato del PVEM a diputado federal por el distrito de Martínez de la Torre, donde dará la pelea estelar ante la panista Alba Leonila Méndez Herrera, exalcaldesa de Atzalan y exlegisladora local y federal.
Vicente Benítez, su otro cuaderno, pasó por la tesorería de SEFIPLAN luego de las llamadas maletas voladoras, pudo ser candidato a la curul federal pero quedó en el camino, y ahora despacha como Oficial Mayor de la secretaría de Educación, pues su currículo fue insuficiente para la titularidad.
“LLEGAR TODOS JUNTOS Y A TIEMPO”
El otro amigo, Harry Grappa, inició como secretario particular; pero luego del abucheo en el Teatro del Estado en un concierto fue excluido del paraíso y mientras se ocupó de sus negocios a plenitud le llegó la Secretaría de Turismo, donde sigue con los negocios con vientos favorables.
Pero su biografía y neuronas sólo le dieron para tal cargo en el gabinete, aun cuando su prioridad es amacizar su holding turístico integrado por ocho empresas.
Érik Porres Blesa, secretario de Desarrollo Económico, se ha mantenido en el cargo. Se ignora si sea amigo del primer círculo del poder como, por ejemplo, Marco Antonio Aguilar Yunes, quien cambió la STyPS por una curul federal en disputa, y el Fiscal General Luis íngel Bravo Contreras, de quienes se afirma tienen reuniones matrimoniales, que en ningún momento se da con otros secretarios del gabinete, a excepción, claro, con sus amigos ministros sin cartera, como son Jaime Porres Fernández Cavada y Francisco, Franky, García González, ambos empresarios cordobeses, el último ligado ahora a un maletazo de $5 millones en un viaje de Xalapa a Toluca, como aquellas famosas maletas voladoras de Vicente Benítez.
Ni hablar, la bella prosa poética de León Felipe de que lo importante es llegar todos juntos y a tiempo se diluyó en el sexenio próspero.
Tan es así que alguna vez, Javier Duarte reveló que desde el primer día del sexenio estaba formando y cuidando al sucesor que, se entendió, era Salvador Manzur.
Luego, pasó a Fernando Chárleston.
Y ahora, todo indica que su favorito es el senador Héctor Yunes Landa, quien, oh paradoja, en el año 2010 dijo hasta de lo que moriría Javier Duarte cuando se quedó con la candidatura a gobernador.
La vida es así de maravillosa. Los enemigos de entonces suelen convertirse en los amigos, socios, aliados y cómplices de excepción.