Fracasan Comedores Comunitarios
•En las regiones indígenas funciona tal programa de la SEDESOL
•Pero con frecuencia hay leche; pero no hay café, y hay arroz; pero faltan los frijoles, y las cocineras se ausentan porque les deben quincenas atrasadas
Luis Velázquez
En Poza Rica fue relanzado el programa para sacar de pobres a los pobres y miserables con el nombre de Prospera.
Su leyenda dice, a propósito de la tierra jarocha: “Sin hambre… Veracruz prospera”.
Ajá.
Pero vayamos, por ejemplo, a un hecho concreto y específico, digamos, en la sierra de Zongolica.
En algunos poblados está funcionando un proyecto llamado “Comedores comunitarios”, antes conocidos como los módulos de Liconsa, y a la fecha la realidad es la siguiente:
Una. A veces hay leche, pero sin café, para poder revolcarlo en las mañanas y en las noches.
Dos. Otras ocasiones, no hay comida.
Tres. Otras más, hay arroz; pero sin frijoles.
Cuatro. Otras más, las cocineras faltan a la chamba porque simple y llanamente les deben quincenas atrasadas.
Y cinco. Algunos, de plano, han cerrado. Ya bajaron el portón.
Y, bueno, con tales hechos y circunstancias, una cosita es el populismo mesiánico ramplón y barato con que la elite política sigue lanzando sus cacayacas y otra la realidad avasallante como un tsunami.
Así, pues, están operando en los poblados de La Perla, Soledad Atzompa, Tequila y Mixtla de Altamirano, entre otros.
Luego, ni hablar, el gabinete legal y ampliado del duartismo se enoja porque los indígenas de Atzompa agarran camino marchando a Xalapa y por el teléfono celular pretenden apagar la inconformidad social, esperando, claro, que pronto la LXIII Legislatura apruebe la ley Bala Bermúdez para lanzar a los perros amaestrados en su contra.
PÉSIMO ANTECEDENTE CON LA SEV
Nadie puede llamarse sorprendido, por lo siguiente: desde el mes de diciembre, 2010, en las regiones indígenas de Veracruz, empezando por Zongolica, los profesores de la secretaría de Educación de Adolfo Motita suelen llegar a trabajar el día martes y se retiran el día jueves.
Pero, además, imparten clases de 9 a 12 de la mañana, incluida media hora de recreo.
Todo porque los maestros argumentan la inseguridad, además del pésimo servicio, dicen, de las Adelitas, los más de 110 autobuses propiedad del cacique Mario Zepahua Valencia.
Y, bueno, no obstante que tales hechos fueron denunciados y lo son en tiempo y forma, nunca, jamás, a Motita ha interesado, ocupado ni preocupado la calidad educativa.
Y menos ahora cuando está con los pies en la candidatura priista a diputado federal por el distrito de Xalapa rural, pensando que una vez sentado en la curul en automático cabildeara su candidatura a gobernador, aunque sea por la de dos años, si es que el Congreso local la aprueba.
CLíNICAS, SIN MÉDICOS NI MEDICINAS
Lo peor del asunto es que en igualdad de circunstancias que los profes están los médicos de la secretaría de Salud.
Ellos, según la fama pública en la zona serrana, llegan los marte y se retiran los jueves, y por tanto, está prohibido enfermarse y/o morirse de viernes a lunes.
Todavía peor si se considera que hay clínicas de salud, pero sin médicos ni enfermeras ni medicinas.
Y más, cuando la fama pública registra que cuando Juan Antonio Nemib fuera renunciado a la secretaría de Salud dejó una deuda de once mil millones de pesos pendientes de pago a los proveedores, y en donde quizá estaría incluido el pago de 1,800 millones de pesos a Finamed por la rescisión del contrato.
LES VALE UN BLEDO LA MISERIA
Por eso si tales pesadillas ocurren en las regiones indígenas, los profes con la SEV y los médicos con la SS, y tales acciones se están cometido con los llamados Comedores Comunitarios de las secretarías de Desarrollo Social federal y estatal, nadie puede llamarse sorprendido.
La vida es así y ni modo de exigir y demandar peras al olmo.
Y menos, cuando Jorge Alejandro Carvallo Delfín, titular de la SEDESOL, vive los días y las noches para amarrar la candidatura a diputado federal, quizá, acaso, por Los Tuxtlas, en tanto Marcelo Montiel Montiel, delegado federal de la SEDESOL, cabildea con todo para imponer a uno de los suyos como candidato al Congreso de la Unión por el distrito de Coatzacoalcos.
A uno y otro, queda claro, les valen un bledo los Comedores Comunitarios; pero más, mucho más, la pobreza y la miseria y el hambre y la jodidez y el desempleo, los salarios de hambre y la migración de los 800 mil indígenas que pueblan las regiones étnicas de Veracruz.