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Reportajes
Miércoles 23 julio, 2014

El jefe del cartel de la opacidad


El secretario de Salud anuncia millonarias inversiones para garantizar la salud pública en un Veracruz lleno de pobres, jodidos y miserables
Pero aun cuando airea las licitaciones, nunca, jamás, rinde cuentas sobre las constructoras y empresas ganadoras
¿Habrá diezmo, doble diezmo, como enseñó a sus alumnos el maestro Fidel Herrera?

El secretario de Salud es el rey de la disciplina desde que se pusiera a dieta para adelgazar. También el Récord Guinness de la honestidad desde que un minuto después de tomar posesión en la SS denunciara “una mafia médica” en el sector salud.
Por encima del dios del ego (el procurador de Justicia) se cree y siente un genio intelectual, a partir, digamos, de la chispa para encontrar el sentido del humor a todo.
Pero también es el jefe del cartel de la opacidad.

Luis Velázquez

Por ejemplo, ha publicado ene número de convocatorias para licitar obra pública y compra de equipo y adquisición de materia prima, y aun cuando cumple al pie de la letra con una parte de la rendición de cuentas, nunca, jamás, ni por error, ha informado sobre el resultado de la convocatoria para ofertar servicios.

Ningún contribuyente, pues, que paga impuestos para que el gobierno de Veracruz llegue a los cien mil millones de pesos establecidos como presupuesto anual ha conocido el desenlace de cada licitación.

Ni el nombre de la constructora y/o empresa beneficiada. Ni tampoco las razones para otorgar la licitación. Ni menos el nombre del jurado que tomó la decisión. Ni el número de compañí­as participantes.

Y, por tanto, nadie puede seguir la pista al manejo del diezmo y/o el doble diezmo tradicional en el sistema polí­tico.

Nada, pues.

Incluso, si un contribuyente, un ciudadano en general, solicita a la Secretarí­a de Salud, y en base a la ley de Transparencia y Acceso a la Información los detalles de las licitaciones, la respuesta invariable es siempre la misma:
Uno, se trata de información de seguridad nacional.

Dos, por tanto, está declarada como información reservada, confidencial y restringida.

Pero, además, al titular de la SS le ha valido porque ninguna ley lo obliga, y en el caso de las dependencias (ORFIS, Comisión de Vigilancia del Congreso, la Contralorí­a, SEFIPLAN), son cómplices y aliadas, pues están para encubrirse y blindarse entre ellos mismos.

Así­, y por añadidura, actúa el gabinete legal y ampliado del gobierno de Veracruz.

EVIDENTE TRíFICO DE INFLUENCIAS

Es más, el jefe del cartel de la opacidad de la secretarí­a de Salud, y en nombre de las facultades metaconstitucionales, se queda con todo, “hacha, calabaza y miel”.

Por ejemplo.

Una de sus últimas acciones en el año anterior, 2 de diciembre, 2013, publicó en la Gaceta Oficial la licitación pública nacional con el número LPN-103T00000-021-13 Relativo a la “adquisición de anticonceptivos para la atención de mujeres en edad fértil, programa de planificación familiar”.

En la descripción anotaba la materia prima que necesitaba la SS para el programa, entre otros insumos: dispositivos con polvo, comprimidos o tabletas, solución inyectable oleosa, grageas y ampolletas o jeringas.

Ese mismo dí­a, también publicó la licitación pública nacional con número LPP-103T00000-020-13 relativa a la “adquisición de condones masculinos para el programa de VIH/SIDA ETS, segunda vuelta”.

En la descripción detallaba que se trataba de condones de hule de látex masculino, de 190 + 10 MM, con espesor de 0.07+ 0.02 MM, tipo regulador liso lubricado.

El par de convocatorias fueron firmadas por el director administrativo de la SS, Pedro Manuel Solí­s Garcí­a.

Y, bueno, tratándose de material tan básico (anticonceptivos y condones masculinos), primero, el importe de la inversión pública fue omitido.

Pero más aún, casi siete meses después, ningún contribuyente conoció el nombre y las circunstancias de la empresa ganadora, como tampoco ha ocurrido con el montón de licitaciones publicadas en la Gaceta Oficial, lo que alimenta la duda y la sospecha, la suspicacia y la perspicacia, en el tráfico de influencias.

LAGOS Y CARVALLO COBRABAN EL DIEZMO

Por ejemplo, el 19 de febrero, 2014, anunció una inversión de mil millones de pesos para construir un hospital en Coatzacoalcos.

En el mismo mes anunció, sin precisar el monto, la ampliación de la sala gineco-obstetricia del Centro de Especialidades.

La compra de equipo médico por más de medio millón de dólares.

Y la entrega de 110 equipos de unidad móvil para hospitales y centros de salud.

Y, bueno, nadie duda de que la inversión se haya aplicado y/o esté en proceso de construcción, digamos, en el caso del hospital de Coatzacoalcos.

Pero, al mismo tiempo, y una vez más, la opacidad.

Nadie conoce el nombre de la constructora y/o empresa ganadora. Ni tampoco el jurado dictaminador. Ni la identidad de las otras compañí­as participantes.

Incluso, y en contraparte, tampoco ha expresado voluntad polí­tica, social, económica ni de salud para explicar el destino de los 72 millones 14 mil 65 pesos del Seguro Popular que fueron denunciados en la opacidad.

Y es que de acuerdo con el ritual polí­tico, desde antes del Hombre de Neanderthal, el diezmo y el doble diezmo estaban instituidos.

Es más, en una parte del sexenio del maestro de “Los niños infieles”, entre los que figura Juan Antonio Nemi Dib, Fidel Herrera, designó a Érick Lagos Hernández, primero, y luego, a Jorge Carvallo Delfí­n, para que ellos como sus secretarios particulares recibieran el diezmo que los constructores entregaban en efectivo, en una maleta color negro, con billetes nuevecitos de 500 y mil pesos, amarrados con ligas, en la oficina del góber fogoso y gozoso.


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