cargando

En twitter:

Reportajes
Viernes 17 abril, 2015

Autistas polí­ticos

La rebelión de los jornales agrí­colas de San Quintí­n, en Baja California, es la prueba irrefutable de la desidia polí­tica, económica y agropecuaria del Veracruz de Javier Duarte
Y que es de los 80 mil campesinos sublevados, el 11.6 por ciento son originarios de la tierra jarocha
31 dí­as después, ningún interés de los titulares de la SEDARPA y SEDECO

Luis Velázquez

  • Ramón Ferrari. En el limbo/Yerania Rolón

Desde hace 31 dí­as, miles de jornaleros agrí­colas en el norte del paí­s (el 11.6 por ciento son originarios del Veracruz de Érik Porres Blesa, secretario de Desarrollo Económico) se han sublevado a los patrones y al gobierno. Primero, del estado, ahora, convocando a Los Pinos.

Ellos bloquearon las autopistas y las carreteras en protesta al trato porfirista que les dan. Salarios de hambre. Jornadas de más de quince horas diarias, antes de que el sol aparezca en el horizonte y hasta cuando la luna alumbra el surco. Sin prestaciones sociales, económicas y médicas establecidas en la Ley Federal del Trabajo. Y hasta con tienda de raya.

Se levantaron contra los patrones, que los desoyeron. Se fueron contra el gobernador panista, que los menospreció.

Entonces, el único recurso que les restaba era la indignación social.

Ahora, tocan puertas en la Secretarí­a de Gobernación para establecer un diálogo con los patrones y lograr la justicia social tan soñada y tan buscada durante siglos.

De pronto, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el presidenciable Miguel íngel Mancera, se sintió tocado por un rayo divino y se ofreció como instrumento de diálogo.

Así­, el gobernador panista de Baja California se enfureció.

El caso es que un mes y un dí­a después ni el secretario de Desarrollo Agropecuario del gobierno de Veracruz, el dentista Ramón Ferrari Pardiño, ni tampoco el titular de la SEDECO han pronunciado una sola palabra.

Han, pues, dejado a la deriva a los indí­genas y campesinos migrantes de Veracruz, huyendo del paraí­so perdido, buscando una salida a su infierno laboral y social y topándose con el peor infierno del mundo en San Quintí­n; pero también en las haciendas porfiristas aledañas.

¡Vaya menosprecio, entonces, de Ferrari y Blesa, apostando a la indiferencia!

Uno. El gobernador Francisco “Kiko” Vega Delamadrid tomó el helicóptero y sobrevoló casi encima de las cabezas de los jornaleros agrí­colas en plantón y Ferrari guardó silencio, sin levantar la voz para una condena.

Dos. El gobernador llamó delincuentes y guerrilleros a los jornaleros y Ferrari, de igual manera, permaneció agazapado, escondiéndose en sus bembas.

Tres. El gobernador se puso de lado de los patrones, no obstante la buena calidad de los productores agropecuarios, todos de exportación a Estados Unidos, y Ferrari ni un cabildeó efectuó para defender al 11.6 por ciento de los 80 mil jornaleros… originarios de Veracruz.

Cuatro. Los jornaleros llegaron a la ciudad de México para cabildear apoyo y nunca, jamás, Ferrari se enteró, simple y llanamente porque le vale, tan ocupado como está en que la venta de los cinco ingenios de Veracruz, entre ellos, Nuevo San Francisco, quede como traje a la medida.

Cinco. Antes, mucho antes, que Ferrari, Miguel Angel Mancera levantó la mano y se ofreció de cabildero.

Un diplomático, pues, en medio del caso social, económico y laboral que viven y padecen los jornaleros.

Ferrari…en el limbo.

LOS PERFUMADITOS

Si en Baja California hay unos 80 mil jornaleros, de los cuales el 11.6 por ciento migraron de Veracruz hablamos, mí­nimo, de unos 11,500, campesinos e indí­genas que habrí­an partido al paraí­so prometido huyendo del desempleo y los salarios de hambre en el Veracruz de Érik Porres y Ramón Ferrari.

Y, por eso mismo, resulta insólito que hayamos llegado a tales niveles de insensibilidad social ahora que en San Quintí­n ha estallado el conflicto.

20 y las malas a que ni siquiera, vaya, estarí­an informados del asunto, y menos, mucho menos, le han dado seguimiento.

Para ellos, perfumaditos como son, la creación de empleos y la mejorí­a en el campo consiste en asistir bien trajeado a foros utópicos en el caso de Porres y con una guayabera, que parece piyama, en el caso de Ferrari, para ocultar la panza expansiva que cada vez le crece.

La rebelión de San Quintí­n es la prueba irrefutable de la desidia en la polí­tica agropecuaria y económica en el Veracruz de Javier Duarte.


Deja un comentario

Acerca del blog

Blog de noticias desde Veracruz.
Aquí, deseamos contar la historia de cada día.
Y cada día es un nuevo comienzo.
Y todos los días se empieza de cero...

Portal de noticias de Veracruz.