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Reportajes
Martes 14 abril, 2015

El Fiscal... bajo sospecha

Peritos de la PGR encontraron lo que no pudo el personal de Luis íngel Bravo: una fosa con restos humanos en un bar de Las Bajadas
Traí­an la orden de llegar sin avisar al gobierno de Veracruz; después del hallazgo, Luis íngel Bravo Contreras, en silencio
Dí­as atrás se burló del dolor ajeno diciendo que sólo habí­an encontrado huesos de perro; ante el hecho se queda callado


Ignacio Carvajal

  • Arely Gómez. Su personal halló lo que Bravo Contreras nunca pudo...

  • Operativo de la PGR, con resultados

  • Operativo de la PGR, con resultados

  • El operativo del Fiscal...nulo resultado

  • El operativo del Fiscal...nulo resultado

  • El operativo del Fiscal...nulo resultado

Madres de personas ausentes dicen que es difí­cil confiar en su palabra después que no se hizo un mejor esfuerzo para la búsqueda

El aroma a muerte que desprendí­a esa tierra llegaba a lo más profundo de los alvéolos pulmonares de los perros rastreadores. Desde que cruzaron la última puerta para llegar al terreno que iban a inspeccionar, a bordo de camionetas todo terreno, lucí­an inquietos. Ladraban. Moví­an la cola. Chillaban. Jadeaban. Puestos en acción no tardaron más de 20 minutos en marcar el primer punto positivo.

Los canes eran guiados por personal Subprocuradurí­a Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), enviados a Veracruz por órdenes de Salomón Baltazar Samayoa, titular de la Unidad para la Búsqueda de Desaparecidos.

Los enviados traí­an una consigna -relató una persona allegada a esas investigaciones-: llegar sin avisar a las autoridades veracruzanas ni a familias de personas desaparecidas. "Así­ fue mejor, sino, allí­ hubiéramos estado todos y les hubiéramos estorbado" dijo la madre de un chico desaparecido en Veracruz que pidió anonimato.

El sábado 11 de abril, por la tarde, los enviados del Altiplano dieron con restos óseos, pedazos de extremidades en avanzado estado de descomposición y al menos cinco cráneos en unos terrenos de la zona norte de Veracruz-puerto, muy cerca del sitio en donde desemboca la laguna de San Julián, frente al fraccionamiento Colinas de Santa Fe.

Esos terrenos ya habí­an sido inspeccionados por personal de la Fiscalí­a; pero no hallaron nada.

Como a un dí­a de campo, en las primeras búsquedas, el fiscal envió a su personal sin palas, picos, ni perros de búsqueda. "Creo que no buscaron bien, o que no quieren buscar, o de plano son flojos", dijo Cynthia Llinas Romero, madre de Mario Manuel Espinosa Llinas, ausente desde hace más de un año.

"Sólo iban viendo si habí­a tierra suelta, no llevaron ningún tipo de equipo", relató la afligida madre, quien presenció el cateo del bar Mi Gente el pasado 26 de marzo, y el cual se extendió, sin resultados, a esos terrenos en la zona norte.

Durante las visitas previas al arribo de la PGR, ya con Arely Gómez como procuradora, los elementos de la policí­a Ministerial se hicieron acompañar de familiares de desaparecidos. Ellos solicitaron ser llevados a esos puntos después de que en un foro de noticias sobre narcotraficante se ubicó al bar Mi Gente y esos puntos de la zona norte como puntos en donde el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) habí­a sepultado ví­ctimas.

A estas alturas, la renuencia de las autoridades veracruzanas para no buscar los cadáveres que la PGR sí­ encontró, sólo puede entenderse después de que Mundo FOX y la Revista Proceso difundieron informes de miembros de la DEA en el sentido de que esa organización (que le arrebató la plaza de la zona conurbada Veracruz-Boca del Rí­o a Los Zetas), en alianza con "Los Cuinis", concentran más poder y riqueza que los Zetas y Sinaloa.

NO LE CREEN

Los familiares recuerdan la gran disponibilidad de la Fiscalí­a para llevarlos a los terrenos en la zona norte, cuidarlos y prestarles todas las atenciones; sin embargo, la petición de traer equipo especializado para una búsqueda más profunda no resultó atendida.

En una de las primeras búsquedas, de hecho, pasaron más de tres horas caminando entre dunas, marismas y arenales y nada: "Nos llevaban a unos puntos que no eran, creemos que nos engañaron para tenerlos allí­, tranquilas, ¿cómo les podemos creer así­?, se pregunta la madre que quiere anonimato.

Llinas Romero también piensa que "sólo nos llevaron pero no buscaron bien para que nos tranquilizamos un poco después del informe en Internet sobre las fosas".

"No llevaron equipo especializado, y creo que ni sabí­an que hací­an. No somos especialistas, pero tampoco tontos. Vimos que un perito fotógrafo tomaba la evidencia y la iba amontonando en una bolsa sin ningún tipo de cuidado", relató Llinas Romero.

Dentro del Bar Mi Gente se excavaron alrededor de seis pequeños agujeros en un patio sin resultados. En el interior del inmueble, sin embargo, aparecieron restos de teléfonos celulares, prendas, y en los muros y pisos de algunas piezas, manchas de sangre seca. De todo se tomó muestras.

EL BRAVO SE CALLA

Fanfarrón, capaz de llegar a los golpes, a nadie sorprendió la forma en que Luis íngel Bravo Contreras respondió a los reporteros cuando le cuestionaron el pasado 27 de marzo, en el marco de la colocación de la primera piedra de un Centro de Evaluación y Confianza, sobre la presencia de su personal en el Bar Mi Gente y los terrenos de la zona norte: "sólo encontramos el esqueleto de un perro".

Sin tomar en cuenta el dolor para docenas de madres veracruzanas que sólo quieren que les digan dónde están sepultados sus hijos, el fiscal dijo que únicamente habí­a una mascota, mas no respondió a las peticiones de esas mujeres de regresar a esos puntos con equipo especializado, sobre todo canes de rastreo.

Hasta antes de la llegada de los peritos federales, hubo quien deslizó la posibilidad de buscar asesorí­a de las madres de Guerrero, las que han emprendido por su cuenta la búsqueda de fosas clandestinas y han encontrado docenas de cadáveres de hijos y esposos entre cerros, caminos, riscos y montañas.

Al frente de las tareas para encontrar a personas desaparecidas, Bravo Contreras tiene a Marí­a Aurea Cortés Garcí­a, titular de la fiscalí­a para la búsqueda de personas desaparecidas; a la fiscal Ivonne Plata Azpilcueta y a Rosario Zamora, directora de investigaciones ministeriales.

En esas tres mujeres Luis íngel Bravo ha depositado su confianza para dar con los ausentes, pero han sido tan o peor de inoperantes que él: hasta la fecha no han encontrado a nadie de los casos llevados por la Red de Madres en Busca de sus Hijos.

Como avance, en esa junta del 10 de abril el cordobés propuso sancionar empresas de telefoní­a, bancos y comercios cuando no colaboren en una investigación sobre desaparecidos, pero sobre el tema de las diligencias en predios en la zona norte fue esquivo.

"Algunas de las autoridades nos hicieron énfasis en que no debí­amos creer esas versiones de internet, que a veces sólo eran chismes y rumores que lastimaban", recordó Llinas Romero quien ahora se siente mucho más incrédula al ver que las páginas descalificadas sí­ aportaron información creí­ble, y que sirvió a la PGR para encontrar los restos de fin de semana.

No serí­a la primera vez en que la fiscalí­a veracruzana es desplazada por su hermana mayor en el Distrito Federal. Eso ocurrió apenas el 28 de enero cuando varios peritos de la ciudad de México recorrieron la cuenca del Papaloapan exhumando cadáveres de ví­ctimas de secuestro. La búsqueda se centró en Chacaltianguis y José Azueta.

La escena fue similar a la vivida en los predios de la zona norte de Veracruz: elementos de la Marina y del Ejército Mexicano a cargo de la seguridad perimetral. Camionetas blancas y de grandes motores de la PGR, docenas de peritos con chalecos, perros rastreadores; pero ni un sólo elemento de la fiscalí­a veracruzana. 24 horas después, la dependencia negó las versiones de que en esos lugares se habí­a inhumado a 17 personas, y aunque los federales no escatimaron en rentar maquinaria pesada para abrir escarbar en medio de los cañales, para las autoridades locales fue un simple cuento.

Pero no serí­a la primera vez que la fiscalí­a trata de esconder la verdad.

En el caso del rancho El Diamante, en Tres Valles, donde inhumaron 31 cadáveres en tres jornadas, la dependencia no emitió comunicados oficiales hasta que el subprocurador Arturo Herrera Cantillo confirmó la tragedia. A las pocas horas Herrera Cantillo tuvo que entregar su renuncia.

Un mes después, en Paraí­so Novillero, aparecieron otros ocho cadáveres sepultados de forma ilegal, y la Fiscalí­a también se apresuró a negarlo... al poco rato, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CEDH) emitió un comunicado en donde decí­a que iban a destinar a un visitador para averiguar tanto la matanza de El Diamante en Tres Valles, como la de Paraí­so Novillero en Cosamaloapan.


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