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Diario de un reportero
Sábado 20 diciembre, 2014

Oficio con mujeres

•Periodistas autónomas
•Tentadas por el poder

DOMINGO
Mucha friega y poco sueldo

Hacia finales de 1960, en el oficio periodí­stico predominaban los reporteros. De cada 10 hombres, una, acaso, era mujer. Y de cada cien reporteros, 10, y de las diez mujeres, la mayorí­a en las páginas de sociales.
Era aquel un club de Tobi. Quizá el despertar atrasado del siglo, la mayorí­a de mujeres estaba predestinada para las carreras de profesora egresada de la Escuela Normal, enfermerí­a, odontologí­a y medicina. Caso, quizá, contador público.
Pocas, excepcionales, soñaban con el periodismo.

Luis Velázquez

Mucha friega y poco sueldo. Además, un oficio desde entonces desprestigiado. “Morirás de hambre casado con un reportero” se afirmaba, entonces, y acaso, de igual manera ahora.

Además, se tení­a la percepción de que el reportero buscaba la información y tecleaba en la tarde/noche hasta el amanecer, mí­nimo, después de la medianoche.

Y por si fuera poco, se afirmaba, sin excepciones, que el trabajador de la información era un borracho irresponsable, hijo de los prostí­bulos y las casas de citas.

Pero, además, transa. Mejor dicho, corrupto. Deshonesto.

Decir reportero significaba aceptar embute, una iguala, aquel a quien le untan la mano y se conforma con poquito.

LUNES
Las precursoras

De Veracruz, las primeras respetadas y respetables reporteras que incursionaron en la ciudad de México fueron, por ejemplo, Isabel Zamorano, que era, además, profesora de educación primaria, y Adalberta Hernández Delfí­n.

Las dos iniciaron en El heraldo de México. Allí­ pasó su vida reporteril Adalberta, una muñequita.

Isabel pasó a Excélsior, luego a El Sol de México y después a la revista Siempre! con el legendario director, el tabasqueño José Pagés Llergo.

Ambas viajaron por el mundo en tareas periodí­sticas. Isabel Zamorano fue cronista de la presidencia de la República.

Años después, otra egresada de la amada facultad de Periodismo, Ana Cristiana Peláez, también quiso probarse en la ciudad más grande del mundo, como el DF, y comenzó en Televisa y llegó a convertirse en jefa de Información del noticiero estelar, 24 horas, con Jacobo Zabludowsky, hasta quemar sus naves y mudar en dueña de una estación de radio FM, con sede en Orizaba, lograda en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, su compadre.

Ellas tres, entre otras, abrirí­an la puerta defeña al ejercicio reporteril de mujeres de Veracruz.

Al mismo tiempo, de norte a sur y de este a oeste de la entidad jarocha, las puertas de los medios se abrí­an.

MARTES
Oficio con mujeres

Hoy, existen medios donde la mayor parte laboral en el diarismo son mujeres.

Además, con grandes ventajas ante los reporteros:

Uno, son más trabajadoras.

Dos, más productivas.

Tres, más creativas.

Cuatro, más honestas, í­ntegras.

Cinco, más leales.

Seis, más cultas.

Siete, rara, excepcional, quizá, será aquella que se emborracha y hasta se pasa. Pero al dí­a siguiente se levantan frescas y rozagantes a comenzar de nuevo en un oficio donde cada amanecer se empieza de cero.

Ocho, son más, ultra contra súper sensibles a la realidad social, económica, educativa, de salud, de seguridad y polí­tica.

Nueve, son más celosas de su trabajo periodí­stico. La entrevista exclusiva. La crónica. El reportaje, en tanto hay reporteros que suelen compartir todas sus notas, incluso, establecer intercambio de noticias del dí­a.

Diez, más, mucho más, las reporteras son más crí­ticas que los reporteros. Más aguerridas. Más combativas. Más difí­ciles de convencer por un polí­tico que los hombres.

Claro, hay excepciones. Pero la regla predominante es que son, como afirmaba don Daniel Cosí­o Villegas de los reporteros de la Reforma, “ferozmente crí­ticas”.

Desde luego, nadie dudarí­a que en el camino quedaran transfiguradas.

Pero las diaristas en el periodismo han refrescado el ejercicio reporteril, pues eso de que un jefe de prensa de un polí­tico las seduzca a partir del embute y la iguala, como que está en chino.

MIÉRCOLES
Reporteras autónomas

Alguna vez, en la ciudad de México, algunas reporteras soñaron con un periódico elaborado de principio a fin, en todos los procesos industriales, por mujeres.

Soñaban con el periódico ideal. La utopí­a. La libertad. La dignidad. La autonomí­a. La independencia, como premisa básica y fundamental.

Tronaron.

Se ignoran las razones.

En contraparte, las mujeres reporteras, fotógrafos, camarógrafas, editoras y jefas de Información y Redacción y directoras editoriales en la prensa escrita, hablada y digital se han multiplicado.

Es más, si se efectuara un seguimiento se advertirí­a lo siguiente: todas se expresan con absoluta libertad en su facebook, el twitter, el whatsapp.

Pero más aún, si por ejemplo en el medio donde laboran les censuran una nota, les quitan párrafos por equis pretextos, ellas trepan en las redes sociales la otra versión, es decir, la versión censurada.

Y, bueno, en unos casos los editores les han convocado para la enmienda, y si pretenden acorralarlas, entonces, han optado por renunciar antes que aceptar la censura.

Los hombres, en cambio, suelen doblarse con frecuencia…

JUEVES
Tentadas por el poder

En el camino reporteril, aquí­, en la aldea, la provincia, han existido grandes reporteras súper dotadas para la nota informativa, la crónica, el reportaje, el fotoperiodismo y la edición. Incluso, para la dirección editorial. La columna.

Y, sin embargo, un dí­a, ni modo, lástima, fueron tentadas por una oficina de comunicación social, una asesorí­a polí­tica, relaciones públicas, etcétera, y han colgado los guantes.

Del otro lado, la polí­tica, por ejemplo, ha ganado una activista, y en cambio, el periodismo ha perdido a una de las suyas.

En muchos casos, por desgracia, han sido los sueldos miserables que suelen pagar en los medios. Salarios de hambre les llamaba Ricardo Flores Magón en 1910, cuando con el Partido Liberal empujaba la caí­da de Porfirio Dí­az.

Peor tantito si se considera que además de los sueldos paupérrimos, sin las prestaciones sociales, médicas y económicas contempladas en la Ley Federal del Trabajo.

Lo peor del asunto es que ningún diputado local ni federal legisla para que, digamos, la justicia social predomine en la relación de los trabajadores de la información con los magnates editoriales.

Ni hablar, nadie suele tirarse a los pies de los caballos desbocados en el carril…

VIERNES
Modelo a seguir

Cada quien sus demonios y santos; pero vaya un abrazo, el respeto y la admiración para la reportera Esperanza Morales.

Una honestidad a prueba de bomba, trabajadora inagotable, luchona, con principios y convicciones que en alguna parte de su vida la llevaron a un activismo social y polí­tico desde la izquierda, su causa.

Ha caminado por la prensa escrita, y el viejo principio sobre el destino de un reportero de pasar de un medio a otro atrás del sueño se ha cumplido en ella al pie de la letra.

Hoy, su trinchera es un noticiero radiofónico que le lleva a estar a las 5 de la mañana en la sala de redacción para estar al aire durante 3 horas consecutivas.

También tiene un periódico digital, que de algún modo ha permitido a miles de trabajadores de la información en el mundo crear su propio espacio, donde el ejercicio de la libertad alcanza su esencia plena.

Y más, como en el caso de Esperanza, quien tiene ideales y lealtades, zambullida en la más fascinante tarea de contar al lector la historia noticiosa de cada dí­a, razón de ser para vivir cada dí­a como un nuevo amanecer.
Gracias, Esperanza, por su amistad.


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