Pero, además, luego de que la esposa de José Luis Abarca, exalcalde de Iguala, ejerciera el poder municipal a plenitud, dueña de las acciones y decisiones de gobierno como les llaman y jefa máxima del cartel de “Guerreros unidos”, los polí­ticos pensarán más de 20 veces si lanzan a sus cónyuges a un cargo de elección popular.

Todo, pues, se junta y empalma.

Claro, suelen darse excepciones, como por ejemplo, el diputado local, Adolfo Jesús Ramí­rez Arana, aquel de la ley Bala Bermúdez para criminalizar la protesta social, quien heredó la alcaldí­a de Paso de Ovejas a su esposa, Ana Rosa Valdés Salazar.

Pero el caso de la Casita Blanca y de los Abarca en Iguala obligará a meter reversa a todos, a menos que uno que otro enloqueciera y con temeridad desafiara a la población electoral en las urnas.

Incluso, si así­ fuera, convendrí­a sólo para refrescar la memoria recordar algunos episodios.

Felipe Calderón Hinojosa soñó, igual que Vicente Fox con Martha Sahagún, lanzar a su esposa, Margarita Zavala, a la candidatura presidencial por el PAN, y ni hablar, dio marcha atrás, y apenas ahora, dos años después, la señora acaricia la posibilidad de la curul federal.

En Tlaxcala, el exgobernador perredista Alfonso Sánchez Anaya pretendió imponer a su esposa, Marí­a del Carmen Ramí­rez, como candidata a la silla embrujada del palacio de gobierno y el PRI la noqueó en las urnas con el priista Mariano González Sarur.

En Nayarit, Antonio Echeverrí­a Domí­nguez también soñó con la silla para su esposa Martha Elena Garcí­a Gómez, y aun cuando fuera derrotada en las urnas, tiempo después reapareció como senadora del PAN.

KARIME MACíAS, PARA CURUL FEDERAL

Con todo, la Casita Blanca y los Abarca de Iguala, con los 43 normalistas de Ayotzinapa secuestrados, muertos según la Procuradurí­a General de Jesús Murillo Karam, han cambiado el escenario para que, como en el viejo México, los polí­ticos dejen de alternar los cargos públicos con sus esposas.

Por ejemplo, corre en Veracruz la Por ningún concepto se vale que la presidenta del DIF Veracruz sea expuesta a una rechifla y a una derrota en las urnas. Veracruz está demasiado caliente. Lo último: el niño de Las Choapas ejecutado y degollado versión de que la presidenta del DIF estatal, Karime Mací­as de Duarte, estarí­a con el ánimo de la candidatura a diputada federal por el distrito de Coatzacoalcos.

Ya el director de Comunicación Social del gobierno estatal ha dicho que el gobernador calificó como “una reverenda pendejada” tal posibilidad, ante el comentario de un columnista por ahí­.

Pero, bueno, el politólogo Carlos Ronzón Verónica expone en la pasarela las siguientes observaciones:

Uno. Desde hace ratito, la esposa de Duarte lo acompaña en el mayor número de eventos, lo que tiene, asegura, un objetivo polí­tico, pues en todo caso, la señora tiene el legí­timo derecho del mundo a realizarse en materia polí­tica.

Dos. En uno que otro medio se ha seguido filtrando tal posibilidad, y no obstante la relación cercana entre el gobierno y la prensa, entre el duartismo y los medios, la versión ha seguido caminando, sin nadie que la frene ni detenga.

Tres. La presencia de la presidenta del DIF en la prensa escrita a través de su artí­culo periodí­stico semanal.

Y más porque en la historia polí­tica de Veracruz se trata de la primera esposa de un gobernador con tal manejo y desenvoltura.

Cuatro. De norte a sur y de este a oeste hay un clima de inseguridad. Pero cuando ha ocurrido en Coatzacoalcos, la tierra de la señora Mací­as, hay un despliegue inusitado para calmar a la población. Y tal hecho encierra un significado polí­tico, social y electoral, con todo y el menor de edad ejecutado a balazo y degollado antier en Las Choapas.

DEL DIF AL CONGRESO

Cinco. Hay en Veracruz algunos antecedentes de esposas que de presidentas del DIF han pasado al Congreso, entre otras, las siguientes:

Paulina Muguira, del DIF de Córdoba a la diputación local.

Claudia Beltrami de José Ramón Gutiérrez, del DIF jarocho a la Legislatura.

Ainara Rementerí­a, del DIF porteño a la curul, cuando su padre, Jon Rementerí­a, era presidente municipal.

Mónica Robles de Hillman, del DIF de Coatzacoalcos al Congreso local.

Y por tanto, y con todo y la Casita Blanca de Las Lomas y los Abarca de Iguala, todo puede suceder, aun cuando al mismo tiempo significa un riesgo, como advierte Carlos Ronzón.

El paí­s, dice, está caliente.

El hartazgo por la miseria, la pobreza, la jodidez, el desempleo y los salarios de hambre; pero más, mucho más, por la inseguridad y la impunidad, es una ví­bora chillando.

Además, el duartismo ha dejado excesivo malestar, indignación, coraje y desencanto, incluso, hasta por cositas, digamos, nimias, como suspender las clases durante una semana en todo Veracruz por los Juegos Centroamericanos y el frente frí­o.

Y, bueno, y de que la presidenta del DIF buscara la curul federal y anduviera en campaña electoral, una cosa es que abucheen al gobernador al mismo tiempo que al presidente de la República, como en el caso del estadio Luis “Pirata” de la Fuente... y otra cosita serí­a que también a ella la aporrearan y, de paso, hasta la expusieran a una derrota en las urnas.

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