Habí­a otro aspirante y suspirante. Se llama Germán Yescas. Fue diputado local. Y ni hablar, quedó fuera, cuando las elites azules se pusieron de acuerdo y lo excluyeron, quizá, por irreverente, acaso porque de pronto, y aun cuando él mismo llamaba a la unidad, se alió con Miguel íngel Yunes Linares, el enemigo público número uno, desde hace 20 años, de Fidel Herrera.

Yescas inició duro y tupido en el alma panista de norte a sur de la tierra jarocha. Caminó dí­a y noche. Dormí­a en la carretera. Llegaba al hotel, solo con su fiel escudero, Ulises Montes Guzmán, y su par de escoltas. Levantó polvo.

Entonces, de palacio de gobierno su paisano, Érick Lagos Hernández, secretario General de Gobierno, llamó a su puerta. Seductor a partir del principio universal de que “en polí­tica lo que se compra con billete… sale barato”, quiso alucinar a Yescas.

Yescas, en cambio, marcó una raya.

Luego, Lagos le envió a Enrique Cambranis, y de igual manera, en tono cordial y respetuoso, dijo que seguirí­a por la libre, atrás, digamos, de la unidad.

Iba bien. Los panistas del norte de Veracruz se uní­an a su proyecto.

Uno, el inmediato, ganar la presidencia.

Dos, convertir al PAN en un partido más fuerte.

Tres, ganar la gubernatura en el año 2016.

Cuatro, pintar una raya de autonomí­a e independencia y libertad y dignidad como partido polí­tico opositor al priismo y al gobierno de Veracruz.

ENTREGÓ SU CAPITAL POLíTICO A YUNES

Érick Lagos llamó a su puerta por segunda ocasión y se mantuvo leal a sus ideales, principios y convicciones.

Cambranis, en cambio, tuvo uno, dos, tres, cuatro y cinco candidatos a la presidencia. Supo, quizá, que ninguno le verí­a el polvo a Yescas.

Pero un dí­a, cuando Gustavo Madero andaba en campaña nacional para reelegirse como presidente del CEN del PAN, anunció su periplo en Veracruz.

Y Yescas fue tocado una vez más. Cambranis, y su jefe, Érick Lagos, estaban con el senador Ernesto Cordero, por una sola razón: empujar a Cordero, porque para entonces, Yunes Linares ya se habí­a unido a Madero.

Y una vez más, Yescas marcó la raya.

Pero…pero entonces tomó una decisión grave que sin duda lo empinarí­a: se alió con Yunes. Y su capital polí­tico se lo entregó a Gustavo Madero.

Incluso, de pronto, en ese trance, hasta el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, aspirante a la candidatura presidencial del PAN en el año 2018, amigo de Yunes Germán Yescas tení­a casi amarrada la presidencia del CDE del PAN, como él mismo alardeaba. Pero cometió un error polí­tico: aliarse con Yunes Linares, el enemigo público número uno de Fidel Herrera. Y desde palacio lo descarrilaron… desde la profe Elba Esther Gordillo, le envió a los suyos.

Yescas sintió que navegaba en la luna.

Es más, hasta llegó a pensar que si el candidato de Cambranis, quien fuera, tendrí­a el respaldo del gobierno de Veracruz para el CDE del PAN, él mismo tendrí­a, en cambio, a Moreno Valle.

Habrí­a, en todo caso, una elección de Estado. El góber de Puebla contra el góber de Veracruz. Y viceversa.

NI MODO, YESCAS, SÓLO CON MADRAZOS SE APRENDE

El dí­a que Yescas pactó con Yunes, ese dí­a escribió su destino apocalí­ptico. Mejor dicho, su descarrilamiento.

Si Yescas quedaba, entonces, el enemigo número uno del góber fogoso y gozoso, y también, de “Los niños infieles” se treparí­a a los cuernos de la luna, manejando al segundo partido polí­tico más importante de Veracruz.

Pero Yescas, hombre sencillo, nativo de una aldea, Isla, buena gente, sin malos pensamientos, bragado; pero inocente, idealista; pero sin experiencia brutal “en el proceloso mar de la polí­tica” como le llamaba Juan Maldonado Pereda, creyó que con Moreno Valle, ví­a Yunes, ganarí­a el liderazgo.

ero por debajo de las cañerí­as le dieron el susto. Enrique Cambranis pactó con Ví­ctor Serralde y Pepe Mancha, ambos examigos de Yunes Linares.

Y se dividieron el pastel.

La presidencia… para Serralde, y la secretarí­a, para Cambranis.

Y cuando Yescas aterrizó en el piso, supo que se habí­a quedado sin el hacha, la calabaza y la miel.

Incluso, ni una probadita le dieron en la planilla llamada de la unidad.

Y fue reducido a la nada. El limbo polí­tico.

Así­, Érick Lagos, secretario General de Gobierno, ganó una batalla más. Yescas despreció su mano tendida; pero al mismo tiempo, lo fregó por otro lado. Entre paisanos te veas.

Fue, pues, el peor error de cálculo de Yescas. Se alió con el enemigo de Fidel y de “Los niños infieles”, Yunes Linares, a quien por ningún motivo dejarán llegar a la gubernatura. Ni siquiera, vaya, a la candidatura.

Olvidó Yescas la historia. 20 años de fuego cruzado entre Fidel y Yunes.

Peor tantito, en la planilla de unidad otorgaron una secretarí­a por ahí­, para la yunista Gabriela Reva, funcionaria en el Ayuntamiento de Boca del Rí­o del alcalde Miguel íngel Yunes Márquez, nomás para que la planilla sea, en efecto, de unidad.
Pero eso y nada es nada. Otro madrazo más de “Los niños infieles” a Yunes.

Es más, de un vez queda claro: no obstante que el bocón de Gustavo Madero dijera en Xalapa que “ni madres que el PRI volverá a ganar la gubernatura de Veracruz”, antes, mucho antes de tal utopí­a, todos ellos habrán de pasar por los cadáveres de los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa.

Y, por supuesto, por los cadáveres de Fidel, Javier Duarte y “Los niños infieles”.

Y eso, de plano, está en chino.

Ni modo, Germán Yescas, solo las derrotas y los madrazos enseñan en la vida.

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