la mini/gubernatura para finales de 2016 y 2017 y 2018.

Y si en Puebla, el gobernador Rafael Moreno Valle la tiene aprobada por el Congreso local.

Y en Tamaulipas se cocina en la Legislatura.

Y si el pastor legislativo del PRI, Juan Nicolás Callejas Arroyo, recibió ya la promesa de que le entregarán mil cien millones de pesos de salarios magisteriales atrasados.

Y si se afirma que Aurelio Nuño Mayer, jefe de la Oficina del presidente de la
República, cabildea en Los Pinos a favor de tal posibilidad, toda vez que fuera asesor del entonces senador Enrique Jackson.

Y si en Puebla y Tamaulipas tendrán su mini/gubernatura, entonces, con Veracruz el gobierno federal integrarí­a un corredor regional de mini/gobernadores.

Y aun cuando en los años 2015 y 2016 serán elegidos 21 nuevos jefes del Poder Ejecutivo en igual número de estados y en todos seguirán con los seis años.

Y si se recuerda que en el año 2012, Enrique Peña Nieto perdió la elección presidencial, pero que aún cuando una elección se gana en las urnas, también de otro modo, por ejemplo, financiando la campaña electoral, como se afirma fue el caso de Veracruz que habrí­a aportado 750 millones de pesos (algunos polí­ticos aseguran que más).

Y si se mira alrededor y advierte que Los Pinos han nombrado Comisionado por la Seguridad en Michoacán, Tamaulipas y Guerrero.

Y un Comisionado Financiero en Oaxaca ante el desmadre del gobernador Gabino Cué con los maestros.

Y si se considera que otros estados (Morelos, con Graco Ramí­rez, y el estado de México con Eruviel ívila) están en la mira de un Comisionado.

Pero menos, menos, menos, Veracruz, con todo y que vivimos y padecemos un territorio ensangrentado.

EL ARROZ YA ESTí COCIDO…

Y si en la LXIII Legislatura hay mayorí­a priista; pero además, las bancadas del PAN y PRD también ya plantearon la mini y fueron los primeros, como pepitas saltando en comal caliente…

Entonces, pudiera afirmarse que pian pianito, la mini de dos años en la tierra jarocha está lista.

Sólo es cuestión de tiempo para legislar y aprobarse en el Congreso que el sucesor de Javier Duarte ejercerá el poder durante sólo 24 meses para así­, dicen los fidelistas, empatar la elección del góber de Veracruz con la de presidente de la República en el año 2018.

Tal cual, entonces, ni modo, el senador Héctor Yunes Landa quedará con las ganas de una gubernatura de cinco años.

Y el senador Pepe Yunes quedará en el aire, pues ha planteado que por ningún lado conviene la mini, sino la de seis años.

Mucha, demasiada tinta periodí­stica ha corrido abajo y encima de las cañerí­as…
Y muchas, demasiadas tazas de café han sido consumidas…

Y demasiadas tertulias se han dado alrededor del asunto, desde que el góber fogoso tuvo la ocurrencia de la mini.

Y, bueno, el resultado ahí­ parece estar.

Es más, en un acto de temeridad, el director de Comunicación Social, Alberto Silva Ramos, fiel a su hábito y costumbre, ha filtrado y sigue filtrando que Peña Nieto está de acuerdo con la mini/gubernatura en Veracruz.

Pero…

ESCENARIOS ALREDEDOR DE UN HECHO

Pero, primera hipótesis: si así­ fuera, ninguna razón polí­tica existe para cacarearlo, de lo contrario, reiterarí­a que la presidencia imperial y faraónica ha regresado a Los Pinos y al paí­s.

Segunda hipótesis: si Peña Nieto ya dio el visto bueno, entonces, más sano resulta la discrecionalidad, ante, digamos, el Veracruz sangriento que padecemos.

Tercera hipótesis: aun cuando, digamos, el jefe de la Oficina de la Presidencia estuviera, en efecto, cabildeando la posibilidad, ningún caso polí­tico tiene exhibirlo.

En fin, cada quien habla en la fiesta según le fue y, en el caso, los otros hechos vislumbran que habrá un mini/gobernador.

Claro, mini/gobernador en ningún momento significa que se refieran a Érick Lagos Hernández, secretario General de Gobierno, dada su estatura, aun cuando, claro, pudiera ser.

Ni tampoco al vocero Alberto Silva Ramos porque entonces serí­a máxi/gobernador.

Ni al secretario de Educación, Adolfo Motita, porque entonces, y dado que al caminar se joroba por el peso educativo, serí­a un Chapulí­n Colorado.

Quizá, en todo caso, se tratarí­a de un mensaje crí­ptico, digamos, a Jorge Alejandro Carvallo Delfí­n, secretario de Desarrollo Social, que ni es mini ni es maxi en la estatura y ni es flaco ni es gordo porque se aplicó la liposucción y ni es de Veracruz ni tampoco del estado de México, sino como las águilas, nació y murió donde lo agarró la noche.

Claro, de aquí­ a la primavera del 2016 falta mucho tiempo, el suficiente para que los senadores priistas, Pepe Yunes y Héctor, sopesen los pros y los contras de la mini y decidan.

De cualquier forma, el mini deberá elegirse en las urnas y ahí­ será la prueba de fuego para el Maximato fidelista y, por añadidura, para el estilo de gobernar y ejercer el poder de Javier Duarte en una entidad, Veracruz, donde nunca, jamás, se ha dado la alternancia democrática.