Y de entrada, la respuesta es difí­cil, porque la agenda pública se mueve con demasiada rapidez, de tal forma que los carniceros de hoy suele mudar en los carniceros de mañana… Pero también, porque los medios se mueven de acuerdo con los hechos y las circunstancias, los ideales y las pasiones, y también, imposible soslayarlo, de acuerdo con el boletí­n y la publicidad y los embutes… Por ejemplo, y a partir de que el gobierno de Veracruz suscribe el convenio verbal más alto con los magnates periodí­sticos, ocurre que todos los dí­as su fotografí­a y boletines se publican en primera plana, a 8 columnas incluso, y, bueno, se dirí­a que en cada nuevo amanecer gana la batalla mediática, en igualdad de circunstancias que también los alcaldes de los municipios más importantes de norte a sur de Veracruz que firman convenios con los medios de sus pueblos… Se reproduce el modelo nacional que ocurre en cada entidad federativa, donde los gobernadores y los presidentes municipales se adueñan de la agenda pública… Por eso mismo, don Julio Scherer Garcí­a siempre ha asegurado que entre los polí­ticos y la prensa hay un maridaje por conveniencia, donde unos a otros se benefician, siempre de espaldas al ciudadano, pero más aún, de espaldas a la realidad social, económica, educativa, de salud y de seguridad…

BALAUSTRADAS: Desde cualquier ángulo que se mire y valore, la guerra en los medios locales la gana la elite polí­tica en el poder… Cierto, con la manipulación informativa de todos los dí­as a través del boletí­n y la rueda de prensa, pero al mismo tiempo, lo más importante, con los hechos que suelen ocultarse, tergiversarse y/o minimizarse… Por ejemplo, desde hace un ratito el contribuyente habrá advertido que de manera excepcional la prensa publica la lista de muertitos, secuestrados, desaparecidos, ejecutados y extorsionados en la tierra jarocha… Así­, la prensa pretende ignorar tal realidad, porque es parte de la orden de quien paga, al grado de que si la desacatan, en automático, primero, les suspenden el convenio, y segundo, les dejan el convenio pero Ante el manipuleo de los medios y las redes sociales, sólo resta madrearnos todos, y sin clemencia, porque nadie podrá cerrar la puerta cierran la llave de la Secretarí­a de Finanzas y Planeación y los ponen a parir cuates hasta para cubrir la nómina quincenal… Pero, además, suele darse otra circunstancia: si la cúpula polí­tica necesita rafaguear a un enemigo, un adversario, un polí­tico incómodo, entonces, utiliza a los columnistas, de tal forma que en los dí­as siguientes la mayorí­a muda en francotiradores de la palabra… Y por tanto, ellos siguen ganando la guerra mediática… Otra forma de ganar la batalla en los medios es el silencio, como en el caso de la reportera Maryjose Gamboa… Por ejemplo, de acuerdo con el Plan Estatal de Desarrollo, hacia el año 2010 existí­an en Veracruz más de cien periódicos y revistas impresas y 50 periódicos digitales, más los noticieros de las estaciones radiofónicas y televisivas… El caso de la también directora del Instituto de la Mujer del Ayuntamiento de Boca del Rí­o que atropellara y matara a un joven de 30 años, convertido en un asunto polí­tico, apenas y es ventilado por una parte de la prensa de la zona conurbada Veracruz-Boca del Rí­o, pero en el resto de la entidad, los temas son otros… Además, la prensa que se ocupa está fragmentada, unos del lado de la reportera y otros del lado del gobierno…

ESCALERAS: Es más, en la era del internet y las redes sociales y las páginas web y los tuiters y los facebook y los videos y las googleadas, y los mensajes, etcétera, tampoco puede decirse que equis actor polí­tico y social va ganando la batalla de la comunicación social… Peor tantito, se ha llegado al grado de que, por ejemplo, los polí­ticos, y, además, con cargo al erario, contratan a una red de tuiteros, por ejemplo, para lanzarse en contra del enemigo y denostarlo por todos los medios, sea un polí­tico del mismo partido, un polí­tico opositor, un lí­der incómodo, un reportero indeseable… Y si, de pronto, aparece una andanada de tuiteros exaltando, digamos, el trabajo de un polí­tico, en un par de horas hay otra legión poniéndolo como al perico… El resultado, pues, dirí­a un investigador académico, es la peor Torre de Babel en el siglo XXI, con la estrujante de las confusiones, donde todos los dí­as se destruyen honras y prestigios al mismo tiempo que se construyen altares a los beatificados, las estrellas fugaces del Google… Con tales hechos y circunstancias, sólo resta exclamar como el personaje de Carlos Fuentes en una de sus novelas: “¡Ni modo, aquí­ nos tocó vivir y qué le vamos a hacer!”… Y a madrearnos todos, pues, y sin clemencia, porque nadie podrá cerrar la puerta…