El Luzbel jarocho
•Según el politólogo Carlos Ronzón, Gerardo Buganza “come santos y defeca diablos”
Según el politólogo Carlos Ronzón Verónica, el secretario de Infraestructura y Obra pública, Gerardo Buganza Salmerón, “come santos, caga diablos”.
Verdad o mentira, él mismo creó la imagen de que todos los días confiesa y comulga y escucha misa y platica con los 20 pajaritos que tiene presos en su casa en una jaula de oro.
Y en contraparte se trata de un político autoritario y protagonista que, por ejemplo, aplica una política tortuosa a la audiencia, en donde le fascina su egolatría.
Mientras es un feligrés más impoluto que muchos, muchísimos ministros de Dios acusados de pederastia
Luis Velázquez
y pornografía, al mejor estilo de Marcial Maciel, quien ha de estar en el infierno, Buganza ofreció en el Congreso local que interpondría una demanda penal en contra de algunos de sus antecesores por el desvío millonario de constructoras que nunca fue aclarado.
Meses después ni un resultado concreto y específico por más que su director jurídico, el pastor evangélico Emeterio López Márquez, jurara, en nombre de su dios, que interpusieron la demanda y “el impecable e implacable” procurador de Justicia ni fu ni fa.
Luego de tres años como secretario General de Gobierno le ofrecieron la secretaría de Comunicaciones; pero antes exigió y reclamó que la ley fuera modificada para ampliar las facultades de la dependencia, y eso, aquí, en la tierra y en el otro mundo (¿existe?) se llama soberbia.
Con todo y soberbia, durante 36 meses pudo reproducir en Veracruz el modelo de Jesús Reyes Heroles, quien como secretario de Gobernación de José López Portillo asestó un manotazo para frenar el Maximato de Luis Echeverría, y no obstante nunca actuó en contra del ambicioso poder político de Fidel Herrera.
En su discurso en la SEGOB, y ahora en la SIOP, primero está él, luego él y por último él, en lugar de que sea institucional, discreto y eficaz como todo buen secretario de Gobierno, el segundo del gobernador, cuya obligación política, social, ética y moral es proteger y blindar al jefe máximo.
CON MEGALOMANíAS, INCIERTO EL DESTINO SOCIAL
A la SEGOB pudo llegar en el mes de diciembre de 2010 a partir de un berrinche colérico partidista, luego de que el PAN eligiera a Miguel íngel Yunes Linares como candidato a gobernador, pues se creía el enviado especial de Dios en la tierra para Acción Nacional.
Y el berrinche y la cólera son enfermedades virulentas de alma que despojan y destruyen el corazón de cualquier feligrés que todos los días se arrodilla ante el altar con los ojos de borrego a medio morir.
En la SEGOB, alguna vez dijo: “En los penales… mando yo”.
Se fue a la SIOP y en los reclusorios siguen mandando los carteles, como consta la madriza que le dieran a un reportero.
En la SEGOB y en la SIOP ha dicho: “No soy tapadera de nadie” y de acuerdo con los hechos y resultados, a todos ha tapado.
En la SEGOB operó aquella denuncia contra los más de cien exediles por daño patrimonial durante los años 2004 a 2008, imperio y emporio fidelista, por un monto de mil millones de pesos, y la mayoría de exalcaldes y exdirectores de Obra Pública y extesoreros municipales se le pelaron y luego dio marcha atrás y/o, en todo caso, “dejó hacer y dejó pasar”.
También participó en la denuncia televisa, en cadena nacional, contra las constructoras que habían timado con mil millones de pesos al gobierno de Veracruz y ni una sola, una sola, una sola, fue sometida a un proceso penal.
Y eso que despachaba como el abogado (aun cuando es ingeniero) del gobierno de Veracruz, asesorado por el litigante de todos los tiempos, implacable e impecable exprocurador de Justicia, Emeterio López Márquez.
Por eso, asegura Carlos Ronzón, “come santos y…”.
Incluso, por eso mismo, el contribuyente se pregunta de qué forma un hombre católico, apostólico y romano ha beneficiado en los últimos cuatro años como funcionario público a los 8 millones de habitantes de Veracruz, de los cuales la mayor parte viven todos los días en la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración.
Con megalomanías, otra enfermedad mortal del alma, a ningún destino se encamina a la población…