Uno, el góber fogoso y gozoso, en Nopaltepec, y el otro, el Contralor, en Pánuco, ahora renombrado como Pánico, más allá de que esté gobernado por uno de sus hijos, sino porque la violencia a la tierra jarocha entró y se mantiene por ahí­.

El fogoso es hijo de una maestra que también guisaba con su señora madre tamales de masa y longaniza para mejorar el ingreso familiar, mientras el Contralor también es hijo de una profesora de educación primaria.

El fogoso tuvo, por ejemplo, tres hermanos, más un montón de medios hermanos, mientras el Contralor tuvo seis hermanos.

El fogoso tuvo puros hermanos varones, igual que el Contralor.

Un hermano del fogoso se perdió por ahí­ en la vida, mientras cuatro hermanos del contralor, con errático pasado; otro tiene una panaderí­a y una fondita y el otro es burócrata en la Comisión Federal de Electricidad.

El fogoso jaló primero para Xalapa a estudiar los primeros años en la facultad de Leyes de la UV, en tanto el contralor también aterrizó en la facultad de Contadurí­a UV.

Con su pasado, acosado por el hambre, la pobreza y la jodidez, el fogoso se empeñó desde entonces en figurar en el primer plano de la academia, igual que el Contralor, acosado por el montón de hermanos donde la lucha era individual, cada uno empujando la carreta para armar su propio destino.

El fogoso terminó la facultad de Leyes en la UNAM, en tanto el Contralor también migró a la ciudad de México, primero, atrás de una chamba, y luego, para seguir estudiando una maestrí­a y un doctorado.

En una parte de su vida, el fogoso ligó su vida a Patricio Chirinos Calero, quien deseó haber nacido en Pánuco; pero en realidad nació en Tamuí­n, San Luis Potosí­, de igual manera como el ontralor también ligó su vida a Chirinos Calero, a través de su pariente Fortunato Guzmán, quien llegara al presidente del CDE del PRI en aquel tiempo.

TIRAR LA PIEDRA Y ESCONDER LA MANO

El fogoso ha pasado a la historia como un polí­tico siniestro, obsesionado con el Maximato, en tanto el contralor se está mostrando como un polí­tico igual de siniestro, empeñado en quedarse con el hacha, la calabaza y la miel, a partir del control de SEFIPLAN, el ORFIS y la Comisión de Vigilancia del Congreso.

El fogoso se ha proyectado sobre el preciso como un polí­tico indispensable y necesario, incluso, un mal necesario, de igual manera como el Contralor aplica la misma estrategia.

El fogoso se ha adueñado de las neuronas, el El fogoso y el contralor de Veracruz son hermanos siameses, sin llegar, claro, a gemelos como Caí­n y Abel, pues uno mató al otro, lleno de envidia corazón, el alma y el hí­gado del jefe máximo y por ahora disputa con el contralor para ver cuál de los dos se apropia más pronto y mejor, de forma absoluta, de las neuronas, el corazón, el alma y le hí­gado del jefe del Poder Ejecutivo.

El fogoso apuesta a la intriga palaciega, de igual manera como el contralor.

El fogoso enví­a calambres, mensajes crí­pticos y madrazos directos e indirectos a través de los medios, a los que utiliza y mangonea, de igual forma como también está aplicando el contralor, lo que, incluso, ha venido haciendo desde, digamos, el alemanismo, claro, con un perfil discrecional, pues siempre ha sido empleado de otro.

Para el fogoso, como dice el Eclesiastés, hay tiempo de sumar, sumirse y sumarse. Es decir, de tirar y recoger cohetes. Y el contralor actúa con la misma estrategia, incluso, suele tirar la piedra y esconder la mano, igual que el fogoso.

HERMANOS SIAMESES

El fogoso tiene preferencia por reporteros y columnistas como traje a la medida, sus boletineros, texto/servidores, tundeteclas, escribidores, amanuenses, igual que el Contralor, quien ahora, manejando la Contralorí­a, SEFIPLAN, el ORFIS y la Comisión de Vigilancia del Congreso tiene el mundo informativo a sus pies.

El fogoso suele filtrar datos, tips, pistas y documentos con toda intencionalidad como también el Contralor, quien también lo aplicó en el sexenio de Miguel Alemán Velazco en contra del secretario de Finanzas y Planeación, Juan Amieva, hasta que lo descarriló, y ahora lo reprodujo con Mauricio Audirac Murillo.

El fogoso mantení­a una relación amical con Miguel Alemán Velasco igual que el Contralor, de quien incluso lo fuera en el sexenio, pero ambos, vidas paralelas al fin, terminaron distanciados, mejor dicho, excluidos del paraí­so.

Por ahora se ignora la riqueza que el fogoso y el contralor habrí­an coleccionado en su biografí­a polí­tica, pero, bueno, la fama pública consigna que el fogoso salió del sexenio más rico que su antecesor, mientras el contralor se empeñarí­a en seguir sus pasos.

Nunca un par de polí­ticos, uno nacido en el sur de Veracruz y el otro en el norte alcanzaron tantos vasos comunicantes.

Una gota de agua con otra gota. Casi casi hermanos siameses, sin llegar, claro, a hermanos gemelos tipos Caí­n y Abel.

POSDATA: Ninguna duda hay de que Guillermo Herrera Mendoza, como subsecretario de Turismo, está en la mira… Semanas anteriores se afirmaba que la panista Silvia Monge Villalobos lo relevarí­a en el cargo; pero algo ocurrió y le dieron puesto menor…Ahora, se asegura que ofrecieron la dependencia a la gran revelación priista Sergio Pazos junior; pero el señoritongo pidió que primero le dieran la oportunidad de ayudar a Carolina Gudiño a ganar en las urnas la curul federal y luego se la dieran como premio…

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