que Javier Duarte, su pupilo, hundió en el endeudamiento y la inseguridad. La meta son 20 distritos electorales, de lo contrario su trabajo será un fracaso.

Pero la operación polí­tica, no será fácil. Primero, el exgobernador ya no podrá “agarrar de pendejos” a aquellos que aspiran a ser candidatos. Ya conocen la “fidelina”, pero lo peor es que encontrará una clase polí­tica lastimada, desplazada y hasta humillada por los “niños de la fidelidad” que no supieron aprovechar el capital polí­tico de su mentor.

La plática sucede en el café La Parroquia en esta ciudad capital. Ahí­, el entrevistado, narra lo que todo mundo comenta: Javier Duarte está minado polí­ticamente.

Sabe que la “prosperidad” que prometió en “el estado ideal para soñar”, no se cumplió, “ni se cumplirᔝ. La inseguridad, el endeudamiento, la falta de inversión privada, la falta de transparencia en el manejo de los recursos económicos son las caracterí­sticas que “ya hartaron a los veracruzanos” refiere.

Javier, dice, “lo pensó mucho, pero al final tuvo que doblegar su ego y recurrir a Fidel Herrera”, relata.

El contacto no fue directo, aclara, “primero pidió a Enrique Jackson que fuera el intermediario”, con el que fuera su maestro, “fue la única forma de poder negociar, pero ya se acercaron”.

El primero encuentro ya se realizó, “al parecer fue en el Distrito Federal. Allá, Enrique Jackson sentó a Fidel con Javier, para dejar de lado las diferencias y sumarse en el equipo que en su momento controló la vida polí­tica del estado. Los dos saben que les conviene ganar las elecciones del 2015”.

Sin embargo Fidel Herrera, fiel a su costumbre, “viene a operar para él. No le importa los compromisos que haya hecho Javier Duarte. Viene a cobrar viejas facturas que el duartismo, sobre todo aquellos que él hizo y que en el pasado cercano, le dieron la espalda”.

Todo este panorama, “le va a dificultar el margen de maniobra del gobernador. Él tiene compromisos con diversos actores polí­ticos, pero esa fue una de las condiciones que impuso Fidel Herrera, él va a poner sus candidatos y se compromete a ganar la elección”.

Si todo esto sucede, “las candidaturas, por ejemplo de Anilú Ingram está en riesgo. Todos sabemos que en Veracruz Fidel tiene preferencia por Carolina Gudiño; en Cosamaloapan, Tarek está amarrado, porque el hijo de Fidel va en la lista de plurinominales pero por el Partido Verde Ecologista; en Zongolica, Mario Zepahua, otro amigo cercaní­simo a Fidel va a imponer a su hija, Lilian Zepahhua; en Córdoba Juan Antonio Laví­n, quien se enfrentara a Javier Duarte, desplazarí­a a Marco Antonio Aguilar Yunes, el delfí­n del gobernador próspero.

En Orizaba, Juan Manuel Diez, quien le profesa lealtad de Fidel Herrera, será quien lleve mano e imponga al candidato, “Fidel Kuri volverá hacer su entripado porque de nuevo Javier no le va a cumplir, no lo va hacer candidato”.

Todo parece fácil, así­ como lo platicas, dice la reportera, “sí­, pero no tiene nada de fácil. En el PRI, hay mucha molestia por las condiciones en las que Javier tiene al estado. El reportaje de Carmen Aristegui sobre las licitaciones en los Juegos Centroamericanos, pegó muy duro. Hay muchos intereses y lo peor es que mediáticamente no supieron manejarlo”.

ENCUESTA DESFAVORABLE.

En el escritorio del gobernador están los datos más recientes sobre la popularidad del mandatario. Los números no son nada favorables. La tendencia a la baja, es imparable.

Según las cifras, el gobierno del estado, incluido el gobernador tiene un nivel de aceptación de menos del 40 por ciento, “lo que nunca se habí­a visto en la historia polí­tica de Veracruz”. Esos datos, se reflejarán en la elección del año siguiente.

La inseguridad es la principal queja de los veracruzanos, según los datos de la encuesta. “En el norte, en el centro y en el sur hay quejas por ese tema. Los hechos ocurridos en Coatzacoalcos fueron la gota de derramaron el vaso entre los veracruzanos”.

Javier está preocupado, continúa, “sabe que si no entrega buenas cuentas al presidente Enrique Peña, se le complicará el último tramo de su administración estatal. Sabe que el margen de maniobra polí­tica en la sucesión gubernamental se le reducirí­a y en mucho”.

LOS YUNES, OTRO DOLOR DE CABEZA

Por si fuera poco, el gobernador tiene enfrente a los Yunes, “los rojos y los azules”. En el PRI, tanto Héctor como Pepe quieren imponer candidatos, “empezar amarrar acuerdos para ganar fortaleza” y los azules, “preparan ya el embate contra el gobierno del estado”.

Al gobernador se le viene el tiempo encima.

Mientras eso sucede, Javier Duarte, intenta, infructuosamente, posicionar su imagen con el uso de los medios. “Ya viste la entrevista en Milenio”, lo quiere hacer a nivel nacional, porque sabe que en Veracruz, su alianza con los dueños de los diarios y estaciones de radio, está totalmente rota”.