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Reportajes
Viernes 28 noviembre, 2014

El odio que descarriló a Miguel Alemán Velasco

Desde el año 2002, las estatuas de Porfirio Dí­az, José Ivés Limantour y Weetman Pearson están confinadas en un edificio de API, que destinadas a la zona portuaria, el gobernador advirtió: “Si las ponen… las quito”
Todo porque, según su berrinche, el dictador ordenó el asesinato de su abuelo, el general Miguel Alemán González, cuando en realidad se suicidó

Luis Velázquez

  • Porfirio Díaz, José Ivés Limantour y Weetman

En el Centro Histórico del puerto jarocho existe un edificio de dos plantas, bonito, diseño moderno, frente a la vieja estación del ferrocarril. Se ubica a un ladito de la puerta de acceso al recinto portuario. Por allí­ entraban a la chamba los obreros en el tiempo de la requisa de Carlos Salinas.

En la planta baja del edificio hay un auditorio chico, acogedor. Es el centro de reuniones de la Administración Portuaria Integral, API.

Y en la planta alta hay tres estatuas. Una, de Porfirio Dí­az, el oaxaqueño, paisano de Benito Juárez, José Vasconcelos y Ricardo Flores Magón, que huyera por aquí­ en el buque Ipiranga al exilio dorado en Parí­s.

La otra, de su poderoso, poderosí­simo ministro de Hacienda, José Ivés Limantour, el exquisito lí­der del grupo polí­tico “Los cientí­ficos”.

Y la tercera, de Weetman Pearson, que a partir del año 1895 fue el constructor del Veracruz antiguo (la zona portuaria, el malecón del paseo, etcétera) y, oh paradoja, del Veracruz actual.

El trí­o de estatuas alcanza la misma dimensión que la estatua de Salvador Dí­az Mirón, el poeta admirado por Ví­ctor Hugo y Rubén Darí­o, cuya pluma pusiera al servicio de Victoriano Huerta, el mismito que ordenara cortar la lengua al senador Belisario Domí­nguez y arrancar los ojos a Gustavo Madero, el hermano de Francisco I. Madero, a quien ordenó asesinar con el tiro de gracia, al lado de su vicepresidente José Marí­a Pino Suárez.

Son estatuas colosales. De ellas pudiera decirse, como afirmaba el historiador Daniel Cosí­o Villegas de los polí­ticos de la Reforma de Juárez: “Son hombres. Pero parecen gigantes”.

Las tres estatuas, cuenta Paul Garner, estaban destinadas para la zona portuaria al cumplirse el primer centenario de la modernización del puerto artificial, que así­ se llamó aquella comisión.

Las construyó el escultor Humberto Peraza (Mérida, 1925), el mismito que también levantara las estatuas de Agustí­n Lara en Madrid, dos metros; Benito Juárez, tres metros; Pedro Infante. 3.5 metros; Abraham Lincoln, diez metros, y Cuauhtémoc, el indio puro, cinco metros.

¡Ah!, de igual manera tres bustos del presidente Miguel Alemán Valdés.

“¡SI LAS PONEN… LAS QUITO!”

Pero desde el año 2002 las tres estatuas permanecen arrumbadas. Escondidas, para que ningún jarocho las registre ni advierta.

Y fueron confinadas por un berrinche, capricho personal, la tempestad de su carácter histórico, de Miguel Alemán Velasco, cuando caminaba en el cuarto año “en la plenitud del pinche poder”.

Así­, cuando la comisión del Primer Centenario de la Modernización del Puerto Artificial (Vicente Fox presidente) las tuvo listas en el puerto jarocho para instalarse en los patios de la zona marí­tima de cara al Golfo de México, Alemán Velasco dio un manotazo.
Dijo, para la historia y ante la historia: “Si las ponen, las quito”.

Su argumento, digamos, histórico, fue el siguiente: Porfirio Dí­az “es un traidor y un vende patrias”, refiriéndose, quizá, acaso, a que gobernó el paí­s durante 33 años, con todo y aquella frase bí­blica de “¡Mátalos en caliente!”; pero olvidando, al mismo tiempo, al héroe de la lucha contra el ejército francés en Puebla.

Pero, además, el llamado “Cachorro de la revolución”, el dueño de Interjet, el exsocio de Televisa, el escritor de “Si el águila hablara” donde escudriña el trance psicológico de los presidentes de la República con sus sí­ndromes del poder, asesor del presidente Enrique Peña Nieto, tení­a otro argumento, más poderoso: “Por culpa de Porfirio Dí­az mi abuelo, el general Miguel Alemán González, fue asesinado”.

Y la honorable comisión del Primer Centenario de la Modernización del Puerto Artificial se arrugó.

Y se arrugó tanto que el Prí­ncipe de Gales, Carlos, heredero del trono británico, quien ya tení­a programada la visita para la ceremonia/homenaje a Pearson, sólo llegó al Café de la Parroquia, tomó un lechero con canilla y se fue a Michoacán para conocer la madriguera de las mariposas monarcas.

Y durante los dos años siguientes las estatuas quedaron confinadas.

Y también se arrugó Fidel Herrera, quien nunca tocó el asunto.

Y durante los últimos cuatro años de Javier Duarte, ahí­ siguen.

Y se arrugaron más porque Alemán Velasco mentí­a.

EL GENERAL ALEMíN GONZíLEZ SE SUICIDÓ ANTES QUE CAER PRESO

Según la biografí­a, el General Miguel Alemán González, nacido en 1884 en Acayucan, padre de tres hijos (Antonio, Miguel -el gobernador de Veracruz y presidente de la República- y Carlos) se suicidó.

Maderista en 1910, enemigo de Porfirio Dí­az y Victoriano Huerta contra quienes se levantó, leal a Venustiano Carranza, el suegro del gobernador de Veracruz, Cándido Aguilar Vargas (1913), levantado en armas otra vez en 1928 al lado del general Gonzalo Escobar, fue perseguido y cercado por las tropas oficiales, y antes, mucho antes de ser capturado, se pegó un tiro en el poblado de Mata de Aguacatillo, Veracruz, en 1929.

Para entonces Porfirio Dí­az tení­a 14 años en el panteón francés, a partir de su muerte ocurrida el 2 de julio de 1915 de causas naturales asienta el historiador, aun cuando padecí­a Alzheimer, arterioesclerosis y habí­a quedado sordo y mudo, además de que era longevo: 99 años.

Ahora cuando el Centro Histórico fue, dicen, modernizado (sólo movieron la plaza de la República), las estatuas de Porfirio Dí­az, Limantour y Pearson, esa sí­, la mayor inversión pública portuaria, cumplen doce años de estar encarceladas.

Lástima, sin embargo, que el tiempo para la Cumbre Iberoamericana se ha venido encima, pues el gobierno de Veracruz bien pudo moverlas al castillo de San Juan de Ulúa y, en todo caso, confinar la estatua de Dí­az Mori en la mazmorra donde estuvo preso Chucho “El roto”, el Jesús Arriaga bandido, estafador y dandy, bueno para la enagua, que escapara del castillo en 1885.

En tanto, la de José Ivés Limantour pudo haber quedado en la casa del gobernador, como una referencia al secretario de Hacienda del peñismo, Luis Videgaray Caso, y la estatua de Pearson en el gigantesco patio, allí­ donde los dí­as 8 y 9 se reunirán unos 23 presidentes del continente hispano.

Así­, Miguel Alemán Velasco, asesor del presidente Enrique Peña Nieto, hubiera quedado feliz y, de paso, reconciliado con la historia.


2 comentario(s)

29 Mar, 2017 - 09:04
Hasta donde llega el cinismo del hijo del ex presidente de la republica Miguel Alemán y

Humberto Peraza Avila 19 Ago, 2016 - 05:30
hola soy el escultor Humberto Peraza Avila y estoy de acuerdo en que la estatua de don Porfirio Diaz sea reinstalada e inaugurada oficialmente en un lugar importante y publico.
Cuando me pidieron el proyecto para rendir homenaje a los constructores del puerto artificial de Veracruz, recopile datos, muchas fotos y me causo admiracion que en varias y diferentes etapas de la construccion aparecia don Porfirio supervisando las obras por lo que se me hizo justo incluirlo en este Homenaje. asi presente el proyecto y sabiendo que iba a ser controversial se decidio hacerlo, sin saber que no era santo de la devocion de don Miguel, que por alguna equivocacion historica le tenia tirria.
me pidio el estado mayor que la quitara para evitar conflicos, tambien los encargados de Seguridad y protocolo de la gran bretaña me dijieron que si se ponia no iba a develar las obras el principe Carlos y el gobierno del estado tambien.
y asi por las buenas se quito y se llevo a cabo una gran inauguracion con el principe Carlos que si fue, el gobernador tambien estuvo presente, el director de API y el escultor no podia faltar, todo esto al ritmo de marchas con bombos y platillos a cargo de la banda militar Inglesa, asi fue.

el autor de esta obra soy yo Humberto Peraza Avila hijo del gran escultor Yucateco recientemente fallecido el 28 de Mayo 2016 don Humberto Peraza Ojeda
yo tengo obra en colaboracion con mi padre en Veracruz como el Cuahutemoc de la salida a Cardel y obra individual como el Monumento a Miguel Aleman Valdez, el Bombero de la estacion Central y los Constructores del Puerto Artificial

Quedo a sus ordenes

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