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Viernes 01 agosto, 2014

SEDESOL, al despeñadero

•Los pobres de cada sexenio
•Clave, enseñar a pescar...

I

La Secretarí­a de Desarrollo Social de la exmarxista-lenista, Rosario Robles Berlanga, la fogosa pareja del playboy argentino Carlos Ahumada, publica un folleto sobre la llamada “Cruzada nacional contra el hambre” al cumplirse un año de que el peñismo la lanzara.

Luis Velázquez

Se trata de un balance. Pero en el balance predomina un hecho sustancial: en vez de enseñar a pescar a los miserables, pobres y jodidos, la SEDESOL ha optado por darles el pescado.

Y así­ a ningún destino social, económico, educativo, de salud y laboral se llega.

Alardean, por ejemplo, del número de niños que de norte a sur del paí­s todos los dí­as tienen un desayuno garantizado, para “eliminar la desnutrición infantil y mejorar los indicadores de crecimiento en la primera infancia”.

¡Ah!; pero en las regiones indí­genas todaví­a siguen muriendo los menores de una diarrea, un dolor de cabeza, la anemia y la desnutrición.

Claro, se dirá que en 12 meses resulta inverosí­mil lograr tales resultados.

Tampoco a largo plazo.

Está visto y comprobado que cada presidente de la república, cada gobernador, cada alcalde… trae su librito y se sienten Hernán Cortés descubriendo América, mientras el sucesor olvida por completo sus programas e inicia otros.

Lo mismo puede escribirse, por ejemplo, de la participación social para “aumentar la producción de alimentos y el ingreso de los campesinos y pequeños productores agrí­colas”.

Bastarí­a recordar que Robles Berlanga soñó en la carrera universitaria con que la dictadura del proletariado de Carlos Marx y Federico Engels llevarí­a a los campesinos al ejercicio de poder en la vieja Rusia y nunca ocurrió y, por tanto, su utopí­a de una vida digna, una mejor calidad de vida para las familias, fue descarrilada.

Tampoco prosperó la utopí­a, por ejemplo, de Emiliano Zapata en Morelos ni de Panchito Madero, vaya, en su hacienda.

Mucho, demasiado lograrí­a la SEDESOL si cuando menos sentara las bases para que de cara hacia el futuro algún pueblo por ahí­, en el estado de México de Enrique Peña Nieto, pasara de clase baja a clase media como cacarearon los ideólogos socialistas del duartismo: Juan Antonio Nemi Dib y Marcelo Montiel Montiel con Mixtla de Altamirano.

II

En una danza vibrante de números y estadí­sticas hablan también de que las mujeres “pueden estar seguras del futuro de sus hijos por contar con el seguro de vida para sus familias”.

Se ignora si en medio del triunfalismo la SEDESOL olvida exprofeso la historia: cada sexenio el presidente de la república que llega cambia las reglas del juego. Cada quien llega con su librito.

Incluso, aun cuando tal programa estuviera sostenido en un clausulado jurí­dico, la historia prueba que con todo han sido modificados.

La euforia, pues, apenas y dura un sexenio. Mejor dicho, menos de un sexenio, pues el último año se va en amarrar el candidato presidencial a modo y ganar la elección en las urnas.

III

La secretarí­a dedica una plana para referirse a los 14 productos básicos en una despensa: Sardinas. Atún. Avena. Leche en polvo. Huevos, etcétera. Todo con un costo de 638 pesos.

Por ejemplo, en la sierra de Zongolica la jornada campesina la pagan en 70 pesos desde antes de que el sol aparezca hasta cuando la luna ilumina el surco.

Una semana de jornada significa 420 pesos, es decir, menos que el costo de la despensa en las tiendas Diconsa.

Por eso habrí­a de preguntarse sobre la factibilidad de tal despensa de SEDESOL en Diconsa, además el tiempo que dura, además considerando que un matrimonio en Zongolica, como ocurre en otras regiones étnicas, tiene cuatro, cinco, seis hijos.
Es decir, seis manos que al mismo tiempo se extienden al centro de la mesita de madera para buscar una tortilla.

Un paí­s dibuja la SEDESOL con su folleto sobre el primer año de la “Cruzada nacional contra el hambre” y otra nación existe en los hechos concretos y especí­ficos de todos los dí­as.

IV

Sin educación primordial, sin capacitación a los campesinos, mujeres y hombres, sin fuentes de empleo en los pueblos de origen de los pobres y los jodidos, sin enseñar a pescar, la SEDESOL camina al despeñadero.

Además, los jefes de familia seguirán migrando a la frontera norte y Estados Unidos a buscar un empleo pagado con salarios justos.

El folleto de Robles Berlanga solo sirve para la propaganda populista y mesiánica.

Pero, bueno, “no te preocupes, Rosario”… pues en Los Pinos te quieren.


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