Un académico, gobernador en Guerrero
El presidente Enrique Peña Nieto tiene debilidad por los académicos, pues ni hablar, nunca él estudió una maestría y un doctorado ni en universidad nacional, ni tampoco en extranjera como muchos de los secretarios de su gabinete legal.
Por ejemplo, en Michoacán cayó el gobernador priista, Fausto Vallejo, y el exrector de la universidad pública lo relevó.
Y en Guerrero, otra vez aplicó la misma dosis: el secretario General de la Universidad Autónoma de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez, quien además fuera líder estudiantil.
Así, todo indica que se trata, con ambos casos, de una fijación y una apuesta de Los Pinos, y más, como en el caso de Guerrero, donde todos los estudiantes del estado, más los estudiantes del país, más los estudiantes del extranjero, se han lanzado a la calle para exigir la pronta aparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa secuestrados y desaparecidos y quienes según el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra, fueron quemados vivos, cuando menos, una parte.
La clase política/política, entonces, está perdiendo espacios y posiciones en el juego del poder presidencial, incluidos, como en el caso de Guerrero, los perredistas, que entre ellos mismos se habían trenzado en batallas cruciales para imponer al sucesor.
Los académicos del país entrando a Los Pinos.
El Vecino Vigilante