Próspero” intenta ocultar, por ejemplo, la aparición de más cementerios clandestinos en el sur de la entidad lo que significa el elevado grado de violencia, los clérigos, oran por que la paz regrese a las tierras veracruzanas.

Los representantes católicos, incluidos los dos arzobispos, Hipólito Reyes y Sergio Obeso, se pronuncian por la oración como método espiritual para alcanzar la paz. El comunicado, desde su tí­tulo- “Mi familia ora con Marí­a, por la paz y unidad"- muestra el grado de intranquilidad de la jerarquí­a católica, sobre los acontecimientos de violencia que ocurren, sin tregua, en el estado de Veracruz.

El documento en sí­, invoca a los feligreses a la oración para alcanzar la paz. En una parte de su redacción señala: “A lo largo de este año 2014 en diversas reuniones con sacerdotes, religiosas y laicos que colaboran en la pastoral de nuestras comunidades diocesanas, se nos ha sugerido asumir algunos signos comunes que nos impulsen a colaborar a restaurar la salud y la unidad en las familias, así­ como la seguridad y la paz de nuestra sociedad veracruzana”.

“Por ello, reunidos los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Xalapa, hemos convenido en convocar a todos los fieles de las ocho diócesis a vivir el espí­ritu de la oración confiada, pacificadora y alegre, que dirigimos a Dios nuestro Señor, en comunión con Marí­a Madre de Cristo, Madre de la Iglesia, Reina de la Paz y Reina de la Familia. Quisiéramos unir a todos los fieles católicos con dos signos concretos que fortalezcan nuestro deseo y compromiso por la paz”.

En la composición del texto, los sacerdotes fuero cuidadosos y no culparon; pero tampoco exculparon al gobierno del estado, de los hechos de violencia que cada dí­a son más comunes en la entidad.

De hecho la semana pasada, Hipólito Reyes Larios, arzobispo de Xalapa; Sergio Obeso Rivera; arzobispo Emérito de Xalapa; Rutilo Muñoz Zamora, obispo de Coatzacoalcos; José Trinidad Zapata Ortiz, obispo de Papantla; Luis Felipe Gallardo Martí­n del Campo, obispo de Veracruz; Juan Navarro Castellanos, obispo de Tuxpan; Eduardo Porfirio Patiño Leal, obispo de Córdoba; Francisco Aguilera, administrador Diocesano de Orizaba y Salvador Arévalo administrador Diocesano de San Andrés Tuxtla, encabezaron una serie de reuniones con los sacerdotes de la Diócesis de Orizaba, entre los temas fue el de la seguridad y paz.

Ahí­ acordaron que desde este domingo, se difunda entre los fieles, los resultados de la asamblea eclesiástica.

JAVIER DUARTE PIDIÓ REUNIRSE CON LOS SACERDOTES

De hecho el viernes pasado, el gobernador Javier Duarte, quien estuvo en Córdoba analizando temas de seguridad, fue informado del pronunciamiento que la iglesia católica emitirí­a, intentó reunirse con ellos, a petición del mismo gobernador; pero temas de la agenda se lo impidieron.

Pero la inseguridad, las ejecuciones y levantones en la zona no se detienen. Este fin de semana y de acuerdo a lo que se publica en las redes sociales, fue hallada otro cadáver en la comunidad de “Puerto del aire” en el municipio de Acultzingo, al parecer se trató de un joven vinculado con la delincuencia organizada.

Quien sí­ fue más directo, es el sacerdote Helkin Enrí­quez Báez, quien prácticamente ya asumió la postura de vocero de la Diócesis de Orizaba, la que desde hace un año está sin obispo.

En la rueda de prensa que domingo a domingo sostiene con los reporteros, fue más que claro y señaló que el desarrollo- en cualquier parte del mundo- va de la mano de la seguridad: “La paz, la seguridad, sólo pueden ocurrir en un escenario donde hay desarrollo social, económico. En medio de la pobreza, de las necesidades, de la marginación, difí­cilmente se puede evitar manifestaciones, problemas, inseguridad”, dijo el domingo, dos dí­as después que el cónclave sacerdotal emitiera el mensaje.
“Nuestros obispos ahora reunidos en la asamblea pastoral, hicieron notar las condiciones de inseguridad que vive nuestro estado y el papa Juan Pablo II decí­a: el desarrollo es el nuevo nombre de la paz. Es decir, así­ como está vinculada la justicia y su ejercicio y vivencia para la obtención de la paz, creo que no podemos generar condiciones de paz, mientras no se busque un desarrollo integral de los pueblos”.

El párroco también advirtió que para que haya un verdadero crecimiento del comercio y de la industria, “para que se pueda tener la comunicación humana como derecho, tiene que haber respuesta a las condiciones básicas, como la educación, la infraestructura de servicios. De modo que así­ como no puede haber paz sin justicia, no puede haber paz sin desarrollo, al menos el básico, como caminos, escuelas, clí­nicas, hospitales, incluso de atención espiritual.

La zona centro del estado, dijo a los reporteros, tiene puntos altamente significativos no tan sólo en materia de rezago, sino también de inseguridad, “ahí­ tenemos la sierra de Zongolica que es muy difí­cil el acceso a las comunidades, pues hay que transitar por brechas, caminando o en bestia, debido a que no hay acceso urbanizado. Esto lo viven todos. Sacerdotes, médicos, enfermeras, profesores, quienes padecen porque igualmente deben llegar a comunidades con muchas necesidades”.

Pero la inseguridad no es el único tema que le intranquiliza a la jerarquí­a católica. La intención del Congreso del Estado por regular las manifestaciones sociales, es otro de los temas que abordó: “Una manifestación sin control puede ocasionar pérdidas económicas, desorden público, hasta la muerte de una persona a quien transportan y no puede llegar porque está bloqueada una carretera o una caseta. Una manifestación no es sinónimo de caos, sino también se debe hacer de modo civilizado y en sentido una regulación de manifestaciones, es correcto”.

“Una manifestación deberí­a promover el diálogo y no se puede realizar si es en medio del desorden, del caos, la arbitrariedad, o la anarquí­a; pero es un derecho básico sin que signifique se tenga que sobrepasar o pisotear los derechos de personas que, incluso, a veces no están involucradas en el ejercicio de la manifestación”