Las caras de los Namikos
•Una fue la actitud de la Comisión de Atención a Periodistas en el caso de Claudia Guerrero y otra, opuesta en años luz, en el caso de Maryjose Gamboa
El lector de periódicos mira el diario digital. Por ahí, una nota con una foto en medio del bosque informativo. La reportera Claudia Guerrero camina a la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales y en Atención a Denuncias Contra Periodistas.
Va acompañada de la directora jurídica de la Comisión de Atención a Periodistas de los Namikos, Estrella Jiménez Mayo. También, oh sorpresa, oh paradoja, de la presidenta, la doctora Rocío Ojeda Callado, la aguerrida y combativa lideresa estudiantil en sus años en la FACICO. “La pantera” le llamaban porque vestía pantalón de cuero y chamarra de cuero y un peinado tipo Rarotonga, la seductora mujer de color de Yolanda Vargas Dulché.
Luis Velázquez/Foto tomada de Fotover
Así, custodiada por la presidenta y la abogada, camina al Ministerio Público para interponer una demanda contra los 400 Pueblos y su líder milenario, César del íngel. En dos ocasiones la han atacado. En su oficina y en su casa.
He ahí, pues, el respaldo institucional de los Namikos. Antes, en otros tiempos, se tiraron al piso para avalar al secretario de Seguridad Pública, cuando amenazó con la cárcel al fotógrafo Félix Márquez por aquella secuencia gráfica de “Las autodefensas” en el poblado “El inglés” de Tlalixcoyan, donde inician los Llanos de Sotavento, el emporio agrícola de exportación con que soñara Agustín Acosta Lagunes.
Ahora, sin embargo, los Namikos marchan al lado de Claudia Guerrero. Quizá, en una legítima defensa. Acaso, solidarios. Quizá, por relaciones amicales. Acaso, para manifestarse tal cual.
Y, en contraparte, el caso de María Josefina Gamboa, que atropellara y quitara la vida a un joven de 30 años, José Luis Burela López, egresado también de la facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, donde Rocío Ojeda fuera directora en un par de cuatrienios y es académica de tiempo completo.
De entonces a la fecha, en ningún momento los Namikos la han visitado en el llamado “penalito”. Tampoco han publicado una foto a su lado. Menos, el servicio de la abogada de la Comisión.
Bueno, el silencio. Y el silencio también es un lenguaje, incluso, más simbólico, más significativo, que el idioma hablado.
UNA OFICINA MíS DEL GOBIERNO DE VERACRUZ
Ni hablar. En su nacimiento la Comisión de Atención a Periodistas lleva su estigma. Fue creada por el duartismo. Incluso, desaparecieron el Colegio de Periodistas que fuera creado por Miguel Alemán y ratificado por Fidel Herrera.
Y por eso mismo, son un apéndice más, una oficina más, del gobierno de Veracruz. Los 20 millones de pesos anuales de presupuesto los aporta la Secretaría de Finanzas y Planeación.
Y, bueno, de acuerdo con Carlos Marx, “el que paga… manda”.
Y más, como en el caso de la Namiko, la tía política de Érick Lagos, secretario General de Gobierno, que se soñó presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos; pero como el arzobispo Hipólito Reyes Larios se le atravesara con su candidato el yucateco Fernando Perera Escamilla, luego de defender al “Lobo siberiano”, se resignó con la Comisión de Periodistas.
Tal cual… podría entenderse la impunidad sobre los 10 reporteros y fotógrafos asesinados, más los cuatro reporteros de policía desaparecidos, cuya investigación permanece en el limbo. El archivo, claro, empolvándose.
Y, por supuesto, de cara al futuro, en el cuarto año de gobierno, tales crímenes quedarán igual que los asesinatos de trabajadores de la información en el fidelato y en el alemanismo.
José Miranda Virgen, 16 de septiembre de 2002. Raúl Gibb Guerrero, 8 de abril, 2005.
Hugo Barragán Ortiz, 1 de noviembre, 2005. Roberto Marcos García, 22 de noviembre, 2006.
Luis Daniel Méndez Hernández, 22 de febrero, 2009, en Huayacocotla, reportero del noticiero de la estación de radio “La poderosa”.
Nunca fueron esclarecidos. Es más, ni siquiera, vaya, los Namikos tendrán referencia y eso que la titular es, dicen, una investigadora académica de la Universidad Veracruzana, que es, como se sabe, una forma civilizada de vivir.
LA FELICIDAD DE LAS BUENAS CONCIENCIAS
Hubo, claro, claro, claro, por ahí un tibio boletín, rueda de prensa, algo así, de los Namikos sobre Maryjose.
Pero, bueno, si se coteja con la foto de Claudia Guerrero (¡y qué bueno que la acompañaron!) con Rocío Ojeda y la directora jurídica, existe una distancia kilométrica, años luz, en la política-política.
De entrada, que desde “arriba” les habría sido ordenado porque, bueno, los encuerados de César del íngel perturban a las buenas conciencias mostrando sus lonjas y sus pobrezas genitales.
Y como a la secretaría de Seguridad Pública y al procurador metro… nunca, jamás les ha interesado rendir cuentas sobre los reporteros y fotógrafos asesinados, el capítulo está cerrado y los Namikos apuestan a que el tiempo olvide al olvido mismo.