Con todo y que la protección civil solo existe de hecho en temporadas de lluvias, por ejemplo, la titular, Noemí­ Guzmán, ha sido estable en la secretarí­a y ha permanecido los 42 meses del sexenio.

De igual manera como Marco Antonio Aguilar Yunes como secretario de Trabajo y Previsión Social, quien, bueno, su trabajo ni siquiera figura en la agenda pública. Como un cerito a la izquierda. Quizá porque con los extraordinarios salarios, los trabajadores de norte a sur están felices con los patrones.

Con todo y que la inseguridad en Veracruz ha trascendido en el paí­s y en extranjero, cuando fuera declarada el rincón más peligroso del mundo para el ejercicio reporteril, el coronel Arturo Bermúdez Zurita se ha conservado, contra viento y marea, en la secretarí­a de Seguridad Pública.

De ahí­ pa”™lante, el gabinete legal del jefe máximo ha sufrido demasiados embates. Por ejemplo, SEFIPLAN, se insiste, con cinco titulares. SEGOB, con dos. Desarrollo Social, tres. Desarrollo Económico, dos. Contralorí­a, tres. SIOP, antes SECOM, cuatro. La procuradurí­a, tres. Salud, dos. Turismo, dos.

Así­, mientras en ocho secretarí­as la movilidad ha sido la constante, en sólo cinco se han mantenido los mismos capitanes al frente de la nave.

Pero…

MUCHOS CAMBIOS EN TAN POCO TIEMPO

De acuerdo con las versiones, en cuatro de las cinco secretarí­as, digamos, estables, estarí­an a punto del primer cambio.
Adolfo Mota, candidato priista a diputado federal por Xalapa rural, si es que Érika Ayala, ex secretaria y presidenta del CDE del PRI, lo permite.

Noemí­ Guzmán, candidata a legisladora por el distrito de Coatepec.

Marco Antonio Aguilar Yunes, por Córdoba, si es que Juan Antonio Nemi Dib fuera rebasado, con todo y su genialidad polí­tica.
Y Érik Porres Blesa, por el distrito de Orizaba.

De ser así­, entonces, solo una secretarí­a, Seguridad Pública, la más volcánica y turbulenta, quedarí­a como la más resistente cumpliendo al pie de la letra el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2016.

Pero, además, el gabinete legal del gobernador quedará como el más inestable de todos los tiempos.

Sin contar que a la fecha 56 funcionarios han sido despedidos, removidos y enrocados, dejando la misma percepción de un profesor cuando reprueba al 51 por ciento del salón de clases.

LA HORA DE LA SOLEDAD

De acuerdo con la novela “Si el águila hablara” de Miguel Alemán Velasco, el sexto año de gobierno es el más difí­cil. Es el fin del sexenio. La hora de irse. El momento cuando todo mundo busca acercarse al nuevo tlatoani, el sucesor, para enrolarse. Muchos son los que se van. Pocos, excepcionales quienes se quedan al lado del jefe máximo.

Y por eso mismo, el gobernador corre el riesgo de quedarse solos. Mejor dicho, se queda solos. Se vuelve el polí­tico solitario de palacio. La hora de la lealtad.

Y por eso, hacia el quinto año, el jefe máximo necesita rodearse de los amigos leales a prueba de bomba, aquellos que por ningún motivo lo abandonarán, porque, además, las traiciones florecen y multiplican como los hongos y la humedad.

Y, bueno, si en los últimos tres años y ocho meses de gobierno, Duarte ha cambiado a más de 50 funcionarios, quizá habrá llegado la hora de un equilibrio, la serenidad, la prudencia, la frialdad para nombrar al gabinete que sea necesario.

Cierto, los que se van, por ejemplo, de candidatos a diputados federales, y gana, vuelven a treparse en la cresta de la ola, y comienzan un nuevo ciclo de lealtades.

Pero con todo, en el palacio suena la hora de la soledad, porque, además, el futuro es incierto. En 3 años con 8 meses, por ejemplo, Fidel Herrera ha seguido en la banca, y aun cuando de acuerdo con las versiones dejó el poder, pero dejó de ser pobre, necesita el poder polí­tico para sentirse vivo.

Y por eso su Maximato.

Es hora de que Duarte se corte el cordón umbilical y piense en su destino, lleno de autonomí­a e independencia, la libertad como atributo superior de vida, y también, defina con una lupa a su equipo, porque parte de sus amigos (Fernando Chárleston junior, Gabriel Deantes Ramos, Édgar Spinoso Carrera y Salvador Manzur Dí­az, entre otros) quedaron en el camino…